El periodista gráfico y caricaturista, Rodolfo Arotxarena “Arotxa”, dialogó con La Mañana sobre su trayectoria en los medios de comunicación y dio su visión sobre el tratamiento de las noticias en el mundo contemporáneo.
Esta entrevista la dedicó a la memoria de Héctor López Reboledo, periodista de La Mañana y El Diario, a quien aseguró tuvo la suerte de conocer a los 15 años. “Lo sigo teniendo en el recuerdo porque me apoyó mucho cuando era un chiquilín”.
Rodolfo Arotxarena, más conocido como “Arotxa”, no tiene en claro cuál fue el momento exacto en el que comenzó a trazar las caricaturas que lo destacarían como referente del periodismo gráfico durante su carrera. Tal vez fue, dice, por observar este recurso en los diarios de la época y luego dibujar a sus compañeros y profesores en el Elbio Fernández.
De descendencia vasca, sus padres hacían camisas a medida –un oficio casi perdido– y, un poco más atrás en el tiempo, sus ascendientes forjaban el hierro en la herrería que tenían en Paso de los Toros.
El interés por la figura humana siempre lo cautivó y fue autodidacta.
Se vinculó con gente mayor del oficio; curiosamente, ambos caricaturistas eran de La Mañana y El Diario: Leonardo Galeandro (quien tenía una academia a la que asistió) y Jorge Centurión con quien compartió inquietudes durante su juventud desde 1975. “Con ambos trabamos un vínculo entrañable”, dice hoy a La Mañana.
Conoció tempranamente a Hermenegildo Sábat y, ya en su adultez, a Manuel Espínola Gómez. Hoy se encuentra retirado de las redacciones, pero no de la actividad plástica. Dice estar “en play” con su vida y con varios proyectos personales.
Estuviste 43 años en redacciones. ¿Cuáles fueron los cambios que viste a lo largo de tu carrera?
Las redacciones cambian, porque la gente cambia. Las redacciones eran una fiesta.
Había mucha gente que provenía de diferentes ámbitos. Estudiantes de Derecho, de Arquitectura y especialistas en diversas áreas como el automovilismo, el jazz, el teatro, el cine, la plástica, con mucha idoneidad sobre los temas que hoy en parte han quedado relegados.
¿Eso cambió también la forma de tratar las noticias?
Creo que sí, porque en aquella época cada medio era muy concreto en su metié. La radio era para informar sobre la inmediatez, la televisión era para mostrar y la prensa era para leer y elaborar un pensamiento. Hoy hay una mezcla muy confusa.
¿Crees que confunde la información?
Confunde todo. ¡La prueba está en que en televisión pasan programas de radio!
La radio y la televisión necesitan tener un departamento de prensa con gente de diario. La prensa debe ser para leer y reflexionar. Lo que nace en el seno de una redacción debería permitir a la reflexión. Cuando la calidad del producto es regular la cosa se cae y el lector se va.
¿A la prensa uruguaya le falta incorporar más la caricatura?
Aquí sigue habiendo muy buenos caricaturistas. Pero el gran problema de la prensa son los empresarios. Si el empresario piensa solo en facturar pero no en dar calidad y pagar bien a su gente, la gente va al multiempleo y crece el ‘masomenismo’. Calidad y profesionalidad van de la mano de la buena remuneración.
Hoy publicas mucho por Instagram. ¿Sentís más libertad en las redes que en la prensa?
En Instagram más y en prensa siempre me sentí libre. Lo cual no quiere decir que no haya tenido algún inconveniente en aquellos tiempos, inclusive algún secretario de redacción o jefe de sección no entendían nada sobre el género ni qué papel cumplía una caricatura, “cabecitas literales y básicas”.
¿Qué era lo que molestaba?
No sé, habría que preguntarles. Para mí censurar humor es estúpido. No tiene sentido. Censurar caricaturas es delirante, mediocre, lo que genera los problemas son las palabras. Justamente yo no las uso.
Acabas de lanzar la segunda edición del libro “We are Fantastic” sobre el expresidente Jorge Batlle. ¿Cómo era la relación que tenías con él?
La relación que tuve con Batlle fue después de que él dejó la administración. Anteriormente lo conocía públicamente, como él me conocía a mí. Los dibujantes de diario tenemos de alguna manera una comunicación directa con los personajes que estén en ese momento, y ahí depende un poco el tipo de trabajo que el caricaturista haga. El éxito del dibujante caricaturista reside en cómo maneja su visión. Se debe ser incisivo y mordaz.
¿Alguna vez Jorge se quejó de algún dibujo tuyo?
Jamás. Ni él ni Mujica se quejaron nunca. Estoy hablando de los dos personajes que jamás llamaron al diario donde trabajaba.
¿Qué fue lo que te llamó la atención de ellos?
Que eran tipos fuera de norma. Que tenían algunos vasos comunicantes en común como el humor, la visceralidad, la sagacidad, lo imprevisible. No estoy comparando sus ideologías. Cada uno muy distinto al otro, pero categóricamente “raros”, libremente electos por el soberano.
Los políticos son muy hábiles, siempre tienen alrededor una claque que aplauden lo que dicen y que si el pájaro de arriba grita fuerte, el que está abajo también grita fuerte y así sucesivamente. Entonces mandan a influyentes, llamaditas telefónicas y esas cosas. Tratan de no dejar pruebas, pero en el ambiente periodístico, se sabe quiénes son.
¿Recibiste puntualmente alguna amenaza alguna vez?
A mi madre, vía telefónica, cuando yo era muy joven. En plena dictadura. Fue una llamada anónima, que le decía que cuidara a su hijo con esos dibujos. No nos interesó darle mayor trascendencia.
¿Crees que Uruguay es un país con libre expresión?
Sin duda.
¿Cómo te viene la inspiración?
Si supiera te lo contestaría, pero opera de una manera rara. Es, ¿cómo haces para enamorarte? Yo tengo la cabeza prendida las 24 horas como cualquier ser humano.
¿Lo disfrutas tanto?
Mucho. Ahora empecé a pintar de vuelta, a pesar que mi obra pictórica es muy acotada. Trato de ser respetuoso conmigo.
Haces esculturas, escribís. ¿Lo hacés para expresar al mundo tu visión o para entenderlo?
Todos los artistas hacemos cosas para expresar algo. La caricatura para mí no fue un fin en sí mismo, fue una manera de ganarme la vida con algo que hice con mucha pasión, que siempre abracé con mucho cariño pero más que nada fue una manera de ganarme la vida.
En cambio, con la pintura o en menor grado la escultura, pinto para mí.
¿Sos feliz?
Volvería a vivir la vida que me tocó, con las mismas luces y sombras. Soy muy agradecido con la naturaleza y con la gente que me tocó conocer, que mayoritariamente fueron formidables.
We are fantastic
Esta semana se lanzó la segunda edición del libro “We are Fantastic” que recoge una serie de caricaturas que Arotxa realizó del exmandatario Jorge Batlle. “La primera edición se agotó, tuvo una excelente receptividad y, en esta ocasión hay mucha gente que ya lo reservó”, aseguró el caricaturista a La Mañana. De hecho, agregó, los últimos tres libros que lanzó con la editorial Gota Comunicaciones han tenido muy buena acogida. Su libro predilecto, dijo, es Crudo, donde entiende que plasma la visión más concreta que tiene sobre el país. Se pueden conseguir en arotxatienda.com o en las librerías de Uruguay.
TE PUEDE INTERESAR