El rendimiento de la soja es inferior al año pasado y aunque los precios ayudan, hay que aclarar que lo que el productor recibe por su grano es un total mucho menor que los US$ 600 que se muestran en Chicago.
Este año la soja tuvo una “cosecha larga” y a esta época del año “está prácticamente terminada, solo quedan algunas chacras muy tardías o con algún problema de sequía grave. Los productores se apuraron a cosechar antes de la llegada del agua”, dijo el Ing. Agr. Jorge Andrés Rodríguez, dirigente gremial y productor de destacada trayectoria.
Respecto a la calidad, comentó que la sequía de fin de ciclo afectó a la planta e “hizo que el llenado de grano tuviera una variación importante en el tamaño”, resultando “bastante más chico que lo normal para cada variedad y eso se traduce en pérdida de rendimiento”.
En el período anterior hubo rendimientos récord y para este año se esperaba que fueran mejores de lo que finalmente resultaron. Las estimaciones a nivel nacional varían entre los 1.600 y 1.800 kilos por hectárea en las expectativas más optimistas, frente al año pasado que fue superior a las 2 toneladas, recordó.
“La seca marcó mucho”, insistió, “eso hace que los precios actuales del grano no se puedan captar en su total magnitud”, pero en esto también hay que considerar “las preventas que se hacen para cubrir costos y pagar rentas”.
“Esas preventas son a menores precios”. Por ejemplo, en la cooperativa Calmer el promedio de la preventa es de US$ 390, y si tomamos el rendimiento promedio más generoso de 1.800 kilos, “podemos ver que el margen que queda para vender la soja por hectárea para captar los precios de hoy es muy poco”.
La zafra de invierno superaría las 750.000 hectáreas
Sin embargo, si juntamos la zafra “con el invierno 20/21 el resultado es bueno porque la zafra de invierno fue excelente. Los productores apostaron a sembrar, no hubo un aumento de precios durante el cultivo, siendo de un rendimiento récord y eso hace que actualmente y a las condiciones de hoy, la gente esté tirando todas las fichas a la siembra”.
Para esta zafra de invierno “yo creo que vamos a pasar las 750.000 ha de siembra”, lo que “implicaría un crecimiento en las áreas de colza, algo que venía sucediendo y que lograría consolidarse; pero también de trigo y cebada de la mano de las oportunidades de los granos forrajeros de exportación”.
La calidad “es la espada de Damocles” de estos cultivos ya que “si no se dan las condiciones” podría haber “problemas agravados por malas condiciones climáticas como exceso de agua en setiembre y octubre lo que haría que la calidad baje”.
Pero “tener un buen precio de los granos forrajeros permite trabajar más tranquilos los paquetes tecnológicos y tratar de ajustar los rendimientos al máximo sabiendo que no vamos a tener problemas de calidad”.
Por otra parte, Rodríguez señaló que “el maíz es un cultivo que estaba creciendo mucho y tomando protagonismo con un rol fundamental. Estaba aumentando el área con muy buenos márgenes en la última zafra, el maíz de primera incluso encima de la soja, pero este año con la seca tuvo un golpe muy grande y eso va a repercutir en el crecimiento del área para el año que viene”, comentó.
Cuanta más agricultura, más viable el sistema
Rodríguez destacó que “es importante que crezcan todos los cultivos, porque más agricultura hace más viable el sistema. Veníamos hace muchos años con áreas de cultivo de invierno que salvo el año pasado no pasábamos las 500.000 ha, o sea la mitad del área agrícola era de invierno y creo que este año nos vamos a ir bastante más arriba, se está sembrando colza, cebada y algún trigo temprano”.
Ese crecimiento “contribuye a todo el sistema porque una buena agricultura de invierno permite estabilizar los suelos desde lo agronómico, pero también es importante desde el punto de vista económico porque una zafra de invierno con una buena área implica la posibilidad de más volumen y tonelaje total en granos. Eso hace que haya más fletes, más servicios y la cadena se alimenta mucho más de una zafra grande de invierno que una de verano. Así que las perspectivas que son muy buenas”.
El productor no cobra lo que indica Chicago
Recientemente las informaciones sobre el marcado de granos destacaron la inusual suba de la soja en Chicago a US$ 600 la tonelada. El Ing. Rodríguez explicó que ese es un número que impacta, pero la realidad es que el productor está lejos de cobrar tal suma.
“Cuando hablamos de los US$ 600 la gente se acuerda de la soja en el 2012” que también llegó a ese valor, pero no considera todos los ítems que se deben restar y que suman un total en el entorno de los US$ 400, lo que “da al productor un margen de unos US$ 100 tomando como referencia el precio máximo de Chicago”.
“Creer que el productor recibe el valor que indica Chicago es como decir que el productor de leche en Uruguay cobra $30 por litro porque es lo que el consumidor paga en la góndola”, subrayó.
Valor agregado de los granos
En otro orden, el Ing. Rodríguez dijo que existe “el falso concepto” de que un grano exportado como tal no tiene valor agregado.
Eso no es así y se demuestra en un trabajo realizado por la Mesa Tecnológica de Oleaginosos que indica que, de cada dólar exportado de soja, “más del 60% es valor agregado”, subrayó.
Asimismo, dijo que “en el mundo es muy difícil generar agregado de valor en la cadena, y que a la vez sea rentable, más en países como el nuestro que tienen costos elevadísimos”.
Un ejemplo es Argentina que tiene su producción de aceite, “pero ellos tienen un subsidio por la vía de la retracción que creó toda la industria aceitera y porcina” de ese país.
Robo de granos es un problema menor, pero hay que estar alertos
Hace algunas semanas, el ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca, Carlos Uriarte, visitó y recorrió Nueva Palmira, oportunidad en la que se reunió con gremiales de productores para tratar varios temas, entre ellos el robo de granos. Del encuentro participó Jorge Rodríguez quien dijo que “es un tema menor” pero que hay que “estar atentos”.
En general los productores “tienen controles a nivel de chacra y planta, pero el fragor de la zafra se presta para muchas cosas”, advirtió.
Explicó que este año “el volumen de soja es muy bajo” en comparación al año pasado y “eso hace que cada kilo valga” por lo que hay más control.
Uno de los puntos vulnerables es la entrada al puerto de Nueva Palmira, donde “se concentran todos los viajes” que “van generando los lugares de acopio” y además esa zona cuenta áreas de campo grandes.
De todas formas “el volumen” implicado en esas maniobras “es muy bajo. Se ha logrado una muy buena acción de información y coordinación” y “es un tema muy menor. El planteo (al ministro) era para estar alertas y tener los canales y las alarmas encendidas para identificar potenciales problemas”.
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