Comienzo este articulo con la voluntad de ir recuperando figuras del arte uruguayo que el paso del tiempo ha ido silenciando por ese inevitable devenir de los acontecimientos.
Puede observarse a lo largo de la historia de las civilizaciones que el trabajo de alfarería, que tanto tiene de escultórico, se produce para uso popular desde los albores de la humanidad, baste pensar en Grecia, Perú y Méjico precolombino y Mesopotamia. Fue en Mesopotamia que inventaron las herramientas para trabajar mejor la arcilla, tales como el torno del alfarero y el horno para cocerla. A través de los siglos la cerámica ha pasado de ser un objeto útil, abandonando su destino funcional y transformándose en un objeto de adorno, en el que apreciamos unas dotes estéticas que nos revela que estamos ante una obra de arte. Este es el caso que nos ocupa ante las creaciones de un gran artista, Pedro Cean Añón.
De España a América y directo al taller de artesanos
Pedro Cean Añon nació en Buño, un pequeño pueblo de la comarca de Malpica de Bergantiños, provincia de La Coruña, España en 1929, en el seno de una familia de alfareros. Desde niño se introdujo en este oficio que se convertiría en su profesión y le llevaría a altas cotas de reconocimiento.
Fue un hombre de espíritu aventurero y muy inquieto que motivó que en 1953 con 24 años emprendiera, como buen gallego, la aventura de América rumbo a Montevideo. Un año después ingresó al Taller de Artesanos, como alfarero, encargado de la elaboración de las piezas que pintarían después sus grandes amigos, el ceramista francés Marco Aurelio López Lomba y el artista plástico Carlos Páez Vilaró con el que tanto se compenetró y al que este le llamaba “Peter, mi hermano de barro”. En 1959 se casó con la uruguaya Blanca H. Recaite.
Un maestro generoso
En el año 1963, fundó la Cátedra de Alfarería en la Universidad del Trabajo del Uruguay (UTU), en la Escuela de Artes y Artesanías Pedro Figari, donde permaneció hasta 1993, año en el que se jubiló. Fue un maestro generoso en un ambiente donde se guardan celosamente los secretos técnicos de los alfareros. Compartió sus conocimientos con los alumnos, con quienes trabó una relación de complicidad. Fue un apasionado de su oficio. Ávido por conocer, era su constante deseo estudiar en libros las diferentes formas y experimentar con los materiales, siempre en busca de nuevas técnicas.
“Mucha práctica, mucho espíritu de perfeccionar el trabajo para llegar, mucho oficio y que te trabaje la cabeza”, decía a sus alumnos (1). Fue un hombre tenaz, sincero, con una mirada vivaz y expectante, pero con una calidez que invitaba a la amistad.
En el año 1975 obtuvo una beca para la Escuela Nacional de Cerámica en Buenos Aires, dependiente del Ministerio de Cultura y Educación de la República Argentina, donde realizó cursos de Química en Esmaltes y Cerámica Artística bajo la tutela del profesor Welmer Rodolfo Ostermann quien destacó la destreza y la originalidad de su trabajo.
Convocado por el ceramista uruguayo Oscar Fernández y por Grete Stapff, fue invitado a Gramado y Canela, en Brasil, donde impartió enseñanzas durante varios meses y junto a ellos expuso en la sala La Oficina, espacio de Luis Viderbost.
De su taller en Montevideo, artesanos y artistas del país compraban sus piezas, crudas y cocidas, para decorar. Entre ellos: Marco López Lomba, Carlos Páez Vilaró, las hermanas M. Gesto de Mathón y E. Gesto de Núñez, Juan Carlos Rúa, Margarita Courtoisie de Perotti, José Collell, Da Rosa, Rubio, la pintora Celia Giacosa (xilografía y cerámica), Taller Rancho, el Bastión, Cerámica del Carrito, Carlos Barrientos, Josefina Gnocchi, Margarita Courtoisie de Perotti, y muchos otros.
En el año 1998 el escritor Andrés Alsina lo incluyó en su libro Oficios del Tiempo. Decía de Pedro Cean:
“Dicen que nadie maneja mejor el torno de alfarero y no hay razón para dudarlo: sentado a él y haciendo girar la volanta con el pie, está en un trono que ocupa por derecho propio, pues sus manos hacen con sencillez el acto mágico de crear”.
Entre 1966 a 1991 se suceden las exposiciones y premios reconociendo su labor. En Brasil en la ciudad de Gramado y Canela, Brasil, en Colonia con motivo en 1980 de los actos del Tricentenario de la fundación de la ciudad, en el Club Bergantiños por la difusión de la cultura gallega, en el Centro Uruguayo de Mercedes, por citar algunas.
Un creador solitario
Amasaba la mezcla de arcilla con cuarzo, caolín y greda con el cariño del que sabe que esa mezcla depende de muchos factores para adquirir la textura deseada. Sus formas, sin ser minimalistas, eran formas austeras y elegantes, exquisitas en su forma que fueron creciendo lentamente, con la serena armonía de la tradición clásica: sólidas y funcionales, siempre admirablemente resueltas. La suya fue una cerámica libre de prejuicios, eminentemente experimentadora y tremendamente original.
El amor a la artesanía se descubre en el menor detalle y cuidado con que están ejecutadas las piezas. Las trabajaba como si las acariciara. Hay una búsqueda de los valores táctiles y sensoriales, que se aprecia tanto en los objetos de decoración, como en las piezas útiles de la vida diaria, como los juegos de café o té.
La perfecta arquitectura desplegada entre el juego de relaciones realmente armónicas entre curvas, picos asas y bases y el cabal equilibrio del aspecto funcional, expresan en la calidez de sus líneas una concepción vital. En él no es teoría la inserción de lo bello en lo útil.
De su extensa y variada producción, se desprende un indudable señorío y una segura maestranza.
(1)Testimonio oral de su hija Blanca Cean
EXPOSICIONES
1966
Asociación Cristiana de Jóvenes.
Junto al profesor Castellanos.
1971
Centro Uruguayo de Mercedes.
Junto a Margarita Courtoisie de Perotti.
1973/74/75
Festival de las Naciones.
Realizado en la Asociación Rural del Prado.
1978
En el Subte Municipal – “Exposición de los 100 años de UTU”.
En la Feria del Libro.
1979
En el Atrio de la Intendencia Municipal de Montevideo.
1980
Pabellón de España.
Durante los actos con que la ciudad de Colonia de Sacramento conmemoró el tricentenario de su fundación.
Aportando su arte, simpatía y buen oficio, convirtiéndose en la máxima atracción de la Feria de Colonia.
1990
Fiesta del Inmigrante.
Realizada en el Parque de los Aliados representando al Club Bergantiños.
1991
En la Sede del Mercosur (Parque Hotel).
Junto a Josefina Gnocchi.
DISTINCIONES
• Medalla de la Universidad del Trabajo del Uruguay por sus 30 años al servicio de la enseñanza.
• Medalla de Casa de Galicia por su trayectoria como Alfarero.
• Plaqueta de Reconocimiento del Club Bergantiños por su Contribución de la Cultura Gallega en Cerámica.
• Proyecto Homenajes, Reconocimiento y Homenaje a Personalidades relevantes de la Cerámica Nacional, difusión de su tarea docente y de su producción plástica.
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