Luego de que el Banco Central del Uruguay (BCU) subiera la tasa de interés, bajó el dólar y la entidad tuvo que salir a poner freno a la caída, comprando dólares. El economista Javier de Haedo criticó públicamente la primera medida. Entrevistado por La Mañana, elogió que el banco limitara los daños colaterales de su decisión, aunque afirmó que es un accionar “contradictorio” con la política monetaria que lleva adelante.
Usted se ha expresado críticamente sobre la reciente suba de la tasa de interés decidida por el BCU. ¿Podría explicar los motivos?
El comunicado del Copom (Comité de Política Monetaria) dio un muy pobre fundamento del aumento de la tasa. Hablaron de que había varios sectores económicos que estaban en proceso de recuperación, pero no dijeron que había otros que no.
Afirmaron que bajó el desempleo en junio, cuando en realidad lo que importa es si sube el empleo, no si baja el desempleo. El empleo subió en junio, aunque sigue por debajo de febrero del año pasado. Hay 19000 personas ocupadas menos y hay otras 41000 que están ocupadas, pero están ausentes en razón de la pandemia o por estar en seguro de paro, o sea que hay 60000 personas que no están en su situación de febrero 2020. Es mucha gente, por tanto, yo no diría que la economía está fuerte.
El otro argumento que me parece totalmente controvertible es que hay consistencia entre las políticas económicas. No es así. La política fiscal tiene un déficit muy alto que no lo voy a discutir; no voy a criticar al gobierno por el déficit que tiene porque una parte importante se debe a la pandemia. Sin criticar el déficit, no hay que dejar de reconocer que es muy grande (5,3% del producto) y eso hace que el gobierno no tenga una política fiscal contractiva.
El gobierno consigue dólares mediante endeudamiento y los vende, cuando tendría que estar teniendo un superávit primario y con esos pesos comprar los dólares que necesita para pagar sus cuentas en dólares, los intereses, básicamente. La política fiscal no está ayudando, por más que se esté en línea con lo que se esperaba, pero eso no quiere decir que esté bien.
¿Y la política salarial?
La política salarial… ¿qué diferencia tiene con la del Frente Amplio? Dos conceptos típicos: indexación y recuperación, es decir, en el año puente sí se desindexó, y eso ayudó a que la inflación bajara del 11% al 7%. Entonces, fue fundamentado con fórceps, porque el BCU quería subir la tasa y se apuraron.
La decisión del BCU provocó una caída del dólar, algo sobre lo que usted alertó una vez que se supo la medida. ¿Estamos en riesgo de atraso cambiario nuevamente?
Creo que el BCU o aquel que le dio la orden de ponerle un piso al dólar, respondería positivamente tu pregunta, porque si no, no lo hubieran hecho. Era absolutamente previsible, por cómo funciona la política monetaria en Uruguay, que iba a bajar el dólar, porque ese es el canal por el cual se transmite el efecto de la suba de tasa a los precios. Se ve que el BCU no previó que iba a pasar eso, o pensó que iba a suceder moderadamente.
Y finalmente, como decía, tuvo que salir a poner freno a la caída comprando dólares. ¿No es contradictorio subir la tasa de interés para luego tener que salir a comprar los dólares que el mercado vende como resultado de la medida?
Es contradictorio con la política monetaria, es decir, en la política del BCU no está ponerle piso al dólar, al contrario, le resta volatilidad, le da un seguro de cambio a la gente; es todo lo contrario a lo que esta política monetaria debería querer hacer. Por eso, un poco en serio, un poco con ironía, yo dije (a través de Twitter): “¿De dónde habrá venido la orden?” Porque en el BCU esto evidentemente no estaba en el vademécum.
Yo elogio que lo hayan hecho, porque como estaba discrepando con la medida original, me pareció bien que con esto limitaran los daños colaterales, pero reconozco que no es consistente.
¿Qué cree que motiva al BCU a restringir la política monetaria cuando la economía recién comienza a emerger de la pandemia?
Es la filosofía que tienen, creen que todo lo arregla la política monetaria, pero sabemos perfectamente que el impacto que ella tiene en un país como Uruguay es menor que en un país con una moneda consolidada. Por algo están buscando desdolarizar, para que la política monetaria sea más potente.
Yo, como agente económico, no miro solo la política monetaria para hacerme una composición de lugar sobre mis expectativas de inflación, y me imagino que los empresarios tampoco, por algo piensan que va a estar en 8% dentro de dos años. Me importa la política fiscal y también la política salarial, entonces, si la inflación se desvía y tengo que dar un gatillo en el 2023, y encima tengo que dar la recuperación de lo que no doy en estos dos años respecto a lo que se perdió el año pasado, supongo que va a haber brutos aumentos de salarios que van a trasladar a precios. Acá es muy fácil trasladar a precios; hay muchos sectores donde hay pocos jugadores y dominantes, o son precios regulados que de algún modo van todos en manada.
La composición de lugar que la gente se hace normalmente, salvo los que son estrictamente monetaristas –siempre hay rara avis-, es: política monetaria, política fiscal y política salarial, y uno ve que dos de esas políticas, como siempre, no están alineadas, no son consistentes, y se pone todo el énfasis en la política monetaria, que sola no puede resolver el problema.
Parecería ser que el BCU quedó entrampado entre objetivos múltiples e inconsistentes. ¿Cuál es la salida a este dilema? ¿Será que veremos una nueva edición de los platitos chinos de las gestiones anteriores?
Muy buena pregunta. Yo imagino que en el próximo Copom, que va a ser el 5 de octubre, van a volver a subir la tasa y va a pasar de vuelta lo mismo y tendrán que poner el piso nuevamente, no sé si en el mismo nivel o más abajo. Y no sé qué pasará de acá a esa fecha, pero el tema es, justamente, entre la cantidad de objetivos y la cantidad de instrumentos que tenés. Cuando hay un divorcio entre la cantidad de objetivos y la cantidad de instrumentos, pasa lo de los platitos chinos.
El gobierno tiene que priorizar objetivos y jerarquizar instrumentos. Hoy tiene pocos instrumentos, la política fiscal no lo es, la política salarial tampoco, tiene una política monetaria que es un instrumento débil y tiene más de un objetivo: recuperar la economía y bajar la inflación, y me imagino, también, que el malla oro no se vea afectado por la caída del tipo de cambio. Por lo menos ahí mencioné tres objetivos, y de instrumentos andamos escasos.
¿El hecho de que el BCU actúe como comprador de última instancia de dólares que se venden especulativamente (y vendedor cuando los especuladores deciden salir) no genera riesgo moral?
Como decía, es contradictorio hacerlo, pero fijate que el gobierno central emite licitando Notas (del Tesoro) casi todas las semanas en UI (Unidades Indexadas), en UP (Unidades Previsionales) y en pesos nominales, y permite que se integren dólares, o sea que, si alguien quiere hacer carry trade, no tiene que ir al mercado a vender los dólares, se los recibe a esos dólares integrando su oferta. El BCU no lo hace, es decir que ahí hay dos formas distintas de actuar. Imagino que otra cosa que podría hacer el BCU es esa: hacer como hace el gobierno y aceptar que le integren las Letras de Regulación Monetaria con dólares.
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