Muchos uruguayos al día de hoy siguen creyendo que ANCAP es una vaca sagrada, máxime a partir del plebiscito del año 2003, cuando se revoca la Ley Nº 17448 que permitía la asociación de la citada empresa con privados. Tanto la Federación de Ancap como el Frente Amplio en ese momento se rasgaron las vestiduras convenciendo a muchos uruguayos que lo buscado a través de esa ley era privatizarla y robarle el patrimonio de la empresa a todos los uruguayos.
La actual realidad expone lo equivocado que estaban, ya que ANCAP paso de ser una vaca sagrada a una empresa pública ineficiente por donde se la mire, desde el refinado de derivados del petróleo, pasando por la fabricación de portland, hasta la producción de biocombustibles y otros productos. A pesar de ello el poder político no ha podido implementar las reformas estructurales que la empresa necesita para hacerla eficiente y poder competir en el mercado nacional en igualdad de condiciones y sin privilegios sobre otras empresas.
En cuanto a la distribución de combustible a nivel fluvial es de igual de ineficiente, dado que una vez que el buque ANCAP IV propiedad de la compañía queda desactivado a mediados de 2018, por no cumplir los requerimientos internacionales para el transporte de productos derivados del petróleo, se procede a realizar un llamado a Licitación Pública Internacional para la contratación de una empresa naviera que suministre un barco en alquiler en la modalidad de ”Casco Desnudo” con opción a compra por parte de ANCAP.
Lamentablemente el resultado no fue el esperado, ya que el buque licitado, por su tamaño y calado no podía acceder a la planta de Juan Lacaze ni al amarradero de la planta de Paysandú, más allá de lo estipulado en el pliego licitatorio, además de tener un costo anual muy elevado.
Al día de hoy esta distribución se está haciendo a través del empujador y las barcazas propiedad de ANCAP, lo cual no es suficiente, por lo tanto, debe complementarse la misma a través de camiones lo que hace que los costos sean muy elevados y la logística totalmente ineficiente y sin margen de maniobra en caso de que los medios marítimos disponibles sufran alguna avería de importancia.
Cuál es la solución menos costosa a dicha problemática, hacer nuevamente un llamado a Licitación Pública Internacional para la contratación de una empresa naviera con subsidiaria o representación en el país, que se haga cargo del abastecimiento fluvial de combustibles a las plantas de Juan Lacaze, Paysandú y donde ANCAP lo requiera, con un petrolero costero de bandera nacional y tripulación nacional.
Lo que se busca con esto, es tercerizar dicho servicio a través de una empresa que opere bajo la legislación nacional, con un buque que cumpla los requerimientos de poder operar bajo condiciones normales en ambas plantas y cumplir con aquellas necesidades extras que pueda tener ANCAP en lo referente a la logística del combustible a nivel nacional.
El mismo debe ser un buque moderno con no más de 5 o 6 años de botado y contar con las características de la mayoría de los buques tanques costeros o fluviales, o sea, buena maniobrabilidad, un porte acorde a los lugares de operación, poco calado (inferior a 4 metros), tripulación nacional fuera del ámbito estatal, con las certificaciones nacionales e internacionales correspondientes a este tipo de buques y con capacidad de carga de acuerdo a las necesidades de ANCAP.
Llevando a cabo una distribución de combustibles a través del mar estaríamos contribuyendo a retirar cientos de camiones de las carreteras nacionales, evitando así un deterioro y una congestión importante en las mismas, contribuyendo además con una política medio ambiental acorde y sustentable con el “Uruguay Natural” que deseamos mostrar al mundo.
Esto forma parte de los niveles de eficiencia que la empresa necesita en su operativa marítima y que todos los uruguayos buscamos, cansados de que nos adosen costos extras al precio de los combustibles por ineficiencia e incompetencia de quienes deben administrar los dineros públicos.
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