Una suave canción de cuna inunda la sala, decorada con dibujos de tiernos y simpáticos animales. Las cortinas a tono permiten pasar los halos de luz que ilumina la habitación. La temperatura es perfecta. Las cunas están vacías; lo recién nacidos descansan en cálidos brazos que los hamacan y, escuchan a quienes suavemente, les cantan. Algunos de los bebés bostezan lentamente y estiran sus manitos. Otros ya se han dormido.
Los pequeños son hijos de hombres y mujeres que atraviesan distintas situaciones sociales complejas, como estar en situación de calle, tener dificultades con el consumo de drogas, estar privados de libertad o enfermedades psiquiátricas severas. En ocasiones, estas familias no cuentan con una red de contención que pueda acompañar la crianza del bebe, por lo que el servicio técnico del hospital detecta estas situaciones y solicita a nivel judicial una definición de quién se hará cargo del cuidado del recién nacido. Pamela Moreira, presidente de Fundación Canguro, explicó a La Mañana que el rol que tienen es acompañar al recién nacido “como si fueran su familia”. Respecto a ello, dijo: “sabemos que nuestro cuidado es transitorio y que lo mejor que le puede pasar es irse rápido del hospital para estar con una familia, ya sea directa o adoptiva”.
La importancia de ello radica en que una vez que nace, el bebé necesita estar en contacto con el cuerpo materno. Esta necesidad es tan importante, incluso, como el alimento, explicó. “Somos extremadamente vulnerables al nacer y todo nuestro sistema está preparado para que en ese momento el bebé se encuentre con su mamá o papá, pero cuando esto no sucede, se debe encontrar un cuerpo que lo sostenga”. Dado esto, Fundación Canguro provee ese cuerpo y amor que los recién nacidos necesitan.
La fundación atiende un promedio de 130 bebés al año, los cuales permanecen entre 25 y 30 días, aunque este tiempo es variable debido a que se depende de los procesos judiciales. Actualmente, 380 voluntarios asisten cada día y, además de mimar a los recién nacidos los alimentan, cambian y bañan en distintas salas dispuestas dentro del sector Maternidad del hospital. Moreira señaló que cuentan con una “larga lista de espera” de personas que desean ingresar a la fundación para trabajar. “Es maravilloso y reconfortante tener tanta gente que decida sumarse”, mencionó al respecto. Desde la institución realizan un proceso de selección de los voluntarios a través de una entrevista con una psicóloga, luego pasan a un test psicotécnico y, por último, la capacitación. Quienes integran el equipo son tanto hombres como mujeres, con o sin hijos y de profesiones y oficios diversos. “Lo único que es relevante es el deseo de realizar esta labor y el compromiso, que para nosotros son dos elementos indispensables”, sostuvo.
Formada hace tres años, antes de su existencia, los recién nacidos eran atendidos por el personal de salud, enfocado en el cuidado del físico. Sin embargo, faltaba aún el sustento emocional, como el cantar, upar, hamacar, mimar y hacer dormir a los bebés. Contar con ello, permitirá en el futuro desarrollar todas las funciones en su total potencial una vez que crezcan. “La privación del cuidado afectivo en los primeros meses de vida deja secuelas muy severas en el desarrollo neurocognitivo del bebe. Incluso, hasta en el físico”, apuntó Moreira.
En este sentido, una de las investigaciones que han realizado fue comparar, a través de los datos históricos del Hospital Pereira Rosell, el peso de los bebés antes y después de la existencia de Fundación Canguro. “Hay una diferencia muy significativa en el aumento de peso, por más que el alimento en uno y otro caso no varió”, remarcó. De esta forma, permaneciendo las otras variables incambiadas y solamente agregando el acompañamiento afectivo es que el cuerpo de los pequeños responde al cuidado haciendo que esté más relajado y que mejore el funcionamiento del sistema inmunológico y digestivo.
El vínculo con la familia
Por otro lado, y con el objetivo de intentar que la madre del recién nacido esté presente, realizan capacitaciones sobre la lactancia materna. “Cuando la mamá está presente y puede amamantar –porque existen casos en el que no, debido a enfermedades que pueda tener o que consuma sustancias- tratamos de que lo haga, ya que la leche materna es el mejor alimento que puede recibir el niño”, explicó la presidente. Sobre la base de que el infante tiene que estar en contacto con su familia de origen –salvo que esto pueda ocasionarle un daño, algo que sólo puede determinar el juez- se permite el ingreso, en forma irrestricta, de la familia en cualquier momento.
“Tenemos muchas situaciones de desvinculo con la familia, porque por ejemplo la madre decide no maternar al bebé y éste no recibe visitas de nadie. Pero cuando una madre tiene afectada su capacidad de cuidado pero quiere hacerse cargo del bebé a través del apoyo y el acompañamiento por otra persona, se van tejiendo vínculos. La familia puede estar aquí todo el tiempo que desee”, explicó. En este caso, se comparten muchas horas entre los voluntarios y los padres, abuelos o tíos. Incluso todas las tardes se comparte una merienda en la sala, con el fin de estrechar lazos.
“Todos los seres humanos somos iguales y entendemos que este pasaje por la fundación –tanto los voluntarios como las familias- conlleva heridas que sanar. Eso nos acerca. Queremos que las familias se sientan cómodas aquí y es reconfortante que ellos quieran pasar tiempo con los niños, porque muchas veces sufren la exclusión cada minuto”, dijo Moreira. Agregó, en esta línea, que se tratan de personas que no tienen sus necesidades básicas cubiertas –como alimento, techo o higiene- lo que profundiza aún más su situación. “Es muy importante que ellos puedan ser parte y protagonista de todo esto. Lo vemos como parte del proceso del cuidado del recién nacido.
Queremos que, si viene su madre a verlo, ella se sienta respetada y valorada. Cada vez que viene uno de los padres es para nosotros un motivo de alegría y una buena noticia”, confesó.
Añadió trabajan bajo la base del no juzgar al otro y de respetar la modalidad de cuidado de las familias. Invitarlos a preparar el baño, cambiarlos o alimentarlos son parte de ese proceso. “Son sus hijos, nosotros somos auxiliares de ellos, pero los protagonistas son los bebés y las familias”, señaló.
Una de las metas más importantes que tiene Fundación Canguro es estar presente en otras maternidades del país. A largo plazo, se focalizan en apoyar todos los procesos de desinstitucionalización de los niños. Muchos de los bebés que egresan de la institución se dirigen a distintos hogares del Instituto del Niño y Adolescente del Uruguay (INAU). “Para nosotros es muy importante comprender la importancia que tiene el cuidado en familia para todos los seres humanos y como derecho fundamental de los niños. Tener esa mirada desde la construcción de modelos de cuidado es uno de los aspectos que venimos llevando adelante con la dirección del hospital y con actores relevantes”, contó Moreira.
En cuanto a los desafíos, mencionó que, si bien la totalidad de las personas que forman la institución trabajan de forma honoraria, tienen gastos como cualquier organización, los cuales financian a través de donaciones que reciben en la página web http://www.fundacioncanguro.org/ o eventos especiales que realizan para recaudar fondos. Solventarlos es parte de ello. “Es muy importante poder darle continuidad a Fundación Canguro, pero para ello necesitamos que las personas colaboren con nosotros”, reconoció la presidente. En la plataforma se encuentran las diversas formas de colaborar.