El Uruguay y su gente. Carlos Maggi. EDITORIAL ALFA. 107 págs. Montevideo,1963.
Un texto vitriólico como pocos. Maggi, un integrante muy peculiar de la Generación del 45, compartía esa costumbre de satirizar y demonizar gran parte de los presupuestos del Uruguay autoindulgente. Con su pluma, más filosa que muchas espadas, cuestionó los ideales y hasta los más ínfimos rituales de nuestra sociedad. Desde el mate hasta los presupuestos identitarios nacionales fueron algunos de sus blancos favoritos.
¿Por qué recuperamos este texto? Bien, la respuesta es simple. Sus páginas encierran algunas de las diatribas clásicas al Ariel y a Rodó. Y la función de una sección de libros es divulgar lo plausible y evaluar de forma crítica textos, porque es un ejercicio que impulsa a sedimentar las bases de nuestro pensamiento.
“El Ariel de Rodó creció y dio sombra reparadora y fruto en un mundo desaparecido. Ya no nos sirve en sí mismo, sino como antagonista. Nos sirve para ir contra él y derribarlo, trozarlo y aun clavar los dientes en él y hacer que sea otra cosa en nosotros… El Ariel al pie de la letra ya no existe y el espíritu de Ariel es un alma en pena que no halla carne donde aposentarse. A nosotros nos toca la misión de amor de matarlo para que logre la paz; entenderlo hasta el fondo, destruirlo por asimilación y hacer nacer de su abono algo viviente y funcional, algo que contribuya a disminuir nuestras necesidades, un instrumento nuevo para la angustia nueva… Caballeros: siete llaves al sepulcro de Ariel y en marcha”.
Maggi, que décadas más tarde se asumió como el gran abanderado de cuanta moda neoliberal pasó por la aldea, condensa algunas de las críticas de manual a Rodó. Elitista, perimido, de un abstruso lenguaje ya no operativo en la realidad y que, a su vez, es una barrera para el desarrollo productivo…
Rodó apostaba por expresar en el lenguaje más riguroso lo noble, pero nunca fue elitista. Su misión fue la de un Maestro, de ahí el proyecto de liceos departamentales para asegurar la educación en el interior profundo. La realidad analizada por Rodó difiere de la contemporánea… es cierto. Pero acotaría que difiere en que hoy la situación en más grave que hace un siglo.
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