El empeoramiento de la situación política en Europa en 1938 y la percepción del gobierno norteamericano de que necesitaba tener al continente americano de su lado en la hipótesis de un conflicto generalizado, produjo algunas consecuencias inmediatas. Una de ellas fue el relajamiento de la posición norteamericana en las negociaciones con Brasil, que pretendía obtener ventajas comerciales y crediticias de Estados Unidos. Así, entre enero y marzo de 1939, la Misión Aranha, enviada a Washington, consiguió la firma de una serie de acuerdos con el gobierno estadounidense. En abril de 1939, el tipo de cambio se liberó nuevamente y Brasil se vio favorecido por el aumento del precio del café en los mercados internacionales.
Con el estallido de la Segunda Guerra Mundial, en septiembre de 1939, el precio de los productos primarios comenzó a subir de nuevo, lo que permitió a Brasil acumular suficientes reservas y negociar mejores condiciones para el pago de su deuda externa. Una vez estabilizada la situación de las cuentas exteriores, el gobierno brasileño, ante las trabas puestas a las importaciones, comenzó a estimular la industria nacional, lo que llevó lentamente a la reanudación del crecimiento. Después de un período difícil de dos años, de 1940 a 1941, el crecimiento industrial recuperó el impulso, apoyado por la emisión monetaria y la expansión del crédito del Banco do Brasil. En noviembre de 1943, el Plan Sousa Costa, aprobado por el gobierno estadounidense, reduciría considerablemente la deuda y los pagos de intereses de Brasil. En paralelo a este proceso, se emprendieron otras importantes iniciativas de intervención estatal en la economía. El Estado asumió gradualmente la responsabilidad de la producción de algunos insumos básicos, como parte del esfuerzo bélico o impulsado por una visión más estratégica del desarrollo futuro del país. A principios de la década de 1940 se crearon las primeras grandes empresas estatales brasileñas. En 1940, se creó la Companhia Siderúrgica Nacional (CSN) como resultado de un acuerdo con Estados Unidos. En 1942 se creó la empresa Vale do Rio Doce para explotar los yacimientos de hierro de Minas Gerais. En 1943, le tocó el turno a la Compañía Nacional de Álcalis para la producción de soda y caliza, y a la Fábrica Nacional de Motores. Finalmente, en 1945, se creó la Compañía Hidroeléctrica de São Francisco para suministrar energía al noreste del país.
Extraído de “La era Vargas”, página de la Fundación Getulio Vargas (Brasil)
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