Llegó al Parlamento con una vasta experiencia en la militancia social, aunque prácticamente sin recorrido político partidario. De la mano de Cabildo Abierto se convirtió en la expresión de muchos olvidados de varias zonas de Montevideo, donde pega más fuerte la falta de trabajo o la adicción a las drogas. En entrevista con La Mañana, la representante Elsa Capillera vuelca su mirada desde los barrios y su rol como legisladora y actual vicepresidenta de la Cámara de Diputados.
¿Dónde estamos ahora haciendo esta entrevista? ¿Cómo surgió este cabildo?
Este es nuestro baluarte principal, ubicado en General Flores y Sierra. En mayo de 2019, cuando nos sumamos a Cabildo Abierto, un doctor –que es el dueño del local– lo donó para poder tener un lugar físico donde reunirnos, porque antes era en la casa de vecinos. Nunca estuvo cerrado, solo un par de meses en el peor momento de la pandemia, y todos los viernes hay actividades a las 19 horas, con charlas de las cosas que a la gente le interesa, educación, salud, adultos mayores, jóvenes.
También tienen otras iniciativas desplegadas, por ejemplo, un centro de estudios.
Tenemos otro cabildo que no tiene una bandera política sino social, en Blandengues casi General Flores. Es un pequeño centro de estudios donde las personas pueden aprender algo rápido, para salir laboralmente. Hay gente que no puede sostener un curso de seis meses de ninguna forma. Son tiempos difíciles y hay que tratar de ayudar.
¿Qué respuesta han tenido?
Muy buena. No quisimos hacer mucha propaganda en las redes porque teníamos miedo de que nos sobrepase, pero la gente se ha ido enterando y ya se realizaron cursos de computación, aprender a armar currículums, entre otros y fue muy aceptado. En enero vamos a empezar de vuelta.
¿Cómo se vivió la Navidad en los barrios, tras dos años de pandemia e impacto en la economía?
Si uno anda en la calle está todo el mundo comprando cosas, los taxis trabajaron mucho. Pero en el barrio, el 24 fue una Navidad pobre. Poca gente reunida, sin mucha música como era lo habitual. También se dieron situaciones de pérdida de familiares que opacaron la fiesta. Y la falta de trabajo, sin dudas.
Por otra parte, los alimentos están caros. Estamos en tiempos de comer arroz con atún, papa o lechuga. ¿Cómo vive la gente con 14 mil pesos? Un jubilado hoy gana eso. ¿Cómo paga un alquiler, luz, agua? Se hace muy difícil. Además, hay muchos casos de celíacos o diabéticos que comen lo que no deben y terminan en un hospital. Tuvimos una reunión con Cambadu y el Club de Leones para ver si nos ayudan en ese tema, con canastas más baratas para los barrios, con lo básico. Hay muchas instituciones privadas que ayudan y el Estado hace lo suyo, aunque quizás sea poco.
¿Qué impacto tuvieron iniciativas como los Jornales Solidarios?
Para esa gente seleccionada fue muy importante, de estar sin nada desde hace mucho tiempo poder acceder a eso. Que nos quedamos cortos, sí, quedamos cortos. Si tengo que criticar algo creo que no está suficientemente bien usado, porque se ven a veces veinte en una cuadra y hoy las escuelas necesitan por ejemplo que les corten el pasto ya que algunas parecen abandonadas. Está bueno el sistema, pero no del todo bien implementado.
Tú llegas a la política desde la actividad social, en el contacto permanente con los barrios. ¿Los parlamentarios tienen una presencia marcada en las calles?
Ahora se está saliendo más por la LUC. Pero no hay una presencia real. Uno intenta estar un poco acá y allá. Cuando se pierde el contacto con la gente se pierde todo. Son los que nos ponen y sacan del Parlamento y trabajamos por ellos.
¿Qué encontraste en el Parlamento luego de casi dos años de experiencia?
Pensaba que era mucho más fácil poder solucionar problemas. Creo que he solucionado más como vecina que como diputada. A veces se precisa ayudar en un barrio, por ejemplo, con una máquina para que limpie una canaleta y los trámites son muy burocráticos. Debería ser más práctico todo.
Por otro lado, se cae en el corto plazo y nosotros tenemos que pensar el país que le dejamos a nuestros hijos y nietos. ¿Qué país les queremos dejar? No estamos pensando en eso, más bien pensando en los cinco años del gobierno. A veces la oposición tiene ideas buenas y por ser oposición no se aceptan. Aunque también hay que decir que venimos de quince años que podrían haberlo hecho y no lo hicieron. Pero es otro tema, ya pasó y no se puede volver. Hay que seguir para adelante e impulsar cuestiones de Estado.
Sos la vicepresidenta de la Cámara de Diputados, en muchas ocasiones te tocó presidirla. ¿Qué sensaciones te ha dejado?
Me sorprendí muchísimo el día de mi asunción porque no sabía que tantos me conocían. Cada uno que argumentó su voto lo hizo con algo que me llegó. El hecho de venir de abajo, de casi 30 años de trabajo social, ese reconocimiento me gustó muchísimo. Y ese es el respeto que creo que tengo hoy, de parte de todos los partidos.
Presidir la Cámara fue increíble, me adapté muy rápido, porque me gusta y al estar sentada ahí pensás en todos los miles de personas que dieron el voto de confianza. Eso me mueve a ser mejor. Y recibo los mensajes que dicen ‘orgulloso de que me representes’ o ‘te volvería a votar’ y esas cosas dan un ímpetu y ganas. Quiero que cuando termine mis cinco años puedan decir que están orgullosos de esa superación.
¿Cuál considerás que es el aporte de la bancada de Cabildo Abierto en el Parlamento?
Si tenemos una convicción la seguimos y si creemos que es lo mejor para el país lo hacemos hasta el final. Nosotros no decimos a todo que sí o a todo que no, eso sería muy fácil. Nos culpan como que ponemos palos en la rueda, pero no es verdad, para nada. Respetamos a la coalición y el Compromiso por el País, pero apoyamos 100% a nuestro líder y al equipo de bancada.
Con esa impronta, ¿fueron bien recibidos por los legisladores del resto de los partidos?
Al principio fue medio difícil, nos tildaban por no tener experiencia. Después nos logramos acomodar y tenemos el mismo derecho que tienen todos ahí, por más que estén hace tiempo. A nosotros nos votó la gente también.
Volvamos a la situación en los barrios. Se habla mucho del flagelo de la droga, ¿pero que impacto ha tenido la ley sobre el consumo recreativo de marihuana?
La verdad es que no sirvió para nada, lo dije desde antes que saliera la ley. La situación está igual o peor que antes y no logramos darle ayuda a ningún joven. Cuando uno se esfuerza por convencer a un chiquilín para que vaya al Portal Amarillo, donde hay cien camas, aparece una asistente social que le pregunta si quiere quedarse, entonces el chiquilín se da media vuelta y se va. No hay un apoyo multidisciplinario que realmente dé la ayuda que el joven y la familia necesitan. Hay instituciones privadas, pero son carísimas. En esto hay un debe enorme.
La visión de la Junta Nacional de Drogas parece ir por otro lado. Incluso se está proponiendo aumentar el THC para darle mayor potencia a la marihuana que se vende en farmacias.
Realmente eso es inaceptable. Si con lo que hay estamos muy mal, eso sería peor. Vemos que al pasar el tiempo los chiquilines que consumen cambian su comportamiento, son otros. Se afecta su intelecto, su forma de tratar a la gente, se aíslan. No logramos tener algo que les incentive a salir de eso. Y si todavía les damos más, va a ser peor.
En otro orden, ¿qué papel juega el Mides en los barrios y cuánto se ha podido cortar la dependencia del asistencialismo?
Por ahora se mantiene igual, no vemos un gran cambio, pero claro está la pandemia en el medio. La ayuda sigue siendo mínima porque 1200 pesos por mes es algo, pero, ¿qué tanto puede ayudar? He visto que se han hecho convenios muy buenos como el que se concretó para que la gente entre a trabajar a Disco o Tienda Inglesa. Pero también me enojó ver que se hace otro convenio con Tienda Inglesa para un 20% de descuento con tarjeta Mides, cuando en Casavalle o el Cerro no hay Tienda Inglesa, que es de los supermercados más caros. Debería haberse hecho con Ubesur, Bambú o los Frigo o para las pequeñas y medianas empresas que están sobreviviendo en los barrios. Justo en ese momento hubiera sido muy importante haber apuntado ahí.
¿Qué sucede con las situaciones de endeudamiento en la gente, agravada por muchos casos de usura? Cabildo Abierto ha llevado este asunto al Parlamento a través de un proyecto de ley.
La gente está muy esperanzada con este tema. Dos por tres nos llaman y preguntan si salió algo. Hay gente que por más que les cobren el doble o triple, no tiene otra forma que caer en esos créditos. Este año que viene hay que hincar el diente en este asunto como prioridad.
Hace algunas semanas mencionabas algunas iniciativas para resolver problemas que afectan al rubro de las empleadas domésticas, entre otros sectores.
Como es sabido, yo vengo del trabajo doméstico, cuidaba a una señora mayor de 89 años que falleció y en su momento quedé sin trabajo. Sé de los problemas que teníamos. Con las licencias, por ejemplo, porque si trabajas en cuatro casas nunca coinciden las licencias. O los aportes al BPS porque todos los empleadores aportan cuando debería ser una cuenta única y eso hace que haya menos trabajo. Estamos procurando hacer una propuesta al BPS y al gremio, al que no conocía antes, pero entiendo que si realmente se hace algo bueno que se dé a conocer, que la gente se afilie y se busquen convenios para cursos, porque ahora el único lugar que se accede es el Instituto Walter Chango al lado del Palacio Legislativo. Las empleadas domésticas tienen que tener más vida además del trabajo y la casa, hay que contribuir a eso.
Otro tema que estamos atendiendo es el 1% que se le descuenta del sueldo a la Policía para vivienda desde hace décadas, pero que al día de hoy no se ha usado ese dinero para vivienda. En 2016 lo ahorrado pasó a la Corporación Nacional para el Desarrollo en un fideicomiso y hasta ahora está ahí. Tuvimos reuniones con el ministro Larrañaga primero y ahora con Heber para que ese dinero vuelva el ministerio y al mismo tiempo se logre un convenio con el Ministerio de Vivienda, para que lo administre y vuelque en viviendas para los policías, muchos de los cuales están hoy en asentamientos, aun pagando ese dinero obligatoriamente.
Entremos en el tema LUC, a pocos meses del referéndum. ¿Qué opinión tenés sobre medidas como el sistema alternativo que permite el alquiler sin garantía?
Es muy importante, sobre todo para los jóvenes que se van a vivir en pareja y cuyos sueldos no alcanzan para una garantía de contaduría o de las que hay por ahí. En realidad, esto ya se hacía con los vecinos en confianza, pero no formal. La ley viene a regularlo. Y tampoco existió ninguna ola de desalojos. Los que dicen eso que lo demuestren. No conozco a nadie que lo hayan echado por no pagar un mes de alquiler.
Además, la LUC establece una serie de disposiciones que refuerzan a la Policía, entre otras cosas, buscando reforzar su autoridad y respeto a su función. ¿Cuál es tu valoración?
Esto también es muy importante. Yo he visto directamente, no me lo contó nadie, a chiquilines que cuando eran agarrados infraganti por la policía se daban la cabeza contra el patrullero diciendo ‘ahora digo que vos me pegaste’. El policía no podía hacer nada y lo dejaba ir, porque después el que iba preso era él, por nada.
Por otra parte, ¿cuántas armas se robaron en el periodo pasado? A una muchacha policía que vivía cerca de casa fueron a robarle el arma y la mataron. Entonces con la ley esto se empieza a cambiar y se nota, especialmente en este punto. No queremos volver a vivir esa época anterior, para nada. Ahora se puede caminar más tranquilamente, hay policías recorriendo. El PADO no servía para mucho en este sentido. La policía ha sacado cientos de armas a través de controles en varios piquetes.
A nivel global, en algunos países se va por el camino del pase sanitario o pase verde que restringe el acceso a las personas no vacunadas. ¿Lo ves viable en los barrios si llegara a Uruguay?
En los barrios la gente hace vida normal, usando tapabocas por supuesto. Yo creo que se generó mucho más miedo que otra cosa. Es verdad que murió gente, que por lo general estaba afectada por otros problemas. La cuarentena obligatoria que proponían algunos al principio hubiera sido imposible. Pero el pase sanitario que ahora se habla yo creo que también.
Con vacuna o sin vacuna se contagia igual. ¿Cuál es la diferencia? Cada uno tiene que poder ser libre de elegir. La vacuna está y eso ha sido una excelente gestión, ahora la gente puede optar. Hemos tenido reclamos de trabajadores en fábricas que les dicen que si no se vacunan no pueden ir a trabajar y eso está mal. ¿Hay que terminar en un juzgado cuando no es obligatorio? Es muy molesto que se marque con el dedo. Pienso que en Uruguay estamos lejos del pase verde, que no va a existir, porque la idiosincrasia es otra.
¿Cuáles son los proyectos que te ocupan de inmediato, de ahora en adelante?
Como presidenta de la Comisión de Vivienda de Diputados, al finalizar el año hice dos propuestas para trabajar en 2022. Uno sobre las cooperativas de vivienda y el Instituto Técnico (IAT) que lleva la obra, con asistente social, arquitecto, capataz, etc. La cooperativa contrata un IAT que no conoce de una lista y después si tiene problemas tiene que cambiar, aunque muchas veces no se sabe de esa posibilidad. El IAT se cobra el 7% del préstamo y el primer monto que se da de dinero a una cooperativa ya descuenta el 60% de aquel porcentaje del IAT. A la cooperativa le queda solo el restante 40% si cambia de IAT, es muy poco para llevar una obra de dos años o más, con el aumento de costo de materiales. Se le hace muy difícil a las cooperativas y son la mayoría de los problemas que tienen. Y el Ministerio de Vivienda no puede tomar cartas en el asunto porque es entre privados, pero considero que tiene que tener una potestad y en eso estamos trabajando. Y la otra propuesta es que el IAT no se cobre el 60% de una sino de a poco, podría ser de a 20%. Las viviendas tienen que ser realmente de interés social. Hoy hay muchas vacías porque un sueldo mínimo son casi 20 mil pesos y para acceder a un alquiler con derecho a compra hay que tener 200.000 pesos en el banco, algo muy difícil después de la pandemia.
Otro tema es las regularizaciones de los barrios. Esperamos novedades sobre el fideicomiso de los asentamientos. Hay barrios que necesitan calles y luces porque la gente ya se hizo su casa o la mejoró en estos años. Es gente que está hace 20 o 30 años en esos lugares y que está dispuesta a pagar para regularizar. También votamos en el Parlamento que el Mides pueda dar una ayuda en casos extremos como un incendio. Antes lo hacían las intendencias, pero ya no tanto o lo hacía con algunos colchones, aun sin tener techo. Ahora también se ayuda con materiales, con ayuda de las intendencias y el Mides.
“Uno no puede sacarse la fe y dejarla afuera del Palacio”
Consultada sobre la religiosidad en los barrios y en especial su importancia durante las fechas de Navidad, la diputada Capillera la remarcó como una característica importante de la vida cotidiana. “Nosotros tenemos como tradición estar presentes en la misa y hacer el pesebre viviente. Para nuestro barrio es muy importante. También vi muchas balconeras de la Navidad con Jesús. La religiosidad está presente en los barrios. Tenemos además muchos pastores en nuestra agrupación, hemos visitado muchas iglesias y siempre hay mucha gente”, señaló.
Sobre el ocultamiento de esta dimensión en la política nacional, la legisladora cabildante expresó: “Hay muchos más católicos de lo que se piensa dentro del Parlamento y del Gobierno. Creo que limita el cómo los van a mirar de afuera, si los van a criticar. Porque realmente uno no puede sacarse la fe y dejarla afuera del Palacio. Uno es cristiano y católico 24 horas al día”, indicó.
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