El tercer país. Karina Sainz Borgo. Lumen. 298 págs., $690, 2021.
Una excepcional novela que logra, narrando una historia muy latinoamericana, conjugar las más heterogéneas literaturas universales.
Karina Sainz Borgo nació en 1982 en Venezuela y reside actualmente en Madrid. Trabaja como periodista especializada en temas culturales en Vozpopuli, Zenda y Onda Cero y logró con “La hija de la española” el reconocimiento del público y de la crítica especializada, recibiendo el Grand Prix de l´Héroine Madame Figaro y el International Literary Prize. Un dato no menor: la revista Forbes la escogió como una de las cien personas más creativas.
“Cada día estamos más incapacitados para la compasión”, declara Sainz Borgo. En un mundo signado por seres errantes huyendo de la desesperación se va recreando una historia ya contada por Juan Rulfo, por Sófocles y por Homero.
Angustias Romero huye junto a su esposo y sus dos bebés prematuros de la peste. En el viaje, ambos mueren y el objetivo de Angustias ya no es una vida mejor, solo dar sepultura a sus hijos. Camina obsesivamente con los restos en sendas cajas de zapatos en busca el Tercer País, un cementerio fronterizo, regenteado por Visitación Salazar donde todo aquel que busque enterrar a un ser querido puede hacerlo sin nada a cambio. Abandonada por su esposo, Angustias luchará junto con la sepulturera contra un entorno hostil donde la única ley la dictan quienes van armados, donde el tiempo lo marcan los peces, las fiestas y los misteriosos juguetes que alguien deja sobre las tumbas de los dos niños, mientras el peligro y la violencia crecen hasta el último momento borrando los límites entre la vida y la muerte.
A lo largo de la novela se van desgranando historias cruentas, dolorosas, que recuerdan el realismo mágico de García Márquez, pero que nos remiten a un mundo muy real. Son las historias que han sembrado de sangre y muerte a toda nuestra convulsa América Latina a lo largo de demasiadas décadas. Pero la piedad es un bien crecientemente escaso en un mundo globalizado adormecido en la autocomplacencia occidental.
Y esas contradicciones fueron las rastreadas por la autora en su estadía en Centroamérica, siendo testigo privilegiada de las mareas de migrantes que huyen por las más disímiles razones pero apostando aún por la vida.
En síntesis, la deslumbrante historia de dos mujeres muy distintas que plantan batalla a un mundo violento.
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