Como cualquier otro país, el crecimiento económico de China en el mediano plazo dependerá de la tasa de crecimiento de la productividad y el tamaño y la composición de su población. Dado que la población económicamente activa ha dejado de crecer, cualquier crecimiento económico futuro tendrá que provenir del aumento de la productividad. En este punto, China debe resolver una importante contradicción. Normalmente, los sectores más productivos de una economía se encuentran en el sector manufacturero, no en el de servicios; y es en el sector manufacturero donde es más sencillo lograr aumentos adicionales en la productividad. Pero China debe impulsar simultáneamente el peso del consumo privado, que generalmente implica una mayor demanda de servicios. Lograr ambos objetivos al mismo tiempo es más fácil de explicar que de hacer.
A la larga, China necesitará del resto del mundo si desea aumentar tanto el consumo interno como la productividad. La mejor manera que China puede mejorar su posicionamiento internacional es mediante una diplomacia amable que respete las preferencias y aspiraciones de otros países, en lugar de tratarlos como fuentes de confrontación. Sin este cambio de actitud, China no alcanzará su objetivo de duplicar los ingresos en 15 años, dejando a su pueblo –y al resto de nosotros– en una peor situación.
Jim O’Neill, presidente del Chatham House, en Project Syndicate
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