Los cuidados y la valorización del cuidador son temas pendientes en el país. A partir de su creación, en 2009, la Fundación Astur procura ser de utilidad para las políticas nacionales vinculadas a la protección y el desarrollo de personas mayores. No solo colabora con el Estado, sino que se ha caracterizado por ser una organización que propone y ejecuta.
Uruguay siempre ha sido muy sensible a la vejez y no es ajeno que se encuentre entre los países más avejentados de la región. A su vez, fue el primer país de Latinoamérica que estableció una pensión por vejez a personas mayores de 60 años que no contaban con recursos.
Hace más de una década, la tarea de un cuidador no parecía contar con demasiada valoración, ya que se suponía que cualquiera podía hacerlo. Sin embargo, esta percepción ha cambiado y ahora se sabe se necesitan conocimientos que no todas las personas poseen. En ese sentido, la Fundación Astur ha puesto su grano de arena para esta valoración.
Cuando el contador Enrique Iglesias eligió a José María Puppo para dirigir su fundación, le dio la tarea de conseguir recursos externos para no competir con los nacionales y apoyar lo que el país estuviera haciendo. Para eso se recurrió a la ayuda del Banco de Previsión Social (BPS), presidida en aquel entonces por Ernesto Murro y, en el ámbito internacional, a la Organización Iberoamericana de Seguridad Social que dirigía el español Adolfo Jiménez.
El director general de Astur, Puppo, contó a La Mañana que ambos organismos, por separado, coincidieron en que el tema más crucial era el de la capacitación de cuidadores y a eso se dedicaron al principio de la década pasada, con el Centro de Formación del BPS.
Además, se buscó el apoyo del Centro de Humanización de la Salud de España, más conocido por Camilos. “Desde el inicio fuimos totalmente apolíticos, pero con muy buena relación con un incipiente Sistema de Cuidados, con el Ministerio de Desarrollo Social y, más adelante, con la Secretaría de Cuidados. Preparamos a cientos de cuidadores con fondos del BID y luego con financiamiento de Inefop”, dijo Puppo.
Hacia un sistema de cuidados
El entrevistado relató que cuando se logró contar con el apoyo del Centro de Humanización de Cuidados, y casi paralelamente a ese hecho, en Uruguay se inició la idea de ocuparse del tema del cuidado de los adultos mayores.
“Esto nos llevó a encontrarnos con un campo fértil con la entidad que en ese momento se ocupaba, el BPS, y comenzamos a dar cursos de cuidados, por sobre todo valorizando la actividad del cuidador, hecho muy poco valorizado en Uruguay. Prácticamente se suponía que quien cuidaba enfermos no debía saber nada más que sentarse al lado de la persona”, opinó Puppo.
Es por esto que, dentro de la fundación, la valorización del cuidador fue muy importante desde el inicio y se comenzaron a dar cursos al respecto. Estos eran financiados por donaciones del BID hacia a Astur. Luego de esta etapa, a los tres años, se presentaron a un llamado de la Unión Europea con un proyecto de envejecimiento activo que era tratar de dar actividad a los adultos mayores para que llegaran a la vejez en mejores condiciones.
Ese proyecto se llevó a cabo en el interior del país, realizando huertas colectivas, sobre todo en complejos habitacionales del BPS y clubes de abuelos, principalmente en Cerro Largo, Durazno, Tacuarembó y, en menor medida, en Rocha y Rivera.
Ya en 2018 comenzaron a utilizar las tablets que se les brindaba a los adultos mayores con el plan Ibirapitá. Crearon un taller en el que alumnos de secundaria les enseñaran a los adultos a utilizar las herramientas de la tablet. Para esto se buscaron sitios con mucha concentración de adultos, con el fin de invitarlos a salir de sus hogares, de la soledad en la que muchos viven, y que hicieran actividades colectivas fuera.
“A estos lugares les pusimos de nombre Centros de Referencias de Adultos Mayores (Creas), y tenemos dos con un programa piloto, uno en Reducto y otro en Belvedere. Nos estaba yendo muy bien, teníamos 60 adultos mayores en cada uno de los barrios. Una de las casas en donde lo hacíamos es una exescuela católica y el otro lugar fue cedido por el municipio”, informó el entrevistado.
“Pero llegó el covid-19, y en vez de motivarlos a salir les tuvimos que decir que era mejor que se quedaran. Transformamos los proyectos en virtuales, y para la sorpresa de todos, el asunto funcionó y en vez de 120 adultos ahora tenemos el doble, son unos 250 en total y con personas de diferentes puntos del país. Se hacen distintas actividades como tejido, sacar fotos, escritura, entre otras cosas”, añadió Puppo.
Devolverle a la sociedad
La Fundación Astur, como su página web indica, se creó en el año 2009 representando el deseo de su fundador y presidente, Enrique V. Iglesias, quien aspiraba a contribuir al progreso de la sociedad uruguaya en reconocimiento de lo que, él entendía, generosamente había recibido de ella.
La organización aborda temas como los derechos del mayor, tomando en cuenta que aún existe un elevado grado de violencia física, maltrato o robo a personas vulnerables por su edad y que, a veces, pasa desapercibido o es difícil denunciar porque se da en el entorno más cercano, según detalló Puppo. “Con cuidados ayudamos a los mayores que no llegan en buena condición, pero también hay que tratar que los que sí llegan se mantengan así el mayor tiempo posible”, agregó.
El vínculo de Puppo con la organización se dio gracias a su gran amistad de más de seis décadas con Iglesias. Aseguró que la fundación busca ayudar a los adultos mayores a vivir de la mejor manera, ya sea capacitando a cuidadores, o fomentando el envejecimiento activo para que el adulto mayor continué siendo saludable.
En cuanto a la creación de Astur, Puppo sostuvo que “Iglesias siempre tuvo la sensación de que quería hacer algo para -en su mentalidad– devolver lo que el país le había dado. Él tiene la sensación de que es deudor en estas tierras, y por eso quiso hacer algo por algún sector de la población”.
Su idea se materializó en la fundación y fue él quien eligió la temática a abordar. “Hay una consideración macroeconómica conocida que es que el mundo envejece, deja de crecer en población y eso afecta la economía. Cada vez hay menos gente activa para llevar adelante la economía del mundo. Esto es algo positivo si se mira que la calidad de vida de las personas viene mejorando, así que no debe considerarse como algo malo”, detalló el entrevistado.
Recordó que Astur se creó con un grupo de amigos, entre los que se incluye, y que la idea fue no discutir recursos, sino que la fundación directamente los aporte. “Conseguimos financiamiento externo para los primeros años de la organización. Vimos qué era lo que más necesitaba el país y entendimos que el tema de cuidados era lo más importante”, relató el director general.
Los ejes de acción
Astur posee dos ejes de acción principales, uno de ellos es el denominado “Pensando en el futuro”, abocado a la divulgación de conocimientos en ciencias económicas, sociales, políticas y otros temas que contribuyan en los niveles de conocimiento y desafíos del mundo actual. Para cumplir con esto es que la fundación organiza y apoya realizaciones de estudios, seminarios y conferencias vinculadas. A su vez, financia premios y reconocimientos a aportes sociales y becas.
El otro eje es “Vejez más cuidada más activa”. En torno a este eje se procura el desarrollo de actividades destinadas a atender sectores vulnerables de la población, acompañando las políticas nacionales en tareas de las organizaciones de la sociedad civil. Para esto, la Fundación Astur identifica sectores vulnerables donde su aporte sea significativo, elabora proyectos y gestiona recursos para financiarlos.
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