Hablar sobre el mercado ganadero, los escenarios para la colocación de los diferentes cortes que ofrece Uruguay en el mundo o los vaivenes que la producción agropecuaria presenta en cada momento es fascinante para un trabajador que pretende entender los pormenores del sector para luego comunicar a sus lectores. Con ese afán fue que entrevistamos a Walter Hugo Abelenda quien además celebra en este 2021, 45 años como martillero y 25 al frente de su propia empresa.
Uruguay transita un escenario de precios histórico para esta época del año, aunque la memoria de algunos se direcciona hacia 2019 cuando los novillos cotizaron a US$ 4,40 bajo el paraguas de otra estación y en diferente contexto. Para muestra un botón y en ese entonces el escritorio dirigido por Abelenda concretó un embarque de vaquillonas a US$ 4,43 superando inclusive los precios actuales para esa categoría en particular.
Hace dos años esos valores respondían a un boom de demanda y Uruguay tuvo las condiciones necesarias para responder a ese boom. Hoy es China quien ambienta esa fuerte demanda en un clima local y mundial de post pandemia tirando del carro del consumo, absorbiendo no solo los cortes más pretendidos del mercado sino también aquellos difíciles de colocar.en otro momento.
A todo esto hay que agregar que son los propios consumidores chinos quienes potencian esa demanda de cortes vacunos luego de haber sido obligados por las circunstancias a abandonar sus costumbres milenarias en el consumo de su tan preciada carne porcina. Este escenario por si solo anriqueció su paladar y descubrieron gustos y sabores diferentes de la carne.
China se ha fijado un crecimiento de 6% de su Producto Interno Bruto (PBI) para este año, mientras que el Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó esa cifra a 8,4%. Ante estás proyecciones y tomando como referencia las estimaciones del gobierno chino, se alcanzaría las cifras prepandemia de 2019 cuando su PBI se ubicó en 6,1%. Las tasas de crecimiento del gigante asiático se ubican por encima de los verificados antes de la pandemia, lo que se ve reflejado en el consumo de carnes que también registra incrementos. Luego de tener que abandonar la carne de cerdo ante el explosión de casos de fiebre porcina en su rodeo, hoy las clases sociales con mayores ingresos, prefieren los cortes bovinos.
A ese contexto se le suma que ese mercado “se lleva lo que acá nosotros no teníamos a quien vendérselo y lo paga muy bien” dijo Abelenda. Agregó que la industria aprovecha esta oportunidad dónde a los cortes de alto valor que históricamente ha exportado, se suman productos que en otras oportunidades eran residuales para la mayoría de los nichos de mercado.
Un escenario que ayuda
La carestía de Brasil dónde “tiene mucho menos posibilidades de oferta de lo que tenía en 2019”, Australia que se encuentra en una fase de recuperación de stock y con precios muy elevados a lo que se le suma el conflicto diplomático tras las acusaciones sobre el origen del Covid 19, Agertina que acaba de “suicidarse” con la decisión de su gobierno de limitar las exportaciones o Paraguay que se encuentra limitado a venderle a China por ser socio comercial de Taiwan ambientan un escenario propicio para Uriguay.
Todo esto se traduce en “una demanda muy potente con una oferta disminuida en una altura del año donde los ganados no engordan fácilmente”. Abelenda indicó que las nuevas generaciones trajeron consigo un buen uso de las tecnologías a disposición de la ganadería. Tomo como ejemplo los tres millones de terneros nacidos durante el ejercicio pasado.
La utilización de granos como alimento para los animales que se ve reflejado en las carcasas más pesadas también cobran vigor en un mundo sumamente competitivo dónde hay que responder satisfactoriamente los requerimientos del mercado. Ésta intensificación se percibe en toda la cadena. El criador está razonablemente conforme con un ternero “en el eje de los US$ 400” a modo de ejemplo y el invernador “tiene una relación flaco-gordo como hace mucho tiempo que no teníamos”. A modo de ejemplo “nosotros llegamos a pagar más de US$ 1,40 de novillo gordo para comprar un kilo de ternero” cuando en la actualidad “prácticamente nestamos uno a uno”.
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