Aseguran que son frecuentes los tiroteos entre bandas criminales rivales de la zona que, en muchos casos, dejan como resultado víctimas inocentes. El reciente caso del asesinato de Matías Germano estremeció a los vecinos que piden justicia. En este barrio del noreste capitalino la tasa de rapiñas cada 100 mil habitantes es la mayor del país, triplicando la media nacional.
Matías Germano, de 28 años, salió de trabajar del Club Ciclista Fénix quince minutos después de las 21 hs. el martes 25 de mayo y fue caminando hacia su casa del barrio Vista Linda, en la zona de Flor de Maroñas. A las 21:30, al llegar al cruce de Jiménez de Aréchaga y Del Fuerte, Matías quedó en medio de un tiroteo entre dos bandas criminales y recibió un disparo en el tórax que le quitó la vida.
Lorena, su hermana, se enteró de la muerte de Matías recién a las 9 de la mañana del otro día. “Salimos a buscar a las comisarías, nadie nos llamó”, dijo Lorena en conversación con La Mañana. A su vez, aseveró que en la noche en la que sucedió el lamentable episodio, vecinos de la zona realizaron un total de 17 llamadas al 911 alertando sobre un fuerte y sostenido enfrentamiento a balazos en esa cuadra. No obstante, no fue la policía sino un vecino que llegaba de trabajar a la medianoche quien vio tendido en la calle el cuerpo de Matías Germano. El primer patrullero y la ambulancia llegaron recién a las 00:10 manifestó la hermana de la víctima. “Estuvo dos horas y medias tirado”, denunció con indignación.
La familia de Matías poco sabe de los pasos de la investigación que está a cargo de la fiscal de homicidios de 3er turno, Adriana Edelman. Lo único que tienen claro, tanto la familia como los vecinos de Flor de Maroñas, es que la muerte de Matías se debió a una bala perdida de uno de los tantos tiroteos que hay todos los días en la zona. “Todos los vecinos saben quiénes son, pero claro, los vecinos tienen miedo, porque son bandas que vos hablás y te tirotean la casa”, alertó Lorena.
Comentó la situación de la familia de un muchacho asesinado meses atrás, que tuvo que abandonar el barrio luego de sufrir una balacera en el frente de su casa. Durante los últimos meses la seccional 25 de Flor de Maroñas recibió varias denuncias de vecinos atemorizados por ataques a balazos de delincuentes.
En el caso del homicidio de Matías, un adolescente de 16 años ingresó minutos después del tiroteo con una herida de arma de fuego en una pierna. Si bien los vecinos saben que el menor estuvo involucrado en el enfrentamiento, este no hizo ninguna denuncia y se negó a declarar ante la Fiscalía de Menores.
Por otra parte, la fiscal Edelman también investiga la procedencia de los cinco casquillos encontrados en la zona del crimen que tenían el distintivo del Ministerio del Interior que, en primera instancia, se presume son producto de las tantas armas de reglamento robadas a oficiales policiales en los últimos meses.
Otras víctimas de “balas perdidas” en Flor de Maroñas
Los tiroteos entre bandas criminales en Flor de Maroñas se hicieron cada vez más frecuentes desde 2018, constatándose su punto más álgido en el segundo semestre de 2019 con una seguidilla de enfrentamientos que dejó varias víctimas mortales.
En junio, un bebé de tres meses falleció al ser alcanzado en la cabeza por un balazo, en el cruce de Juana Manso y Eusebio Vidal, cuando se encontraba en el interior de un auto junto a su madre y quedaron en medio del fuego cruzado. En setiembre, en Juana Manso y Cochabamba, una mujer de 30 años murió al ser herida con un arma de fuego, también al quedar en medio de una balacera.
Los tiroteos no solo ocurren de noche, comentan los vecinos de Flor de Maroñas. Lorena Germano aseguró que hace tres meses ocurrió un fuerte enfrentamiento a tiros a las 16:30, en las inmediaciones de la plaza del barrio donde estaba “lleno de gente” en la Policlínica Solidaridad y había niños saliendo de la escuela y el CAIF.
Por eso los vecinos de Flor de Maroñas se movilizaron en varias oportunidades para reclamar por mayor presencia policial (que aumentó en las últimas semanas), mayor iluminación en las calles y la instalación de cámaras de videovigilancia en la zona para que se puedan esclarecer este tipo de hechos (que la mayoría quedan sin resolver) que suelen carecer de testigos presenciales.
Usurpaciones violentas
En octubre del año pasado, una familia denunció que fue desalojada de su casa a punta de pistola por parte de delincuentes de la zona. Disparando al suelo, los criminales amenazaron a los residentes para que desalojaran la vivienda. En el último año se constataron al menos cinco episodios similares, aunque en muchos casos los vecinos prefieren no hacer la denuncia para evitar futuras represalias.
Esto se suma a una práctica cada vez más común, en los últimos tiempos, en algunas zonas donde asedian bandas criminales relacionadas al narcotráfico.
Tal fue el caso de usurpaciones del Complejo Quevedo en Flor de Maroñas. En 2018, tras una investigación de la fiscal de estupefacientes Mónica Ferrero, se logró desbaratar a un “clan familiar” que operaba en Flor de Maroñas y se dedicaba al narcotráfico y al “desalojo compulsivo” de familias de ese complejo.
De acuerdo a información publicada por el Ministerio del Interior, la banda se dedicaba al desalojo de viviendas de otros vecinos. Además, el grupo delictivo “financió y construyó un muro perimetral” alrededor del complejo habitacional y dicho perímetro estaba controlado por “un sistema de guardias armados durante las 24 horas”, que también integraban la organización. La logística se complementaba con “un sistema de videovigilancia en circuito cerrado”, monitoreado “desde un celular que utilizaba la familia líder del grupo”.
Las usurpaciones violentas por parte de delincuentes también fueron detectadas en otros barrios de Montevideo durante los últimos años. En la Unidad Misiones del barrio Casavalle en 2017, y también en 40 semanas, Cerro Norte y 19 de abril.
Aumento de homicidios y tasa récord de rapiñas
Flor de Maroñas corresponde a la zona operacional III, la que nuclea los barrios que tienen las cifras más altas de delitos de Montevideo y todo el país. De los 168 homicidios cometidos en Montevideo durante 2020, 81 ocurrieron en la zona III.
En esta parte de la ciudad la mayor parte de los homicidios ocurrieron en las jurisdicciones policiales 17 (24) y 18 (17); sin embargo, la seccional 25 (Flor de Maroñas) fue la que registró la tasa más alta de homicidios junto a la seccional 23 del oeste capitalino, con una cifra más de 30 homicidios cada 100 mil habitantes; cuando el promedio nacional es de 9,5 y la media montevideana es de 13,9.
En 2016, la seccional 25 tuvo un solo caso de homicidio, pero en 2017 subió a 6, en 2018 fueron 8, en 2019, 12 y el último año se registraron 11 asesinatos en este barrio.
En cuanto a las rapiñas, la cantidad de denuncias recibidas por la seccional 25 creció año tras año desde 2015 (566) hasta 2020 (1061). Lo que deja a Flor de Maroñas como la zona con la tasa más alta de rapiñas de todo el país con 2348 rapiñas cada 100 mil habitantes, cuando la tasa nacional es de 756 cada 100 mil.
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