El evento contó con la participación de empresas e instituciones públicas y privadas nacionales y extranjeras, vinculadas al sector, y forma parte de un ciclo organizado por el Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria (INIA).
El jueves 26 de agosto se llevó a cabo la tercera edición del ciclo webinario para el sistema arrocero denominado “Geonivelación con pendiente variable: de la teoría de los resultados”.
El Ing. Agr. Walter Ayala, director regional de INIA Treinta y Tres dijo que los trabajos sobre geonivelación son recientes y se trata de una herramienta que “nos está posicionando en el desarrollo de los cultivos en zonas bajas”.
Por otra parte, el director del programa de investigación de arroz de INIA, Ing. José Terra, señaló que “una de las líneas estratégicas es el uso eficiente del agua y del riego” , por lo cual se ha discutido sobre “la geonivelación, la sistematización y el drenaje capitalizando las ventajas que da la tecnología” como la geonivelación, entendiendo que para “dinamizar y diversificar el sistema de producción es clave avanzar en estas tecnologías para el desarrollo de otros cultivos como la soja y pasturas de mayor productividad”.
Es en ese sentido que se enmarca la actividad “Geonivelación con pendiente variable: de la teoría de los resultados” que a fines organizativos presentó dos módulos. El primero contó con la participación de Ing. Agr. Álvaro Roel sobre las hipótesis de trabajo y Marcos Bueno que comentó los principales resultados.
El segundo módulo contó con un relato de experiencias comerciales a cargo del Ing. Roberto Lima y diversos panelistas como José Paritt (Embrapa) Alex Chagas (Labrustar), Federico Gigena (Agropecuaria El Tero) y Eduardo Apolinario (La Miní).
“Integrar otros cultivos y pasturas con foco en la sustentabilidad del propio arroz”
Álvaro Roel (INIA) destacó que hay “una clara necesidad de integrar otros cultivos y pasturas con foco en la sustentabilidad del propio arroz” y un ejemplo es “la rotación con la soja, los beneficios tanto productivos como económicos que tiene el arroz sembrado sobre rastrojo de soja. Y es en ese marco que estamos viendo la tecnología que le llamamos geonivelación o suavización con pendiente variable”.
Las chacras típicas arroceras y cualquier campo, siempre van a presentar “coronas que son la zona más alta, o pozos que son las más bajas”, situaciones que “en el cultivo de arroz la lámina de agua borra esas imperfecciones, pero con cualquier otro cultivo esa estructura topográfica es muy difícil de implementar”.
“El eje central” de la suavización con pendiente variable es eliminar “esos pozos y coronas, y asegurar que el agua tenga la posibilidad de salida de las chacras” que puede ser con foco en drenaje, o si queremos (alterando un poco más la topografía original), favorecer el riego con una pendiente dirigida”, señaló Roel.
Valores parecidos y buenos rendimientos
El Ing. Marcos Bueno dijo que hay diferentes maneras de hacer el proyecto que en este caso tuvo el propósito del riego. “La idea es enfocarse en los resultados” del trabajo de las zafras 2019/2020 y 2020/2021, agregó.
Se realizaron 3 niveles de evaluación (puntos, fajas y área total) para el arroz. En la comparación del rendimiento en el área total, entre nivelado y sin nivelar fue el siguiente: En 2020 se obtuvieron 12.560 kilos en el área nivelada, y 11.695 kilos en el área sin nivelar; en 2021 fueron 10.773 kilos en el área nivelada, y 11.387 kilos en la no nivelada.
“Son valores muy parecidos y con buenos niveles de rendimiento. En términos prácticos no hubo diferencia entre el área nivelada y sin nivelar”.
Bueno analizó también la uniformidad de riego en el área nivelada y sin nivelar, observando que “en la parte nivelada el riego fue más uniforme y más rápido que en la no nivelada que tiene coronas y lagunas”.
En el área nivelada el coeficiente de variación fue del 22% y en la no nivelada del 38%, es decir “los datos de uniformidad variaron menos en la parte nivelada”, destacó.
“Alta productividad en ambos sistemas, tradicional y geonivelado”
Las “conclusiones principales” del análisis “son que los movimientos de suelos en torno de 100 metros cúbicos por ha son razonables”, presentando “una importante disminución en el largo de la taipa”.
Además, hubo “alta productividad en ambos sistemas (tradicional y geonivelado) y la suavización no afectó significativamente el rendimiento”.
“Las zonas de corte tienden a tener productividades menores y las de relleno mayores, pero dentro de valores reducidos (menos del 20% y más del 15% del rendimiento promedio). Esta relación parece disminuir en el segundo año, o sea que se afecta menos en el segundo año, pero las diferencias de rendimiento pueden estar relacionadas a otros factores” ajenos a la geonivelación.
Por último, dijo que en la zona nivelada “el riego fue más rápido, uniforme y potencialmente más automatizable”.
La importancia de la geonivelación, sobre todo en soja
El segundo módulo fue abierto por el Ing. Roberto Lima que se refirió a experiencias comerciales, con datos recabados en un campo de la zona de Vergara, Agropecuaria El Tero, con uso del agua del arroyo Parao.
Lima contrastó chacras con y sin geonivelación en las distintas fases de la rotación arroz soja sobre camellones con riego y pasturas posteriores.
En la soja sin corrección surgen puntos altos, zonas bajas, con pozos y coronas que dificultan el drenaje, por lo cual se procede a armar la estructura de drenaje y riego.
El cultivo “se sembró en fecha óptima con buena humedad y se instaló rápidamente”. En lo climático el año fue “cambiante con períodos de deficiencias hídricas sobre fin de año en vegetativo y luego en el llenado de granos a fines de marzo o principios de abril. En ambos períodos se contó con riego de algunas parcelas”.
Por otra parte, entre el 20 de enero y el 20 de febrero hubo lluvias importantes, “periodo en el cual los camellones y la geonivelación jugaron un rol importante en el drenaje de las chacras”.
Pero “a findes de marzo con el cultivo en su punto máximo de desarrollo, se mostraban grandes diferencias según la zona: el terreno suavizado aparece totalmente homogéneo”, en tanto que donde no hubo geonivelación “muestra zonas con una menor masa foliar y un NDVI (índice de vegetación de diferenciada normalizada) menor”.
El resultado de la cosecha fue con “claras diferencias a favor de las áreas con geonivelación, con resultados de 3.700 kilos en las áreas geonoveladas, contra 3.100 kilos en áreas sin geonivelación, la diferencia es de casi 20% superior (en las suavizadas)”.
“El efecto de los pozos en el rendimiento de las áreas sin geonivelación, coinciden con las zonas de menor rendimiento. Cuando hacemos el mismo análisis en parcelas con geonivelación, se observa que la corrección de los pozos originales posibilitó uniformizar el terreno y los rendimientos de las parcelas, las pequeñas variaciones obedecen a otras causas”, puntualizó Lima.
En arroz, se trabajó con dos parcelas con y sin geonivelación en un año de cultivo excepcional y excelentes condiciones de implantación y desarrollo general de cultivos. “El híbrido XP113FP mostró altísimos rendimientos en ambas situaciones, con la diferencia de 10 bolsas a favor de la parcela geonivelada, o sea un 4%”.
Las conclusiones primarias a las que arribó Lima, pasan por valorizar la planificación. Por otro lado, “se generaron índices a escala comercial que muestran valores bastante sensatos en lo que tiene que ver con los costos, y se cumplieron los objetivos de mejorar el drenaje general de las chacas”.
“El contraste de estas situaciones mostró la importancia de la geonivelación, sobre todo en soja, con un incremento importante del orden del 20% traducido en un buen resultado económico. En el caso del arroz, posiblemente por el efecto año que fue muy bueno tuvo un incremento bastante moderado del 4% que de todas maneras da para pagar la inversión realizada”.
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