El Grupo de Países Productores del Sur (GPS) es una red integrada por empresas y expertos del sector de agronegocios de Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay que tiene el objetivo de contribuir a la integración de la agroindustria de la región. El coordinador de GPS para Uruguay, Francisco Lezama, dialogó con La Mañana acerca de sus cometidos y se refirió al Mercosur como “el ámbito natural de trabajo de sus cuatro miembros, por encima de las diferencias que han aparecido últimamente”.
GPS se formó hace más de 10 años con el propósito de generar elementos para ayudar a los agronegocios del Cono Sur. Su principal impulsor fue el argentino Horacio Sánchez Caballero, psicólogo de profesión, pero con una gran trayectoria en el sector agropecuario. La idea fue formar una red con especialistas y empresarios vinculados a la producción agropecuaria para poder contribuir al desarrollo de la actividad, pero sobre todo a la inserción internacional y a fortalecer la relación entre los cuatro países que la conforman.
La organización funciona como un think tank –pues su actividad principal es producir documentos– y difunde su accionar a empresas del agro e instituciones gubernamentales locales, regionales e internacionales. “La intención es enriquecer el diálogo, reunir a todos aquellos que intervienen en el tema y aportar al desarrollo del agro”, destacó Lezama, ingeniero químico con estudios de posgrado en Agronegocios y 40 años de experiencia en el rubro agroindustrial a nivel nacional y regional.
“Una cosa muy importante que vale la pena resaltar es que quienes forman parte de GPS lo hacen de manera honoraria; están participando de la red porque quieren apoyar, generar conocimiento y oportunidades para todos, y no hay en ningún caso un beneficio personal”, aclaró. La organización cuenta con un grupo consultivo permanente y un comité de gestión que está conformado por cuatro coordinadores en representación de cada uno de los países y un coordinador general.
Los principales temas en los que trabaja el grupo son: geopolítica de alimentos, desarrollo sostenible de los sistemas agroalimentarios, comercio internacional, inversiones en el sector y el papel de la integración regional y la bioeconomía en el desarrollo agroindustrial del Mercosur.
Acerca de la importancia de la integración a nivel regional en esta materia, el empresario remarcó que es sustancial conocer las mejores prácticas de trabajo en el rubro de los distintos países, así como intercambiar sobre los problemas que aquejan a los productores y buscar sus posibles soluciones, involucrando a los técnicos y a la academia. En ese sentido, señaló que apoyarse unos a otros y trabajar en equipo implica un ahorro de tiempo y dinero.
Oportunidades de crecimiento
América del Sur cumple un rol fundamental al abastecer la demanda mundial de alimentos. De hecho, Uruguay, Argentina, Brasil y Paraguay representan el 30% de las exportaciones netas de alimentos al mundo.
Desde la irrupción de la pandemia del covid-19, el grupo ha hecho un importante trabajo para demostrar que los alimentos del Cono Sur son seguros y cumplen con todos los estándares de producción y los protocolos que los gobiernos han impuesto.
El especialista entiende que hay mucho margen para el crecimiento de este tipo de producción, que es esencialmente sostenible. “Estos cuatro países tienen un altísimo porcentaje de siembra directa, lo cual genera una conservación muy significativa del suelo, a diferencia de otros países, inclusive, de la Unión Europea”, enfatizó.
Fortalecer el comercio internacional
Este año la institución estuvo muy atareada con la Cumbre sobre los Sistemas Alimentarios organizada por Naciones Unidas que tuvo lugar en Nueva York, y con la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de 2021 (COP26) celebrada en Glasgow.
Los desafíos que tiene GPS a futuro son muy grandes, según Lezama. Entre ellos, mencionó que la red aspira a seguir teniendo una producción agroalimentaria segura y con sostenibilidad ambiental, además de consolidar el comercio internacional, esencial para los cuatro países, que son netamente exportadores.
En la misma línea, se refirió a la necesidad de que se eliminen las trabas y los aranceles, que muchas veces “dificultan” el comercio y el crecimiento de las naciones, pero también la alimentación a escala mundial. “Hay que ser muy claros en cuanto a que un comercio fluido de alimentos es sustancial, porque no se puede producir lo mismo en todos los lugares del mundo y el comercio internacional es el que hace que un alimento circule de un lado al otro, lo cual va a mejorar la situación alimentaria de la humanidad. Entonces, el desafío es producir más, mejor, sin causar problemas ambientales, con seguridad y con inocuidad”, manifestó.
El Mercosur y el trabajo en equipo
En lo que respecta al funcionamiento del Mercosur, el entrevistado comentó que es el espacio más importante para poder actuar, dado que hay muchos vínculos entre los socios que, según su visión, deberían permanecer y extenderse. Consultado por las críticas que desde el sistema político se le han hecho al bloque en cuanto al estancamiento y la inacción, Lezama dejó en claro que institucionalmente GPS no toma partido en los temas políticos, que “van por un camino distinto a los asuntos técnicos y de desarrollo económico”.
“El Mercosur es el ámbito natural de trabajo de sus cuatro miembros y lo va a seguir siendo, por encima de las diferencias que han aparecido últimamente. Esperemos que podamos avanzar en una solución por el bien de todos, porque lo mejor es trabajar juntos, pero que cada país a su vez tenga su desarrollo propio”, sentenció.
Un acuerdo que mejoraría la competitividad
Los analistas en comercio exterior vaticinan que un Tratado de Libre Comercio (TLC) entre Uruguay y China traería consigo cuantiosos beneficios para el sector agroexportador. En relación a esto, el empresario se mostró optimista en el entendido de que Uruguay, como país chico y proveedor de alimentos del mundo, tendrá más oportunidades cuanto más desarrollo comercial exista a nivel global.
Dijo también que casi todas las exportaciones agroalimentarias uruguayas tienen aranceles de ingreso a los diversos mercados del mundo, lo cual desaparecería, en el caso del gigante asiático, con un TLC. Eso, al mismo tiempo, “generaría una mayor competitividad” de los productos nacionales frente a otros, y “no hay más que comparar a Uruguay con Australia al entrar a China para demostrarlo”, explicó. Asimismo, resaltó la importancia del estudio de factibilidad que el gobierno uruguayo está desarrollando con su par chino de cara al posible acuerdo comercial.
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