El Frente Amplio tiene miedo del resultado en las urnas del plebiscito que promovió contra la LUC y trata de disimularlo con pretextos, que mal pueden ocultar la finalidad claramente política de su propósito.
Es así que, recurriendo como siempre a la mentira, al falso relato o a las medias verdades, ha comenzado por decir que, como fuerza política, el FA no interviene en la campaña derogatoria, que estaría a cargo solo de las organizaciones sociales y, obviamente, de los sindicatos cuya presencia y recursos materiales colectados a ese fin son inocultables.
Pero ahora agrega otro argumento para disimular el eventual fracaso, y es el que Fernando Pereira, candidato a presidirlo, ha ventilado en sus últimas declaraciones –sea cual fuere el resultado– haber logrado las firmas para realizarlo es un triunfo suficiente.
La pretensión de despolitizar el tema y tratarlo como “una muy sana discusión entre demócratas sobre distintos puntos de vista” es una vana intención de ocultar que la verdadera intención es bloquear la ejecución del proyecto político que escogió la ciudadanía.
El consuelo de que aun perdiendo han ganado al lograr la recolección de firmas es plañidero e infantil, pues una derrota será inexorablemente el descalabro de la coalición de izquierdas.
La correcta lectura del argumento de Fernando Pereira es que huele a resignación, disfrazando de victoria lo que sería un rotundo fracaso. Y la realidad viene demostrando que “las auditorías son implacables” y que golpean en la conciencia honesta de la opinión colectiva, dejando al desnudo las dilapidaciones y malversaciones de los fondos públicos por donde se mire.
Así tenemos que la JUTEP, en base a una auditoría externa, y por tanto independiente, amerita el fundamento de la actuación de la justicia penal en el caso de Gas Sayago.
Se acaba de informar, por un testigo que declara en la justicia, que en el MIDES hubo un brutal despilfarro; las compras superpuestas o innecesarias y la desaparición de los objetos tras el recambio costó fortunas al Estado.
El caso del exministro de Turismo Germán Cardoso, ha permitido conocer, como revés o contracara, que la anterior titular, Liliam Kechichian, le hizo un generoso trato a sus coterráneos de la Unión General Armenia de Beneficencia, al contratarle un local o gimnasio en un millón de dólares. Todo muy bien para la colectividad, salvo la noticia de que el mismo local se alquiló luego a una institución deportiva por una suma diez veces menor.
Lust: “Los 135 artículos que se están cuestionando, en todos ellos está el concepto de libertad”
Volviendo a nuestro tema, las principales razones para ratificar la LUC, hacen, como dijo el diputado Eduardo Lust, a la finalidad de ampliar el ámbito de libertad de los ciudadanos: libertad para circular en las calles y espacios públicos sin que se lo impidan piquetes, que no estén amparados en el derecho de reunión. Libertad para trabajar sin que los huelguistas se lo prohíban ocupando las empresas, sin dejar entrar ni al propietario.
Libertad para cobrar su sueldo o salario sin pasar por los bancos, lo que facilita a los miles de empleos del servicio doméstico y peones rurales. Libertad para alquilar una casa sin garantías, pero evitando que un mal pagador pueda quedarse años en la finca arrendada.
Libertad para mantener tu número del teléfono celular, sin quedar como rehén de la compañía prestataria del servicio para siempre. Libertad ambulatoria para circular por todos lados al amparo de la seguridad brindada por una policía que trabaja con recobrada confianza en la represión del delito, sin que eso constituya lo que se ha dado en llamar “gatillo fácil”.
Libertad para proteger tu hogar, tu familia y tus bienes del audaz ladrón, depredador u homicida que, usurpando tu intimidad, se introduce en tu reducto más sagrado para vulnerar tus derechos de ciudadano pacífico, honrado y siempre apegado al respeto de la ley.
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