El pasado lunes finalizó en la ciudad turística de Biarritz, Francia, la 45ª edición del encuentro del G7, el grupo de siete países (Estados Unidos, Japón, Alemania, Francia, Reino Unido, Italia y Canadá) que están entre los de mayor poder económico. Estas naciones concentran más del 50% de la riqueza mundial. El presidente francés, Emmanuel Macron, fue el anfitrión de esta edición y también invitó a países no miembros, algunos de ellos ejerciendo actualmente un rol importante en la política mundial como India, Australia, España, Sudáfrica, Irán, Senegal, Egipto, Chile y Ruanda. Fue inesperada la invitación y asistencia del Ministro de Relaciones Exteriores de Irán, Mohamed Javad Zarif, que generó un momento incómodo para el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien afirmó estar “sorprendido” por la aparición del representante persa. Las relaciones entre Estados Unidos e Irán han estado tensas desde que el año pasado Trump retiró a su país del Plan de Acción Integral Conjunto (PAIC) sobre el programa nuclear iraní y endureció las sanciones económicas contra aquel.
Con un amplio despliegue de seguridad y manifestaciones, la cumbre siguió con normalidad, se trataron temas como el conflicto en Libia y en Ucrania, las protestas en Hong Kong, la situación del comercio mundial y la tensión con Irán, alcanzando una declaración conjunta. Sobre el conflicto libio se trató “el apoyo a una tregua que genere estabilidad a largo plazo” y que “con el apoyo de la Unión Africana y las Naciones Unidas generar una solución política que es la única que puede asegurar la estabilidad libia”. Para Ucrania se logró que Alemania y Francia organicen una cumbre con formato de Normandía en las próximas semanas para lograr resultados tangibles. Respecto a Hong Kong se llamó a terminar a la violencia y sobre Irán se reafirmó la voluntad de que ese país no obtenga armas nucleares y promover la paz y estabilidad de esa región.
“No discutir el tema sin la presencia de Brasil”
El único asunto que encontró posiciones enfrentadas fue la cuestión de los incendios en la parte brasileña de la selva Amazónica, el bosque tropical más extenso del mundo. El viernes 23, Macron sugirió que el G7 liderara conversaciones sobre esta catástrofe ambiental, la cual describió como “una crisis internacional”. El presidente francés dijo “Nuestra casa se está quemando, literalmente”. Donald Trump se ofreció para representar la posición del gobierno de Brasil en el encuentro, aunque afirmó que “el gobierno de Estados Unidos no está de acuerdo en discutir el tema sin la presencia de Brasil”. Reino Unido, Italia, España y Chile también apoyan a Brasil. El presidente de Chile, Sebastián Piñera sostuvo que “Bolsonaro defiende la soberanía de su país”.
A pesar de esto, se acordó crear un fondo de más de 20 millones de dólares para combatir los incendios en Brasil, lo cual fue rechazado por Bolsonaro, quien acusa a Macron de “tratar Brasil como una colonia”. El lunes el jefe de gabinete brasilero, Onyx Lorenzoni, rechazó la ayuda económica ofrecida y puso como ejemplo el incendio de la Catedral de Notre Dame. “Macron no logra siquiera evitar un previsible incendio en una iglesia que es patrimonio de la humanidad y ¿Qué pretende enseñarle a nuestro país?”, afirmo Lorenzoni. “Quizás esos recursos sean mejores para reforestar Europa”, agregó.
Importantes incendios en varias partes del mundo durante las últimas semanas
Mientras los ojos del mundo se posaban sobre los incendios en la parte brasilera de la Amazonia, en otras partes del planeta también se registraban importantes focos. Por ejemplo en África, que alberga alrededor del 70% del área quemada a nivel mundial según la Agencia Espacial Europea. La zona afectada en Angola y en la República Democrática del Congo son mayores que la damnificada en Brasil, donde según las estadísticas de Weather Source, han ocurrido 6902 incendios en Angola y 3395 en el Congo, mientras que en Brasil ocurrieron 2127. Los incendios en África son productos de una práctica agrícola que se emplea para “renovar” los campos de cultivo y despejar tierras para mayores plantaciones. Estos incendios han estado ardiendo al menos por un mes.
En Rusia, exactamente en Siberia, los incendios en la taiga han hecho arder más de tres millones de hectáreas, obligando a Moscú a desplegar al ejército para combatir el desastre. El fuego ha llegado a las ciudades de Novosibirsk y Krasnoyarsk, donde nubes oscuras cubrieron el cielo en el que viven más de medio millón de personas. Varias regiones siberianas han declarado el estado de emergencia. Según el especialista Alexandr Briujanov, que trabaja en el Instituto Forestal de la Academia de Ciencias de Rusia, “se necesitará más de un siglo para reponer los bosques perdidos en los incendios en el norte de Siberia”. A su vez, el presidente ruso, Vladimir Putin, agradeció la ayuda ofrecida por Trump y dijo que la “aceptará en caso de que sea necesaria”, en señal de una mejora de las relaciones entre ambos países.
En el sudeste asiático, Tailandia no se salva y la sequía junto a los fuertes vientos han generado incendios forestales al sur del país, destruyendo más de dos millones de hectáreas de bosques y tierras, afectando a más 23.000 personas que viven en ciudades cercanas a los incendios.
Europa también sufre y la Unión Europea ha registrado en lo que va del año, más de 1600 incendios de más de 30 hectáreas, cuatro veces más el promedio anual de la década anterior. Por ejemplo, en España, específicamente la isla de Gran Canaria, los incendios forestales de este mes han arrasado más de 9.000 hectáreas y obligaron a evacuar aproximadamente 10.000 habitantes. Aunque ya estabilizado, afectó un 8% de la superficie. Portugal también padeció lo suyo en julio pasado, con 8.000 hectáreas quemadas, no siendo el peor que tuvo que enfrentar el país. En 2017, en la municipalidad de Pedrogao Grande, murieron más de 60 personas y ardieron cerca de 45.000 hectáreas.
Mientras tanto, Alaska, Canadá y Groenlandia también luchan contra el fuego. El primero ha tenido desde el pasado 31 de Julio, cerca de 105 incendios grandes que han quemado 700.000 hectáreas. Groenlandia está enfrentando incendios y una mayor velocidad de deshielo, producto de las olas de calor y el cambio climático. La parte ártica de Canadá también registra incendios y el gobierno ha tomado medidas para combatirlos además de ordenar medidas de seguridad para la población.