En 2007 Richard Alpuy tomó la decisión de dejar su trabajo anterior y dedicarse a la esquila, profesión que no ha abandonado desde entonces, sino que se dedica especialmente a ella, viajando todos los años a Estados Unidos como esquilador, país al que no tenemos nada que envidiar.
“Tengo dos cuadrillas de esquila, yo trabajo con 7 esquiladores y mi hijo con otros 7”, contó a La Mañana Richard Alpuy luego de ser consultado sobre su ocupación. Es una empresa familiar en la que trabaja con su esposa, su hijo y personal contratado. “Mi hijo está en el proceso” de registrar su empresa en el Secretariado Uruguayo de la Lana (SUL), “mientras tanto yo lo voy guiando, la idea es que el próximo año también reciba su número de esquila”.
Alpuy tiene ahora 49 años, hace 14 años viajó a Estados Unidos como esquilador. Fue en ese viaje que decidió dedicarse a la oveja: “Dejé mi trabajo anterior, me pasé a este rubro y hoy contamos con esta empresa familiar y como yo salgo algunos meses al exterior a esquilar la que queda a cargo es mi señora”.
“El total de personas trabajando son 18 de los que 14 son esquiladores y el resto hace otras tareas. Mi zona de trabajo es principalmente los departamentos de Salto y Artigas”, precisó.
Destacó que es importante mantener un buen ritmo de trabajo con una esquila de unas 100.000 ovejas por zafra, que es un número que ya ha superado en las últimas temporadas, pero este año Alpuy espera estar en ese rango por la cantidad de trabajo que ha tenido. “Son 100.000 ovejas en la zafra que comienza en junio y termina a mitad de noviembre. Ese número de animales logrado por 14 esquiladores es muy bueno y nos deja conformes”.
De los caballos a los ovinos
Sobre sus inicios en el rubro dijo que cuando era muy joven, a los 19 o 20 años, comenzó a trabajar esquilando, pero luego se dedicó a otros trabajos rurales, con caballos, pero en 2007 hizo el viaje a Estados Unidos y fue allí donde decidió pasarse definitivamente a la oveja.
“Yo había sido esquilador siendo muy joven, hasta había ido a Argentina por lo que tenía algo de experiencia y conocimiento, y aunque hacía más de 10 años que no esquilaba sabía en qué consistía, por eso cuando se me dio fui a Estados Unidos, tuve que pagar derecho de piso, pero anduve bien”.
Asumida la decisión de ser esquilador, “lo primero que hice fue comprar una maquinita de dos tijeras, al otro año fueron 4 porque empezaron a aparecer más ovejas. Cuando uno empieza a hacer las cosas y las hace bien se dan las recomendaciones de un vecino a otro y el trabajo de uno comienza ser bien visto”, reflexionó.
“Hace 14 temporadas que voy a Estados Unidos donde la temporada es larga, de enero a junio, y eso no me permite viajar a España u otros países como hacen otros” colegas.
Viajar a trabajar tiene una finalidad económica, pero también da la oportunidad de ver, observar, tomar contacto con otras realidades y conocer cómo trabajan en países que en muchos otros aspectos están muy avanzados.
Cuando Alpuy comenzó a viajar y trabajar con productores estadounidenses observó que la producción de lana “no cubría los costos ni daba el resultado que cabría esperar. Eso nos decían los productores que saben español y uno puede conversar”, recordó. “El conocer el idioma la facilidad de que ellos preguntan sobre cómo son las cosas acá y uno pregunta sobre cómo son allá. Pero lo importante es que ahora la lana les está dando resultado, ya no es como antes”.
Por ejemplo, “en los primeros años vi que no le daban importancia a la humedad, eso ahora cambió, están trabajando con mucho Merino y están metiendo lana fina, están mejorando su producción”, aseguró.
Otro de los cambios es el cuidado del bienestar animal: “Muchas veces cuando estamos esquilando ellos aprovechan para vacunar a las ovejas y hay productores que revisan que las agujas con las que las van a vacunar no sean muy gruesas”.
En el manejo de la lana también han mejorado: “La clasifican, no tanto como acá en Uruguay pero sacan lo corto, largo, fino, esa clasificación se hace, pero no tiene el nivel de exigencia de limpiar el vellón como sí ocurre en nuestro país”.
Los establecimientos que Alpuy visita cada año están ubicados en los estados de Nevada, Idaho, California y Oregón, “algunos están ubicado en el desierto, pero nos movemos y trabajamos con buena comodidad”, aclaró.
En Uruguay no falta mano de obra
En cuanto al trabajo que se desempeña en Uruguay, La Mañana lo consultó sobre la disponibilidad de mano de obra y si hay faltante de trabajadores para un oficio tan concreto como es la esquila. “En Uruguay no falta mano de obra”, aseveró, y agregó que en caso de ser necesario hacer alguna contratación “se consigue muy buena gente”.
“Yo no he tenido problema con eso. Son gurises que empiezan conmigo y yo no tengo ese problema de que dejen, que se vayan, que a veces pasa, pero no me puedo quejar porque siempre aparece alguien. Hay trabajo, en la mayoría de los establecimientos se nos trata muy bien y nos dan ciertas comodidades. No me puedo quejar”, enfatizó.
Además, “desde el SUL se está trabajando muy bien, hacen cursos y preparan gente que quiera entrar en el oficio y eso también es bueno”.
Tenemos la misma tecnología que Estados Unidos
La tecnología para la esquila que se usa en las majadas y establecimientos de Uruguay “ha mejorado bastante, por ejemplo en las herramientas que utilizamos hoy podemos trabajar con aparatos eléctricos, eso facilita para cargar y manejar. Uno llega al establecimiento, colgó el aparato, se enchufa en el corriente y ya empieza”.
Y si comparamos la tecnología de Uruguay con la Estados Unidos, “es igual, acá como allá utilizamos el mismo aparato Heiniger, la misma herramienta. En ese sentido estamos bien” y según la información que recibe de otros países, por ejemplo, España, “allí también trabajan con buenos aparatos como nosotros acá”.
El esquilador tiene trabajo todo el año
Los esquiladores tienen trabajo seguro todo el año, con las dos zafras que hay en nuestro país y la posibilidad de viajar cada año al exterior.
“En Uruguay está la zafra de preparto que es en la cual se esquila a la oveja preñada, y va de junio a julio, en agosto las majadas empiezan a parir. La otra es la esquila general que va de setiembre al 15 de noviembre y se atiende al borrego, capón, ovejas falladas, etc.”, contó Richard Alpuy.
“En Uruguay un esquilador maduro y con experiencia puede esquilar 3.000 ovejas al mes, incluso hay esquiladores que llegan a los 4.000. Otra forma de medir el rendimiento es de junio a noviembre, y en ese período hay quienes esquilan 12.000 o 13.000 ovejas, y cada oveja está en el entorno de los 22 pesos. Si se hace la cuenta resulta que no es un mal trabajo”.
Los meses en que no hay esquila en Uruguay (mediados de noviembre a junio del año siguiente) está la posibilidad de viajar al exterior donde se trabaja muy bien y con muy buen pago.
El único requisito “es tener 18 años e interés, el que quiera hacerlo solo tiene que ponerse en contacto con cualquier esquilador o establecimiento que tenga ovejas. Con voluntad se aprende y desde el primer día empieza a entender sobre cómo funciona. Trabajo hay”, enfatizó.
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