Un reciente y más que cuestionable informe de la televisión alemana sobre la libertad de prensa en Uruguay me trajo a la memoria unas reflexiones de Rodó en la materia.
A principios de la primavera de 1914, unos meses después del pistoletazo desencadenante de la guerra europea, Rodó había dejado el diario El Plata. Ahora se desempeñabacomo redactor en El Telégrafo, otro periódico montevideano de Santiago Fabini, hermano mayor del gran compositor.
En una nota publicada el 24 de setiembre y que unos años después sería recogida en El camino de Paros, explica a su criterio «Cómo ha de ser un diario».
Por cierto que se refiere a una restricción de aquella información que entiende «perniciosa y brutal». Como ejemplo, las noticias relacionadas con actos de criminalidad. Advierte una propensión a describir situaciones crueles y perversas con gran detalle. Y anota que «el crimen, el vicio, la degeneración, deben […] ser motivos de enseñanza, de ejemplo negativo». No se trata de halagar al lector vulgar, sino de hacer docencia. Pone especial énfasis en el fenómeno del suicidio y su efecto contagioso. Estaba fresco todavía el desgraciado fin de Irma Avegno y entre sus consecuencias, el debate sobre el suicidio. Poco ha cambiado desde que el diario católico El Amigo del Obrero rechazaba la «glorificación del suicidio» y otros actores lo veían como «un recurso supremo de liberación».
Una libre convención
Prefiere Rodó, más que una limitación legal una «libre convención de periodistas», sobre todo porque lo impuesto siempre puede ser objeto de burla a través de la alusión, arte que tan hábilmente maneja el lenguaje periodístico. El mensaje siempre es el mismo: vencer con honor, convencer; no obligar. Libertad responsable que, por otra parte, es la única posible.
Otra de sus preocupaciones es la publicación de las actas de los lances de honor. No cree que eso los elimine porque la cultura del duelo estaba fuertemente arraigada. Y con gran videncia afirma: «la ley debe suprimir o modificar la sanción penal de un delito que no lo es dentro de las costumbres y los sentimientos que hoy prevalecen». Seis años después se aprobaría la Ley de Duelos en vigencia hasta 1992. Pero la prensa debe abstenerse de fomentarlo, dice. La realidad marcará lo contrario, aunque de modo bifronte: mientras los editoriales combatían el duelo, las actas seguían publicándose acompañadas de fotografías y comentarios.
Femeninas
En 1917 serán las organizaciones femeninas, más prácticas, las que tomarán esas banderas rodonianas. El fallecimiento de Rodó motivó diversos homenajes. El previsto por la Universidad integrará al comité organizador a tres señoras: Bernardina Muñoz de De-María, Carmen Cuestas de Nery –hija de Juan Lindolfo Cuestas y esposa del Dr. Carlos Nery– y Margarita Sierra de Sánchez.
Estas damas habían sido designadas por el Consejo Nacional de Mujeres. Ese mismo año, bajo el impulso de la Dra. Paulina Luisi, se había conformado esta asociación que era presidida por esta ilustre profesional. La intención era constituir otra rama del Consejo Internacional de Mujeres. A la fecha de la fundación de la filial uruguaya, había solo dos organizaciones similares en América: en EE.UU. (1888) y en Argentina (1890).
¿Y que perseguían estas señoras desde sus organizaciones? La Dra. Luisi nos lo explica: «llevar siempre en alto la divisa generosa del Consejo [Internacional]: No para ellas mismas sino para la humanidad». Por si no queda claro afirma: «la acción de la mujer es la única que puede asegurar con firmeza la prosperidad de la familia y de la sociedad». Y cuando habla de prosperidad se refiere no solo a la economía sino «al curso favorable de las cosas» en la 2a. acepción del DLE.
Los Consejos de cada país comunicaban sus actividades a través de revistas o boletines. En Uruguay se publicaba Acción Femenina. El No. 4 contiene la «Memoria del Consejo Nacional de Mujeres del Uruguay Correspondiente al año 1916-1917». Allí se informa de las gestiones para eliminar la crónica roja de los diarios. Lo mismo que sostenía Rodó años antes. Los argumentos no varían, aunque están más desarrollados. Se trata de evitar tres males: el de la identificación con el suicida o el vengador; el de imitación de los modelos delincuenciales; y el de imitación por vanidad. En realidad, es el mismo fenómeno de base aunque tenga distinta motivación. A diferencia del más limitado planteo de Rodó, aquí se incluyen las conductas criminales vistas «en diarios, en cines, en libros de detectives». Por lo que se resuelve visitar al presidente del Círculo de la Prensa y plantear sus reclamos.
También, se solicitaría al gobierno la fiscalización del cine para niños. Un cine que «desnaturalizado por especuladores en base de halago a instintos malsanos […] se ha transformado, la más de las veces en espectáculo inmoral, antiestético, degradante y disolvente del verdadero espíritu social», (Acción Femenina, mayo-junio 1918).
El porvenir de la raza
El Consejo buscó «agrupar en una asociación a todas las sociedades que se ocupan del bienestar y perfeccionamiento social e individual de la mujer y del niño». Entre las primeras adheridas estaba la Liga contra el Alcoholismo. «Como mujeres y como madres, tenemos el deber de velar por el porvenir, de la raza», dicen en su solicitud a las autoridades pidiendo «el cierre de los despachos de bebidas y la prohibición absoluta de su venta al detalle […] en los días feriados».
Aclara la Dra. Luisi que el rol del Consejo Internacional es solo permitir la fluida comunicación con las asociaciones nacionales en temas relacionados con el «bien de la familia y de la sociedad. No está organizado con el interés de servir a ninguna propaganda [sic]».
Para gestionar la inclusión en este órgano nucleador se designa a Teresa Santos de Bosch –hija del Cap. Gral. Máximo Santos y esposa del Dr. Isabelino Bosch– radicada en ese momento en Francia. Doña Teresa, que escribía bajo el seudónimo de Fabiola, informa del éxito de sus gestiones en agosto de 1917. Se había dirigido a la marquesa de Aberdeen, virreina de Irlanda, presidenta del Consejo Internacional, y le había remitido los quinientos francos correspondientes a la inscripción. Pero no solo a eso se limitó la estancia europea de Santos de Bosch. Abordaremos el tema en próxima nota.
Los tiempos han cambiado. La web del Ministerio de Cultura argentino informando las reivindicaciones feministas para este covidoso Año de Gracia incluye: «la superexplotación del trabajo que la crisis pandémica impuso a mujeres, lesbianas, bisexuales, travestis, trans y no binaries, la falta de medidas de prevención para evitar los femicidios de parte de una justicia patriarcal, el cupo laboral trans…».
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