De los establecimientos que participaron del proyecto, el 60% logró mejoras del 50% en sus ingresos, aún en tiempos de sequía; además de que algunos predios redujeron la emisión de gases de efecto invernadero
Medir la calidad de alimentos que se producen ya no se limita a los tradicionales parámetros de textura, terneza, color, aroma y sabor que aún son válidos, pero los tiempos han cambiado en forma vertiginosa y hoy no se acepta que esa actividad esté desvinculada del cuidado del medio ambiente. Uruguay, como destacado productor de alimentos para el mundo, no ignora esa realidad, por el contrario trabaja para convertirla en un valor agregado más y sacar provecho de la ubicación geográficas privilegiada gracias a su extensa área de pastizales naturales, de las más extendidas y más productivas del mundo.
En ese sentido, con la participación del ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP), Fernando Mattos, el 15 de setiembre se llevó a cabo la presentación de los resultados del proyecto Ganadería y Clima, el cual es apoyado por la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y contó con la participación de 61 establecimientos ganaderos que tiene como objetivo producir mejor con mayor cuidado del ambiente.
Este lunes la FAO informó que el proyecto Ganadería y Clima, a pesar de la sequía, aumentó 50% el ingreso neto en la mayoría de los predios, a la vez que se lograron reducir las emisiones de los gases de efecto invernadero (GEI).
“La mayoría de los predios que participan del proyecto atravesó una intensa sequía, pero eso no evitó que la producción de carne vacuna y ovina mejoraran, los costos bajaran y el ingreso neto subiera, en paralelo a una reducción de las emisiones de GEI, logradas con base en prácticas de ganadería climáticamente inteligente (GCI) aplicadas a medida en los establecimientos participantes, sin aumentar los costos de las familias que los gestionan”, destaca el comunicado de FAO.
Tito Efraín Díaz, de FAO Uruguay y Argentina, dijo que “los resultados presentados demuestran que si se hace la ecuación completa de cuánto se emite y cuánto se captura en los sistemas ganaderos basados en campo natural podemos estar muy cerca de sistemas carbono neutrales”.
De Ganadería y Clima participaron 61 establecimientos ganaderos que fueron apoyados por 11 organizaciones de productores 11 técnicos y extensionistas, así como investigadores, y docentes del Instituto Nacional de Investigación Agropecuaria y la Facultad de Agronomía (Fagro) de la Universidad de la República. El trabajo también apunta a aumentar la resiliencia frente a eventos climáticos extremos y restaurar los servicios ecosistémicos de los pastizales, se informó.
El ministro Mattos destacó que el valor ambiental y el equilibrio entre producción y emisiones de carbono debe sumarse a otros tantos atributos de la ganadería uruguaya y alentó a “continuar en este esfuerzo” para posicionar al país como un lugar en donde se puede medir el impacto ambiental de la producción.
Resultados positivos
Entre 2017 y 2020, los productores participantes de Ganadería y Clima tuvieron un nivel de producción de carne mejorable (82 kilos por hectárea), un ingreso neto de US$ 55 por hectárea y un índice de cría vacuna bajo (49%), tenían problemas de gestión y de ingreso, al igual que la ganadería nacional promedio.
Pablo Soca, profesor de Fagro y coordinador del equipo productivo del proyecto, dijo que más allá de los promedios, en los predios del proyecto “conviven muchos tipos de ganadería”, con distintos niveles de producción, de costos y de productividad de carne. Por eso el proyecto responde a la variedad de realidades, sin una propuesta única, adaptándose a cada predio y cada familia.
En la primavera 2020, con un pronóstico climático preocupante, el proyecto comenzó a trabajar con una escasa altura pasturas, baja condición corporal del ganado, partos dispersos y un bajo peso de la recría: el estado de las pasturas y de los animales estaba restringiendo la toma de decisiones.
La FAO destaca que la mayoría de los predios atravesaron una intensa sequía, pero aun así la producción de carne vacuna y ovina mejoraron, los costos bajaron y el ingreso neto subió. El 60% de los predios mejoró un 50% de su ingreso neto, pasaron de US$ 40 por hectárea productiva entre 2017 y 2020, a US$ 70 en un año de trabajo con el proyecto.
El porcentaje de preñez pasó de 71% en promedio entre 2017 y 2020, a 77% un año después. Había establecimientos con muy baja preñez que lograron mejorar y productores con mayor porcentaje que lo mantuvieron. También subió el índice de cría vacuna, lo que demuestra que se logró una mejor gestión del rodeo.
Asimismo, en cuatro predios representativos se hizo un análisis detallado que mostró un aumento del ingreso neto a pesar de haber reducido la cantidad de vacas, porque subió la producción por animal y, con ella, la producción por hectárea. Según Soca, la reducción de la carga incidió en la producción y el ingreso. En esos cuatro predios se redujo la emisión de GEI en un 27%, según mediciones en base a la metodología del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC).
Uruguay es un privilegiado en el campo natural
Uruguay es consciente de las oportunidades que da el pasto natural y su ubicación privilegiada en el mundo.
“La ganadería basada en el campo natural encuentra hoy la oportunidad de avanzar en un camino de beneficios en términos de productividad e ingreso neto, emisiones de carbono, adaptación climática, restauración de tierras y servicios ecosistémicos, y agregado de valor ambiental como fuente de diferenciación y competitividad”, destaca un artículo titulado “Proyecto Ganadería y Clima. Producción ganadera eficiente y resiliente con beneficios climáticos y para el campo natural”, publicado en la edición 173 de la Revista del Plan Agropecuario.
El artículo subraya que “Uruguay forma parte de una de las áreas de pastizales naturales más extendidas y más productivas del mundo”.
En todo el globo “sólo el 8% está cubierto de pastizales templados productivos”, pero en Uruguay “los pastizales naturales ocupan una proporción alta del territorio” en el entorno del 50%.
El Plan Agropecuario destaca que los pastizales aportan “servicios ecosistémicos de fundamental importancia para la sociedad, la producción de alimentos y fibras, regulación climática, almacenamiento de agua, formación de suelos, control de la erosión, recursos genéticos, provisión de hábitats y ciclado de nutrientes. La productividad del pastizal, generada por fotosíntesis, es la materia prima del sistema productivo ganadero extensivo en Uruguay”.
TE PUEDE INTERESAR