Uruguay en la mira del narco. La gestión de Julio Guarteche y el combate a los grandes carteles de la droga. Antonio Ladra. SUDAMERICANA. 285 págs., 2021. $650.
El narcotráfico es la principal causa de homicidios en nuestro país. Sólo por ese dato la lectura del presente ensayo está justificada. Pero no es la única razón. Antonio Ladra ya había incursionado en la temática en “Narcos en el Uruguay” y claramente es un buen guía en este descenso a los infiernos.
En el excelente prólogo de Marcos Baudean se recupera un aspecto habitualmente soslayado. La discusión política cotidiana suele estar centrada en los problemas de seguridad y en el papel que juega en esta el consumo y el tráfico interno de drogas. “La población sabe poco sobre los esfuerzos por evitar la localización de grandes carteles en Uruguay y conoce mucho sobre el combate a bocas de drogas. Es decir, la población puede pensar que el problema más importante son las bocas de droga y no los grandes actores del negocio. El problema del menudeo es que genera más inconvenientes e inseguridad en la vida cotidiana de las personas”.
El hecho concreto son los cambios que se han operado en el mundo del narcotráfico en las últimas décadas que han tenido un impacto decisivo en las modalidades del delito en nuestro país. Lo que parecía ser la pesadilla en comarcas lejanas, hoy es nuestra pesadilla también.
Guarteche fue un policía que honró su uniforme. Él y su equipo dieron una muy desigual lucha contra el enemigo más invisible. El gran narcotráfico.
En el 2007 Guarteche advertía: “Estamos viendo con preocupación cómo muchos jóvenes llegan a los centros sanitarios, a Capitán Tula, al Hospital Maciel con balazos, en general de 9 milímetros, en las piernas, debajo de la cintura. Y cuando se les pregunta qué fue lo que pasó, responden cosas vagas del tipo: ‘iba caminando y de pronto me sentí herido’ y lo curiosos es que siempre se niegan a denunciar el hecho. Está claro que se trata de balazos intimidatorios, y ya sabemos que el problema se va a incrementar y cuando se levante el caño del arma unos centímetros, ahí ya no vamos a hablar de heridos, sino de muertos. Es lo que se viene”.
Un texto claramente ineludible en un debate que nos compromete como sociedad, como nación.
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