Entre las décadas de 1890 y 1980, la relación entre las diferentes artes visuales y las artes del movimiento danza, actores de teatro… se hizo más intensa e influyente en ambas direcciones. Pintores y escultores no escapaban al embrujo de plasmar estas manifestaciones artísticas.
La imaginación de los artistas visuales dio un giro notable en la época, se sintieron atraídos por representar este aspecto de la vida cotidiana… el teatro, la danza colectiva formaron parte de la vida y la cultura moderna, y retrataron a sus protagonistas en entornos públicos y privados.
Las compañías de danza de los ballets rusos establecieron lazos entre la danza, la música y el arte en la Francia de los años 1910 y 1920. Miró, Alexander Calder y Picasso evocaron los aspectos más etéreos de la danza a través del arte abstracto. Toulouse Lautrec estaba fascinado por estrellas del escenario parisino; recordemos sus pinturas del can-can del Moulin Rouge.
Eduardo Vernazza no fue ajeno a esta influencia y una buena parte de su obra refleja la vida de esos artistas.
Él mismo declara en una entrevista para el diario El Día de Montevideo: “Mi tema ya estaba, vamos a decir así, concretado en mi mente, por ejemplo, que eran las figuras del teatro y sobre todo de la danza, que mucho me llamaba la atención, así como la de los ‘tipos’ característicos de la calle, de los cuales tenía ya cientos de apuntes y que luego se fueron transformando, junto con el paisaje, las playas, en cuadros que llegaron a exposiciones”. (1) Sus óleos representando el Candombe tienen un movimiento y un derroche de color que pocos artistas han conseguido representar.
Trayectoria del artista
Vernazza inicia su carrera artística en 1940 como dibujante para El Día hasta su muerte en 1991, y a la vez hizo grabado en madera y en linóleo. Ejerció además como cronista de arte de los espectáculos que se representaban en Uruguay. Esta actividad le llevó a conocer a la artista Daisy Massioti con la que se casó en 1944. Durante ese período se lo veía en las primeras filas de los estrenos, tomando apuntes de las obras en escena con Daisy Massioti, quien sostenía una diminuta linterna para iluminarlo. Cada uno de esos apuntes, de increíble soltura y facilidad en la que con los mínimos trazos resuelve la figura, son una obra de arte en sí mismos, muchos de los cuales se transformaron en óleos magníficos y de gran tamaño. No es fácil conseguir este desarrollo, que implica un conocimiento y “el ser” un artista para poder plasmar la psicología del personaje retratado y que ahora podemos contemplar en esta exposición. No en vano fue reconocido en vida, con muchas distinciones y premios.
En 1949 el matrimonio reside en París. Vernazza visita la ciudad como representante de los Críticos de Arte de Uruguay, elegido por UNESCO. Expone parte de su obra en el Petit Palais y luego viaja por la costa francesa, los Países Bajos y el noroeste de África, enriqueciendo su arte con nuevas temáticas. Allí conoce a Toscanini, Pablo Casals, Antonia Mercó –”La Argentinita”–, Margot Fonteyn, Barrault, Marceau, y otras figuras.
Su obra aparece en las pinacotecas de Canadá, EE.UU., Argentina, Paraguay, Holanda, Israel, Alemania. Cuadros de este artista uruguayo están también en el Teatro Stabile de Torino, en el New York Repertory Theatre de Nueva York, en la sede del Ballet de Monte Cario; el nombre de Vernazza figura en la Enciclopedia de la editorial barcelonesa Labor, en tanto que sus dibujos son reproducidos periódicamente en diarios y revistas importantes como La Nación de Argentina o Sipario de Italia. También en coleccionistas privados, como Maurice Bejart, Alicia Alonso, Nureyev, Marcel Marceau, Vittorio Gassman y Vivian Leigh, entre otros…
La exposición
La exposición en el Espacio Cultural del Edificio Artigas se compone de 20 óleos y 10 bocetos realizados durante su época como cronista de espectáculos para el diario El Día. Hay que resaltar la magnífica investigación realizada por la organizadora de la muestra, Roxana Pallotta, que ha buscado la información en los archivos de la Comedia Nacional y el CIDDAE del Teatro Solís de las imágenes y bocetos de vestuario, que le permitió identificar a los personajes de las obras.
Podemos ver a Estela Mediana, representando a Carlota Ferreira en la obra “Los Blanes” de la Comedia Nacional, estrenada en Sala Verdi en el año 1974.
En la obra “Amadeus”, también de la Comedia Nacional, estrenada en el Teatro Solís en el año 1983, donde se puede ver a los actores Levon, Susana Bres y Armando Halty, este último también en la obra “Marat Sade” de la Comedia Nacional, que se estrenó en el Teatro Solís en el año 1984.
Un dibujo de la obra “La loca de Chaillot”, de la Comedia Nacional, donde se puede ver a Margarita Xirgu al centro, una muy joven China Zorrilla y a Zelmira Daguerre, ambas pertenecientes a la primera generación de egresados de la EMAD. Esta obra se estrenó en el año 1951 en el Teatro Solís.
Hay dos lienzos de las actrices Dahd Sfeir y Carmen Ávila del Club de Teatro. Encontramos a Vivien Leigh en “La dama de las camelias”, y a la gran bailarina Margot Fonteyn en el ballet “Ondine”. Un apunte de esta última en “El lago de los cisnes” y a Rudolf Nuréyev, entre otros.
En el cartel de la exposición se pueden ver a las actrices de la Comedia Nacional, Nelly Weissel, Marina Sauchenco y Estela Castro en la obra “Los novios de Loches”, que se estrenó en el Teatro Solís en el año 1976.
1Crónicas Culturales – Suplemento dominical del diario El Día. Año LV Nº 2819 – Montevideo, 31 de enero de 1988.
* Catedrática de Sociología – UB, Dra. Historia del Arte, Crítica de Arte, Miembro de AICA y ACCA.
Exposición en Edificio Artigas. Calle Rincón 487. Horario de lunes a viernes de 12 a 17 horas
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