Dudo que sea prudente hacer demasiado hincapié en los mecanismos para estimular variaciones en los niveles de consumo, en lugar de aquellos que procuran variar los niveles de inversión. En primer lugar, no se dispone de suficiente experiencia para afirmar que las variaciones a corto plazo del consumo son realmente alcanzables. La gente tiene normas de vida establecidas. Nada les molestará más que estar sometidos a la presión de hacerlos cambiar constantemente hacia arriba y hacia abajo. Una reducción de impuestos en la que la gente sólo pudiera confiar durante un período indefinidamente corto podría tener efectos muy limitados para estimular su consumo. Y si tuviera éxito, sería extraordinariamente difícil, desde el punto de vista político, volver a imponer los impuestos cuando el empleo mejorara.
Carta de John M. Keynes a J.E. Meade (1943), respondiéndole sobre medidas propuestas por Meade para suavizar el ciclo económico. Extraído de “Keynes Esencial”, de Robert Skidelski, Penguin (2015)
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