La pasada asamblea de la Asociación Cultivadores de Arroz mostró números y expectativas auspiciosas para un cultivo que más del 90% de su producción, tiene como principal destino la exportación.
La semana pasada, como informara La Mañana Rurales en su sitio web, se llevó a cabo virtualmente la Asamblea Extraordinaria donde la Comisión Directiva de Asociación Cultivadores de Arroz (ACA) informó sobre la situación del sector, los resultados de la última zafra, las tendencias y perspectivas en lo que hace a las negociaciones, exportaciones y próximas campañas.
El arroz ha sido uno de los sectores que en este año de pandemia ha tenido un buen desempeño luego de un período de siete años de crisis y de contracción. Manteniendo la característica de ser una cadena integrada, se ha destacado por su producción de alto rendimiento, calidad e inocuidad siendo un producto de primera con reconocimiento a nivel mundial como un alimento de los mejores.
El arroz uruguayo se destaca en el mundo y busca diferenciales que lo alejen de los tradicionales commodities. A su vez, a nivel país es promotor del desarrollo y sostén de comunidades en zonas históricamente marginales por la calidad de sus campos y por la ausencia de opciones productivas. Y en los contextos adversos donde se desarrolla ha logrado adelantarse en términos de innovación, sustentabilidad y seguridad alimentaria.
En la última zafra 2020-2021 Uruguay de acuerdo a las publicaciones realizadas por la ACA -a través de los relevamientos que realiza- cultivó un total de 143.247 hectáreas, con una intención de siembra que habría sido bastante superior pero que no pudo concretarse por la falta de disponibilidad de agua. El rendimiento fue récord y llegó a los 9.400 kg por ha promedio país, lo que es un elemento relevante en un escenario con buenos comportamientos en los precios internacionales.
Las colocaciones hasta la fecha son de un 40% de la producción, con un precio fob neto promedio que llego a los US$ 557 por tonelada, siendo un 74,4% mayor el porcentaje vendido respecto a la zafra pasada y un 18,25% más alto el precio de exportación respecto al 30 junio del 2020.
Negociación del precio provisorio
El sector arrocero se regula por un acuerdo entre privados en el cual en el entorno del 70% del área negocia con los principales cuatro molinos un precio para el arroz que entregó en cosecha, sistema denominado de precio convenio y que ha sido el elemento determinante de la solidez construida por el sector en términos de integración, estrategia, uniformidad y proyección externa.
De esta forma con el 40% de la producción ya vendida al exterior, los productores aglutinados en la Asociación Cultivadores de Arroz y en el marco de este sistema de precio, se negocia lo que se denomina un precio provisorio en base a lo ya exportado y a las expectativas de desempeño de los mercados y los costos para cerrar un precio definitivo con el cierre del ejercicio al 28 de febrero próximo. Si bien el desempeño ha sido bueno se manifiesta por parte del sector que hay que ser cautelosos y que se podrían esperar algunos reajustes durante el transcurso del año comercial.
Las principales exportaciones se concretaron a Irak que se llevó en el entorno del 40-41% de las ventas, seguido por la Unión Europea con casi un 30% que siempre ha sido tradicional y que representa un buen ingreso, seguido por Perú con casi un 10% destino que históricamente fue de gran importancia por volumen y precio. Otros destinos que quedan por detrás son Brasil, Chile, Turquía pero que ninguno supera el 5% de los volúmenes comprometidos al exterior. En general estas estimaciones no son exportaciones concretadas sino acuerdos de ventas realizados por los exportadores con sus compradores en el exterior.
El precio que se fija para el productor de 12,30 dólares por bolsa de arroz de 50 kg sano, seco y limpio puesto en boca de recibo y ya está previsto que tenga sus ajustes de acuerdo al propio comportamiento de las exportaciones que se espera se mantengan en buenos niveles pero es una realidad que la competencia con los exportadores en la región está siendo importante. Con estos tres jugadores como Brasil, Paraguay y Argentina fuertes en la cancha de las exportaciones Uruguay tienen muy buenas condiciones de juego y buenas expectativas de resultados.
Las condiciones de expansión del sector -que se dan fundamentalmente en el contexto covid- pueden ser más acotadas en el tiempo que otras pasadas. Esta observación pasa a no ser para nada menor, ya que si bien el desempeño sigue siendo bueno, es una realidad que siete años de crisis y con una contracción que llevó al sector a su mínimo de área de cultivo en 28 años es muy difícil en un periodo tan corto como un año retomar posición de juego en las condiciones que tuvo históricamente.
Próxima zafra
En estos momentos tanto productores como industriales están haciendo sus planes de siembra y muchos tienen áreas estimadas, pero no es fácil poder crecer todo lo deseado. Este elemento ha sido muchas veces planteado por los dirigentes de la propia Asociación que buscando apoyos y políticas productivas de promoción del sector, apelan a la importancia de mantener los niveles de competitividad y de producción.
Las empresas del sector y a todos los encadenamientos que la producción de arroz implica son fundamentales a nivel de las localidades y zonas del Uruguay más profundo que dependen casi pura y exclusivamente de esta producción que a su vez fomenta la radicación rural y es intensiva en el uso de mano de obra.
Este argumento que se maneja habitualmente desde ACA, ha sido también para explicar que se han podido generar menos resultados de los deseados con el buen desempeño, dado que si el sector hubiera sido más grande se podrían haber aprovechado mejor buenas condiciones de colocación de ventas en el exterior tanto por volúmenes como por precio.
El resultado es que este 30 de junio los arroceros comienzan a planificar su próxima zafra con mercados en buen desempeño, expectativas positivas y con un ingreso mejor y con un endeudamiento que en parte mejoró su estructuración a partir de las medidas adoptadas por el BROU el año pasado.
Podríamos esperar que la intención de siembra tenga en aumento relevante, y que las condiciones generales que hacen al cultivo como son buenas, existen buenas expectativas y hay un marco general de políticas de apoyo al sector de parte del gobierno actual. De todas formas, desde las agremiaciones que nuclean al sector se siguen gestiones buscando mejoras en la competitividad, acceso al mercado, costos, entre otros, porque siempre hay presiones que se mantienen y riesgos que los productores deben buscar minimizar.
Entre la disponibilidad de agua y el aumento en los costos de producción
Con buenas expectativas, la nueva zafra espera un aumento del entorno de 10% en el área a nivel nacional la que tiene algunas presiones como son la suba de costos, que se diluya en parte la suba de precios de exportación y que se concrete la disponibilidad de agua para realizar el cultivo.
Respecto a los costos se estaría esperando una suba de algunos insumos que son los que pueden tener presiones con aumentos en el entorno entre del 30 o 40% (en algún rubro hasta el 75%) respecto del año anterior. Cabe recordar que parte de los costos del cultivo son en dólares, parte en pesos y parte en bolsas de arroz por lo que la propia suba del arroz presiona al alza los costos. De todas formas a pesar del aumento del costo la rentabilidad estaría por encima.
En lo que refiere al aumento del área y la disponibilidad de agua, si bien no está todo definido, no podemos afirmar que se cuente con toda el agua necesaria para realizar la superficie planificada. De alguna forma el sector en estos meses previo a la siembra va ajustando semana a semana las proyecciones del cultivo.
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