Sala Dalmau de Barcelona ha escogido al artista Alceu Ribeiro como protagonista para inaugurar la temporada de la galería. Una vez más se muestra fiel a una de sus líneas expositivas, la del arte uruguayo.
El título de la exhibición, “Equilibrio y ritmo constructivo”, invita a entrarse en la obra del artista, ya que plasma la idea central en la obra de Alceu.
Trayectoria del artista
Alceu Ribeiro nació en 1919 en la estancia “El Catalán”, en las cercanías del arroyo Catalán, en el departamento de Artigas, Uruguay, y falleció en Palma de Mallorca en 2013.
En 1939, gracias a una beca, se trasladó a Montevideo junto a su hermano Edgardo y comenzó sus estudios en el Taller de Joaquín Torres García, donde permaneció hasta 1949. Durante este período Alceu participó en todas las exposiciones del taller, y adquirió oficio, concepto y cultura teórica. Tuvo un rol activo en el nacimiento del constructivismo y participó en obras tan importantes como los murales del Hospital de Saint-Bois de Montevideo en 1944. En ese mismo año, comenzó a enviar obras a los salones nacionales y municipales, obteniendo premios y reconocimiento de la crítica. Entre los premios recibidos se destaca, en 1942, el Premio Consejo del Estado en el Salón Nacional, lo que le permitió realizar un viaje por Perú y Bolivia con los hermanos Augusto y Horacio Torres, y que le puso en contacto con la cultura precolombina.
Posteriormente fundó su propio taller, El Molino, en el que se realizaron todo tipo de actos culturales: enseñanza, conciertos, sesiones de cine. El Molino fue un punto de encuentro de la intelectualidad montevideana, así como de exiliados españoles como, por ejemplo, Margarita Xirgu y José Bergamín.
En 1962 ingresó como profesor titular en la Universidad del Trabajo de Montevideo, donde dio clases de pintura y dibujo, y en 1963 recibió una misión oficial del Museo de Bellas Artes del Uruguay para recabar datos bibliográficos. Esta misión le permitió viajar por toda Europa durante un año. Antes de partir, realizó una gira por Sudamérica exponiendo, entre otros lugares, en el Museo de Zea (Medellín, Colombia).
En 1973 realizó su primer viaje a Mallorca y en 1974 se hizo cargo del taller de pintura fundado por su hermano Edgardo. No sería hasta 1979 que fijaría definitivamente su residencia en Mallorca, pero siempre en contacto con un país natal que lo reconocía y valoraba.
En 1998 entró a formar parte del grupo de artistas de la galería de arte de Barcelona Sala Dalmau, vinculación que duraría hasta su muerte.
Reconocimientos y exposiciones
A partir del año 2000 empezaron los reconocimientos oficiales a la figura del artista uruguayo con la instalación de una de sus esculturas en su ciudad natal, otra en Palma de Mallorca, el nombramiento como ciudadano ilustre de Montevideo en 2007, y una gran retrospectiva que le organizo el Ayuntamiento de Palma de Mallorca en el Palacio Sollerich.
En 2019, se realizó un homenaje por el centenario de su nacimiento en el hospital St Bois donde se conserva el mural que realizó. Entre los ponentes estuvo el director del Museo Artes Visuales de Montevideo, Enrique Aguerre.
Sus obras se encuentran, entre otros, en el Museo Nacional de Artes Visuales y el Museo Juan Manuel Blanes de Montevideo, el Museo de Arte Contemporáneo de Madrid, el Museo de Medellín en Colombia, así como el Museo Nacional de Sao Paulo, el Museo de Lugo, y el Museo de St. Petersburgo, y en instituciones como el Gobierno de las Islas Baleares o el Consell Insular de Mallorca.
Además de los diversos murales por toda la geografía uruguaya, en 2002 su mural en mosaico para el Sindicato Médico en Montevideo ejecutado en 1950, fue declarado Monumento Histórico Nacional. Tuvo una prolífica producción escultórica en Uruguay; por nombrar algunas, la escultura de hierro en Artigas, su ciudad natal y, en 2009, la escultura que realizó en homenaje al músico Mas Porcel en los jardines del conservatorio en Palma de Mallorca.
Alceu Ribeiro expuso individualmente en galerías de Estados Unidos, Argentina, España, Suiza, Francia, Holanda, y Colombia. Entre las exposiciones colectivas en las que participó después de 1990, se destacan la muestra de 1992 “La escuela del Sur, el Taller Torres García y su legado”, itinerante por el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía de Madrid, el M. Hintington Art Gallery de Texas, el Museo de Monterrey, el Museo del Bronx en Nueva York y el Museo Rufino Tamayo en Ciudad de México, la exposición en la galería Cecilia de Torres de Nueva York “65 Years of Constructivist Wood”, así como las muestras “El Taller Torres García”, celebrada en la Sala Dalmau de Barcelona y el Centre Cultural Caixa de Tarrasa en 1998, y en 2005, la exposición “25 anys de galeria” en la Sala Dalmau de Barcelona, ambas galardonadas con el premio de la Asociación Catalana de Críticos de Arte como las mejores exposiciones del año.
Exposición 2021 Sala Dalmau
Cuando Mariana Draper, directora de Sala Dalmau, visitó en 1992 la en la exposición itinerante “La escuela del Sur, el Taller Torres García y su legado” del Museo Reina Sofía de Madrid, inmediatamente le llamó la atención la obra de un bodegón de Ribeiro y eso la motivó a buscar el artista y conocer su obra.
La exposición actual que le organiza la Sala Dalmau es la séptima individual que le dedica la galería, además de tres más en que participó de las organizadas del Taller de Torres García. La muestra constituye un recorrido por más de 20 años de trayectoria de Alceu Ribeiro a través de una cuidada selección de obras del artista. El equilibrio y el ritmo son conceptos básicos en el trabajo de Ribeiro. El ritmo marca el compás de la pintura dentro de un equilibrio marcado por la sección aurea. Los ritmos se presentan con independencia de los de la realidad representada. A pesar de ser uno de los discípulos más fieles del maestro Torres García, con una huella indeleble, sus obras tienen un sello personal impregnadas de poesía y ensoñación. Él mismo declara: “La verdad de Torres García era imposible negarla, y el constructivismo ha sido mi lenguaje, me dejó un concepto y lo he hecho mío” (1). Se declara un admirador de Cezanne. Sus alargados retratos tienen expresión sosegada, tímida y enigmática, que bien podrían definir su rostro en un autorretrato y en sus bodegones una fuerte personalidad cezanniana.
Ribeiro solía definir su trabajo citando a Stravinsky: “el arte es lo contrario del caos”. En una entrevista, se expresó así sobre el proceso creativo en madera: “El trabajo de la madera ha sido una experiencia muy interesante para mí. La pintura exige una descarga muy concentrada de tensión: es un trabajo de poco tiempo. La madera es más lenta y más imprevisible. Cuando la has cortado y compuesto en la superficie que la soporta, no es nada, todavía, o es simplemente una madera que no transmite nada. Para que diga algo has de hacerla sufrir, trabajarla y pintarla encima de forma que el color no arruine la sensación de volumen. Todo este proceso exige una tensión muy dosificada a lo largo del tiempo. Quiero decir que, sin el oficio, sería imposible construir estas obras, pero que lo que queda de ellas, al final, no es factura, sino lo que transmiten”.
1 La Vanguardia. Barcelona 1/12/2006
(*) Catedrática de Sociología – UB, Dra. Historia del Arte, Crítica de Arte, Miembro de AICA y ACCA.
TE PUEDE INTERESAR