La unidad especializada en prevención cardiológica deportiva está ubicada en la policlínica de Cardiocentro de la Asociación Española, atiende a socios y no socios, deportistas profesionales, amateurs y menores de edad. Su fin es prevenir al máximo las muertes súbitas en personas que realizan actividad física.
El pasado 12 de junio fue noticia que el jugador de fútbol danés Christian Eriksen de 29 años se desplomó –tras un paro cardíaco– en un partido de su equipo frente a Finlandia por la Eurocopa. Los aficionados y audiencia pudieron ver como Eriksen, de un momento a otro, quedó desmayado en el césped. La historia tuvo un final positivo y el profesional fue reanimado, aunque hoy tiene un desfibrilador en el corazón y un futuro profesional incierto.
Pocos días después, el 18 de junio, medios nacionales daban la noticia de que Robert “Bola” Lima, de 48 años y exjugador profesional del Club Atlético Peñarol, estaba disputando un partido recreativo cuando también sufrió un paro cardíaco. En este caso el final fue el fallecimiento de Lima, quien no pudo ser reanimado en cancha.
Estos son solo dos ejemplos de muerte súbita en momentos que se está realizando actividad deportiva, sin embargo, casos así son diarios en el mundo. La muerte súbita de deportistas se da de manera inesperada y sucede durante la práctica de ejercicio y hasta 24 horas posteriores a la misma; la causa es cardíaca, sin otra explicación posible.
Sin embargo, que sea espontánea no quiere decir que no sea evitable. Y en línea con esa afirmación es que se creó la unidad especializada en prevención cardiológica deportiva dentro del centro cardiológico de la Asociación Española. La misma es de acceso para socios y no socios de la mutualista.
Si bien en Uruguay existen controles y estudios específicos para atender a deportistas (por ejemplo, cuando se les brinda el carné profesional se les realizan electrocardiogramas), no existía aún un centro tan especializado, como el que se inauguró el 26 de setiembre de 2021 en el marco del 168° aniversario de la mutualista.
La unidad tiene como centro al individuo que realiza actividad física profesional o amateur, o aquellos que van a iniciarse en la práctica del deporte, generando en ellos y su entorno la tranquilidad de la prevención de la gran mayoría de las causas de muerte súbita del deportista (MSD). Esta valoración se lleva a cabo en un espacio individualizado con especialistas de diferentes áreas.
Uno de estos especialistas es Daniel Mallo, quien es coordinador de la unidad especializada en prevención cardiológica deportiva, así como codirector de Cardiocentro de la Asociación Española. Él es cardiólogo intervencionista y desde sus inicios ha realizado angioplastias de urgencias en infartos.
“Desde hace mucho tiempo me preocupaban los deportistas que hacían ejercicio los fines de semana y llegaban a mí con un infarto. Pero al principio no estábamos preparados para crear una unidad como la actual, porque debía tener carácter multidisciplinario”, recordó Mallo a La Mañana.
Pero los eventos de Eriksen y Lima fueron determinantes para entender que la acción no podía esperar más.
El público objetivo
Según datos del profesional, tres de cada 1.000 personas en la población general presentan algún trastorno cardiológico que predispone a la muerte súbita en la actividad física. Este riesgo aumenta con la edad, siendo un punto de referencia los 35 años. Expresado en cifras, en casos de menores de 35 años, la incidencia de esta muerte es de una a tres personas cada 100.000 por año, llegando a una cada 18.000 por año luego de los 35 años.
Las causas que conllevan al desenlace de una MSD en estos rangos etarios no son las mismas, y se marca un diferencial al momento de una evaluación integral destinada a reducir su incidencia. Por eso la unidad especializada divide la atención en cuatro grupos: los deportistas profesionales federados; los que practican deporte recreativo; los adolescentes y los pacientes poscovid.
Según datos expuestos por Mallo, en menores de 35 años predominan las causas llamadas “genéticamente determinadas” asociadas a cardiopatías estructurales, enfermedades de las válvulas cardiacas, de la aorta, anomalías en el origen o trayecto de las arterias coronarias o enfermedades del ritmo cardiaco, determinadas por una causa genética que puede pasar desapercibida.
En mayores de 35 años se suman las patologías de las arterias coronarias o ateromatosis coronaria cuya detección precoz, y el consiguiente tratamiento de prevención, lleva a una reducción de la incidencia de la MSD.
En menores de 18 años, la incidencia de muerte súbita es baja, “pero con un impacto individual y social enormemente negativo”. En este grupo, se amerita una actividad deportiva competitiva reglada donde se deben observar los factores genéticos y donde una valoración integral, pautada y sistematizada permite detectar y prevenir esta causa de muerte.
Problemas cardiológicos y covid-19
Otro grupo objetivo que surgió en este último tiempo son los pacientes poscovid, ya que dentro de las secuelas están las cardiológicas que pueden haber sido expresadas durante la enfermedad o pueden aparecer posteriormente, y deben considerarse dentro de la valoración de las personas que desean iniciar o retomar la práctica deportiva.
Mallo indicó que este hecho se basa en que “un porcentaje no despreciable de la población que adquirió el virus puede presentar, en forma sintomática como asintomática, una inflamación del músculo cardiaco o miocardio, que se denomina miocarditisy que puede tener consecuencias durante la actividad deportiva”.
Para los profesionales de la unidad especializada, este hecho marca la necesidad de pautar una estratificación especial en este grupo de deportistas.
Prevenir primero, pero también saber actuar
“La unidad especializada en prevención cardiológica deportiva va más allá del electrocardiograma simple”, expresó el entrevistado. “Busca reproducir la situación en que el deportista podría tener una muerte súbita, pero en un laboratorio vigilado por especialistas, donde se chequea que no exista –o disminuya– la posibilidad de que pueda infartar”, agregó.
A pacientes mayores de 45 años se le realiza el score de calcio. “Esto no se sospecha sin un estudio, y sin embargo es un paciente predispuesto a tener un evento, sobre todo en deportes. Este estudio no está integrado en los chequeos generales. Dimos un paso más en la capacidad diagnóstica de una posible muerte súbita en deportistas”, sostuvo.
El coordinador de la unidad indicó que en las canchas de fútbol, por ejemplo, ahora se tiene un desfibrilador automático, “y me parece bien que se enseñe a utilizarlo y a reanimar a alguien en paro. Pero me parece muy bueno tratar que esas cosas no ocurran. Es necesario disminuir al máximo las muertes súbitas, pero cuando ocurren hay que tener los elementos para resolverlo hasta que llega la ambulancia. Son acciones convergentes”, subrayó.
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