Tierra, techo, trabajo. Papa Francisco. Con textos de Pablo Bustinduy, Juan Grabois y Alessandro Santagata. Altamarea. Febrero 2021. 136 págs. $1190.
Catolicismo en el aquí y en el ahora: con motivo de la realización de los “Encuentros Mundiales de los Movimientos Populares” en el Vaticano, Jorge Mario Bergoglio brindó los discursos recopilados en el presente texto.
“Jesús les diría hipócritas” a quienes abordan el “escándalo de la pobreza” con “estrategias de contención que únicamente tranquilice y convierta a los pobres en seres domesticados e inofensivos”. El papa Francisco aseguró que es “triste ver cuando detrás de supuestas obras altruistas se reduce al otro a la pasividad, se lo niega, lo peor, se esconden negocios y ambiciones personales”. El Encuentro Mundial se ha constituido en “un gran signo”: “Vinieron a poner en presencia de Dios, de la Iglesia, una realidad muchas veces silenciada: los pobres no solo padecen la injusticia, ¡sino que también luchan contra ella! No se contentan con promesas ilusorias, excusas o coartadas. Tampoco están esperando de brazos cruzados la ayuda de ONG, planes asistenciales o soluciones que nunca llegan”.
“Tierra, techo y trabajo; es extraño, pero si hablo de esto para algunos resulta que el Papa es comunista”. Frente a este tipo de insinuaciones, Francisco destaca que “el amor a los pobres está al centro del Evangelio” y las rebate, con ironía, afirmando que son los comunistas que piensan como los cristianos.
Pero hay que recuperar otro ángulo: el discurso político del Papa se apoya sobre una ontología conservadora. No rompe con los presupuestos fundamentales de la teología de Ratzinger; se dirige a un mundo que ha perdido su relación con lo absoluto, asolado por una mezcla de narcisismo y vacío espiritual.
Pablo Bustinduy aporta desde el prólogo, la “formidable historia de la posición de la Iglesia católica frente al relativismo, desde el rechazo frontal de la Ilustración y la modernidad, que llevó a León XIII y Pío IX a promulgar el boicot de los cristianos a la política burguesa por ir contra el orden natural de la sociedad, hasta el intento reciente de afirmar el cristianismo como cimiento y límite de la democracia, último dique de contención contra los peligros de la tiranía o del colapso moral de la sociedad sobre sí misma”.
Frente a la aberración de una globalización consumista y voraz, una voz desde la trascendencia.
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