Sr. Director,
A nadie con dos dedos de frente se le puede ocurrir que si el lunes 5 pasado se anunciaba, con cara suplicante, que faltaban 40 mil firmas y a la tarde del martes 6 aún se estaba a 14/15 mil de ellas, como por arte de magia, al día siguiente y parte del jueves 8 llegaran muchas más, muchísimas más, mucho más de cien mil más. ¿Raro, no? Veamos algunas explicaciones que he escuchado o leído al momento de escribir estas líneas.
1) Esas firmas ya estaban de antes. Con dos variantes: a) Los promotores quisieron mostrar lo espectacular que es la base militante del PIT-CNT y su brazo político, el Frente Amplio, que en más o menos 24 horas lograron 120 mil firmas o más, para así entusiasmar a su gente y que todo fuera extraordinario, asustando a los pobres burgueses. Y b) No se llegaba a lo mínimo necesario pero todas esas papeletas, truchas o defectuosas que tenían les salvaban la cara, porque jamás de los jamases la izquierda vernácula se equivoca, es infalible, cómo iba a decir que no se alcanzaron las firmas. Esta última explicación de todas maneras llama un poco la atención, porque a qué 120 mil o más demás, bastaban 30, 40 o 50 mil de más. Respuesta: embretar a la Corte Electoral porque no es lo mismo descartar 120 mil firmas a hacerlo con 30, 40 o 50 mil. Y luego acusarla de vaya uno a saber de qué, o más o menos uno ya se lo imagina, de ahí a hacer explosión de las cosas, poca distancia habría.
2) Son papeletas que vinieron del exterior. Caramba, caramba, miles llegaron del exterior entre el lunes y el miércoles. El Correo habrá colapsado y los correos privados también. Un poco arriesgada la gente del exterior, haber esperado a último momento y más con los problemas que afectan a las líneas aéreas por el covid-19.
3) Son papeletas que llegaron del Interior del país. Si bien estas habrán venido en ómnibus o en algún flete contratado, tampoco se explica la desidia. Es cierto que es más fácil llegar a Montevideo desde Tacuarembó que desde Estocolmo, pero igual, no se entiende tanto descuido y parsimonia de organizaciones casi infalibles y para peor, parece que los organizadores de aquí de Montevideo tampoco sabían nada de esto. Caramba, caramba, las llamadas telefónicas al Interior por operadora no se usan más.
Francamente, todas estas versiones son muy difíciles de aceptar. ¡Y no digamos nada respecto a que las dichosas papeletas se referían a otra ley! ¿En un país serio, esto se aceptaría? Uuum, tengo muchas dudas.
Pero a mí me preocupa más la actitud del Superior Gobierno. En efecto, las declaraciones que yo he escuchado -ignoro si habrá habido otras en este momento- son entre sorprendentes y preocupantes. El Presidente de la República dijo que había que esperar el conteo de la Corte y que si se impulsó la ley es porque se creía en su bondad. Sr. Presidente, con los debidos respetos, que hay que esperar el conteo lo podría haber dicho un estudiante de primer año de Derecho y que se creía que la ley era buena, ¿realmente a quién se le ocurre aprobar una ley mala?
Otras declaraciones que he oído, por algunos personajes oficialistas de tercera línea, digamos así, son de un liberalismo ingenuo y claudicante que asombra, eso sí, muy de acuerdo con la lógica globalista que se quiere imponer al mundo y a nuestro país, frases tales, como qué bueno que la gente vote, yo creo en la democracia, me parece bien que el pueblo se expida, etc., etc., en fin, el bla, bla, bla bien pensante de siempre, ese bla, bla, bla que tanto gusta a los centros de poder mundial y que sin duda aquí tiene muchos adeptos.
¿Qué pasará en más? No lo sé. Seguramente habrá más informaciones para este boletín, como decía un clásico relator de radio Colonia muchísmos años atrás. Lo que sí sé es que si el Superior Gobierno no se pone firme, en esta y otras yerbas, mala tos le siento al gato.
Dr. César Eduardo Fontana
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