La producción orgánica es posible en un mundo que cada vez exige mayor cuidado ambiental y animal. Elena Rodríguez desde Canelones cuenta y reflexiona, desde su rubro, la experiencia y perspectiva sobre los desafíos que tienen por delante.
Próximo a la ciudad de Suarez, en el departamento de Canelones, se encuentra Granja Verde, un establecimiento familiar que basa su producción en un sistema agroecológico: “No tratamos con químicos ni nada que sea ajeno a la naturaleza, y nuestro rubro principal es el de la gallina ponedora (criada) totalmente a campo con certificación Kosher que es muy exigente en el trato animal y la comida, produciendo un huevo con un valor diferente” a lo que se suele ver en el mercado. “Cuidamos el alimento y el bienestar animal, por ejemplo no se le corta el pico a las gallinas ni las alas”, explicó Elena Rodríguez a La Mañana al ser consultada sobre las características de la granja.
Cuando se habla de certificación Kosher generalmente se piensa en la carne, pero se ha ampliado a otros productos como lácteos, arroz o aceites. En cuanto a la producción de Granja Verde atiende el mercado interno, pero no sólo la consumen los rabinos, también el público en general que busca alimentos saludables.
Además de huevos la granja produce citrus, también de forma natural, con las gallinas desplazándose debajo de los árboles y a su vez enriqueciendo la tierra y ayudando a combatir algunas plagas de los árboles frutales.
“Producimos 4.000 huevos por día y cada 2.000 gallinas tenemos una hectárea, las aves van rotando en el predio que son de pradera, alfalfa, avena. La gallina come mucho de debajo de la tierra y es como una economía circular porque la misma gallina abona la tierra y los árboles, y los árboles se crían más sanos”, explicó.
La producción natural implica también el cuidado sanitario, por lo que cada animal tiene sus vacunas en prevención de las enfermedades endémicas que posee Uruguay debido a los grandes encierros.
El principal problema es la legislación vigente
Consultada sobre las principales trabas que debe sortear quien se dedique a la producción orgánica, dijo que “la legislación” vigente, Granja Verde “tiene todo en orden, pero si uno quiere un número de registro para los huevos producidos de la forma en que lo hacemos el Ministerio de Ganadería no lo da, cuando en el mundo se está yendo a eso. Acá estamos caminando al revés”, consideró.
“La explicación que dan es por la gripe aviar, pero no tiene mucho sentido porque acá no hay esa enfermedad, ni hubo, y en caso de que la hubiera habría que encerrar las aves en el galpón y evitar que entren pájaros. Es sencillo solucionarlo, pero también calculo que ha de haber presión de las grandes empresas que no quieren este tipo de producción porque para ellas no parece que sea redituable, aunque sí lo es para las empresas familiares”, señaló.
La productora señaló que ve “una contradicción” en las políticas del Gobierno porque “se pregona un Uruguay natural, la calidad ambiental, la comida saludable, el reciclaje, pero en la práctica no lo estamos implementando ni se ve que lo bajen del marketing a la realidad”.
Se habla mucho de reciclar “pero no hacemos casi nada”, añadió, y contó que está trabajando en un proyecto para dar utilidad al estiércol de la gallina que es un problema: “La mosca soldado negro produce una larva que procesa la materia y la convierte en abono orgánico, a su vez la larva disecada sirve como proteína. He golpeado muchas puertas sin resultado”, pero en otros países como Chile, Estados Unidos, Filipinas, China, Suiza “se han hecho industrias de alimento para perros, peces, cerdos y gallinas”.
“Yo creo que hay un poco de desconocimiento y mucho marketing, no están enfocados” y por eso “no se atienden las buenas ideas que hay muchas, no solo esta”, concluyó.
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