La ausencia de rutinas saludables y la falta de contacto social desencadenaron el aumento de consultas relacionadas a la salud física y mental de los niños. Especialistas y familias de la escuela pública señalaron a La Mañana la importancia de que los niños estén en el espacio educativo cumpliendo los protocolos y desde ANEP indicaron que se realizan instancias de consulta para encontrar las mejores soluciones para todos.
El pasado lunes 7 de julio los alumnos de primero, segundo y tercer año de las escuelas públicas de Montevideo, Canelones y Salto volvieron a sus aulas. El miércoles 2 de julio, el ministro de Educación y Cultura, Pablo da Silveira, y el presidente del Consejo Directivo Central de la Administración Nacional de Educación Pública (Codicen-ANEP), Robert Silva, anunciaron en conferencia de prensa las fechas de retorno a las clases presenciales. Se aguarda que el próximo 14 de julio retornen a la presencialidad los estudiantes de cuarto, quinto y sexto año de todo el país, menos los de los departamentos de Montevideo y Canelones, quienes lo harán el 21 de junio.
El retorno a clases presenciales que estaba previsto en su momento para el 3 de mayo se había vivido con ansias y expectativas por parte de alumnos y docentes. Esta fecha debió ser postergada debido a la situación sanitaria. Finalmente, con un plan de retorno progresivo y medidas sanitarias mediante, cientos de niños pudieron volver a ocupar nuevamente sus bancos.
Por un lado, los expertos y los estudios científicos señalan los beneficios de ir a la escuela en el desarrollo psicológico y social de los niños. Por otro, asegurar un entorno libre de contagios es uno de los desafíos que debe enfrentar la educación pública en colaboración con los padres de los alumnos. Qué sucederá con el virus más adelante, es una respuesta que aún no se devela.
Adaptación en tiempos de crisis
Desde la llegada del coronavirus, los cambios en las rutinas no escaparon a nadie en el mundo, y tampoco lo hicieron en los niños de Uruguay. De un momento al otro, los pequeños debieron adaptarse a las nuevas plataformas de enseñanza, a tener clases desde un dispositivo, a tener encuentros esporádicos con sus compañeros, a no jugar más en los recreos, a no asistir a un salón ni ver a su docente.
Durante el pasado año, alumnos de las escuelas públicas urbanas asistieron a las aulas en promedio 63 días, frente a los 180 días aproximadamente que tiene un año lectivo. ¿Cuáles son los efectos secundarios que tienen en los niños las medidas relacionadas a la no presencialidad? Para la Dra. Gabriela Garrido, Directora de la Cátedra de Psiquiatría Pediátrica del Hospital Pereira Rossell, la salud mental de los niños y adolescentes se encuentra en una “urgencia”. En entrevista con La Mañana, dijo que los niños, los padres y los docentes “están agotados”.
El escenario, señaló, ya no es el mismo que el de marzo de 2020 y “todo lo que se pudo hacer ya se hizo”. A la mitad del 2021, los niños se encuentran desmotivados y algunos lo expresan plenamente. “Lo único que me va a mejorar es la presencialidad”, aseguró Garrido que mencionan algunos niños.
Las consultas en puerta aumentaron y todavía el nivel de primera atención no está abierto totalmente, por lo que es posible que los menores carguen otros niveles de mayor complejidad. De esta forma, las consultas de emergencia están relacionadas a cuadros de ansiedad o depresión, donde aparece a partir de entre los cinco y siete años el miedo a enfermar o incluso a la muerte propia o la de sus padres. “Este miedo se está incrementando en este contexto donde los niños están expuestos a información constante pensada para la población adulta”, sostuvo Garrido.
También se están dando problemas de atención en los aprendizajes y problemas de sueño, que responden a dificultades con la actividad diurna. Por su parte, los niños que tienen tendencia a ser más activos, al tener que frenar su impulso por verse recluidos en espacios que pueden ser pequeños se enfrentan a situaciones que son de riesgo, sobre todo relacionados a problemáticas que tienen que ver con la violencia. “Hace mucho tiempo que está instalado este problema y la pandemia lo ha incrementado”, explicó Garrido.
A este escenario se le suma una “brecha enorme en los procesos de aprendizaje” que depende directamente a la situación en la que vive un niño. La organización del tiempo y el espacio en la vida cotidiana ha perdido el equilibrio. “Hoy los niños pueden aprender en la cama, comer a cualquier hora, usar la pantalla de forma ilimitada, entre otras cosas, y eso insume que volver a instalar rutinas va a ser un desafío”, observó la psiquiatra. A la vez, señaló una brecha entre los alumnos de escuelas públicas y privadas relacionadas a recursos humanos y edilicios.
En el caso de los adolescentes, se ven problemáticas severas de ansiedad, de espectro suicida, aislación y de apatía ante la vida. La especialista señaló problemas en la deserción estudiantil de alumnos de secundaria ante la desmotivación. “Sabemos que el estar fuera del sistema educativo es de los factores de mayor impacto en el intento de autoeliminación”, aseveró.
Por otra parte, Garrido indicó que el actual escenario no fue el primero en la historia de nuestro país que instaló desafíos en la salud mental de los niños y, sin ir más lejos, se refirió a la crisis económica del año 2002.
“En ese entonces hubo hambre, la gente vendía las cocinas y pasó a depender de una olla popular en algunos casos, y de sus propios horarios. Se perdió el régimen de rutina familiar, lo que genera una desorganización en el funcionamiento de los niños. Más tarde se presentaron problemas conductuales relacionados al control de las emociones, expresiones exageradas de irritabilidad que repercuten en los aspectos del funcionamiento cerebral y que generan un aumento de los corticoides que determinan alteraciones primarias en el sistema nervioso”, explicó. En concreto, vivir una situación de crisis durante la infancia no solo repercute en problemas de aprendizaje, sino en temas relacionados a la conducta, a la relación con lo afectivo y a los componentes del desarrollo. “Vamos a tener que trabajar duramente y poner mucho en esto”, señaló la doctora.
Las problemáticas de salud y los protocolos en las escuelas
En tanto, Catalina Pinchak, presidenta de la Sociedad Uruguaya de Pediatría, dijo a La Mañana que el espectro social es muy importante para el niño, además de la protección. Si bien indicó que cada menor vive de una forma distinta su rutina, dijo que en las consultas diariamente se ven consecuencias producto de la no presencialidad, pero que las consecuencias de mediano y largo plazo se determinarán con el paso del tiempo puesto que, como se menciona más arriba, incertidumbre es la palabra que define toda la situación.
Respecto a las consultas pediátricas, Pinchak mencionó que los casos más frecuentes están relacionados con un aumento “exponencial” del peso, dolores musculares relacionados con el uso de la pantalla y con la tristeza. Respecto a esto último, ilustró: “A través del dibujo –donde resalta la utilización de los colores grises, negros o blancos, hemos constatado casos de melancolía, de sentimientos de soledad y de la necesidad de sociabilización”.
En cuanto a la utilización de pantallas, la pediatra llamó a utilizarlas con responsabilidad, puesto que son un punto de contacto del niño con sus pares, aunque su uso debe darse en un marco de control por parte de un adulto. “El niño que está todo el día en el sillón debe realizar actividades, porque las consecuencias están relacionadas con la salud mental, el estímulo y la autovaloración, ya que un niño que está siempre frente a una pantalla se estresa”, dijo.
Por otra parte, consultada si los protocolos sanitarios dispuestos por Primaria son los correctos, la pediatra aseguró que sí y que están de acuerdo con los mismos. Indicó que en los niños los cuadros de coronavirus son más leves y que, en la mayoría, no tienen síntomas y, si lo hacen, están relacionados con cefalea, dolores musculares difusos o dolor de garganta. Aunque también apuntó que “se dan casos de cuadros moderados y algunos severos, pero son muy reducidos”.
El desafío de la presencialidad sostenida
En tanto, desde el colectivo Familias Organizadas de la Escuela Pública expresaron su preocupación por la no presencialidad de los niños en las escuelas “frente a la priorización de la movilidad de otros sectores” de la sociedad en una carta enviada al presidente de la República, Luis Lacalle Pou, el pasado 1 de junio. En este sentido, Gabriela Sarasúa, integrante de la mesa coordinadora de la organización, dijo a La Mañana que ven con buenos ojos el retorno a las aulas pero que aún falta inversión. “Hay que dar soluciones distintas para mantener la presencialidad, porque sabemos que en muchas escuelas no hay condiciones adecuadas. Estamos pidiendo una presencialidad más cuidada. Hay escuelas que, sabemos, las ventanas no abren porque son ventanas viejas”, aseguró.
A la vez, indicó que realizaron un relevamiento sobre las impresiones de las familias, que arrojó que la educación a distancia está siendo cada vez más difícil de sostener. “Hay familias que pueden sostener la educación a distancia, pero otras no. Lo único que se está generando son enormes brechas entre los niños que tienen las condiciones adecuadas y los que no”, dijo Sarasúa.
Además, mencionó que desde Familias Organizadas de la Escuela Pública solicitaron al gobierno el adelanto de las vacaciones de invierno y primavera en pos de la baja de la movilidad y el descenso de contagios.
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