El silencio. Emily Bacigalupo. DOBLE CLIC. 2019. 363 págs.
¿Es posible escribir el horror? ¿Tiene sentido recuperar una historia básicamente invisibilizada por gran parte de las naciones del mundo? Emily Bacigalupo, una psicóloga social nacida en Argentina pero que residente en Uruguay, afronta radicalmente dichos desafíos. Y vaya si lo logra. “El Silencio” es una novela desarrollada con el Genocidio Armenio como atroz friso.
En el contexto de la Primera Guerra Mundial, el Imperio otomano es parte integrante de las potencias centrales y en su lucha contra Inglaterra, Francia y Rusia lleva a cabo una operación de exterminio de las comunidades cristianas armenias, las cuales habían permanecido en el seno de ese Estado durante siglos. Dicho crimen fue perpetrado con total alevosía y es pertinente señalar de haber sido denunciado en diversos medios de comunicación del mundo mientras que transcurría. Demasiados intereses oscuros confluyeron para ocultar lo que estaba aconteciendo a la luz del día.
Más de un millón de asesinados de forma impune muestran cómo los intereses geopolíticos primaron antes que la vida de una comunidad pionera en adoptar el cristianismo como religión oficial (en el año 301…). Las deportaciones y las masacres se iniciaron el 24 de abril de 1915. Cuando cayó el imperio, la república de Turquía siempre negó el genocidio, planteando que las hambrunas, enfermedades y los conflictos interétnicos habrían sido las causantes de la virtual desaparición de la otrora pujante y próspera comunidad armenia en su territorio. Huelga decir que fue un triste y pavoroso precedente para las operaciones de exterminio nazis pocos años más tarde, envalentonados por la inoperancia de las diversas potencias en poner coto a la situación.
“El Silencio”, subtitulado sugestivamente “lágrimas de sangre, lágrimas armenias”, logra trascender el horror para rescatar la luz de la dignidad humana en las noches más trágicas. Logra recrear la vida cotidiana no solo de la comunidad armenia, también de un mundo sustancialmente más cosmopolita y en el cual el crisol de culturas permitía vivencias solo posibles cuando diversas culturas se amalgaman a lo largo de siglos.
Una novela que nos transporta a los rincones más íntimos de una comunidad heroica. Una obra que ve la luz, sugestivamente, en el primer país que reconoció la tragedia del Genocidio y lo plasmó en sus textos de Enseñanza Secundaria.
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