El corriente mes de enero se desarrolla de la mejor forma para el turismo con pleno sol, calor y playa. Por otra parte, aunque han ocurrido precipitaciones de variada intensidad incluso muy intensas, estas han sido en general erráticas de baja frecuencia y deficitarias para el campo. Los episodios de las llamadas “tormentas secas” con mucha actividad eléctrica y poca lluvia constituyen el menú meteorológico clásico de este verano.
Desde el enfoque agrometeorológico se enfrenta otra sequía meteorológica previamente anunciada por efectos de “La Niña con lluvias por debajo de lo normal. Altas temperaturas, baja humedad relativa ambiente y vientos moderados y algo fuertes aumentan las tasas de evaporación y evapotranspiración. Los cultivos de verano vienen resistiendo, pero exigen agua. La ganadería y lechería sienten la disminución de aguadas tajamares, forrajes y pastos. En varias localidades la situación es crítica y ha sido necesario declarar la emergencia agropecuaria. A esto se han sumado los devastadores incendios forestales de Paysandú y Río Negro mientras el peligro continuo y el riesgo sigue alto. Estamos en los días más largos, más cálidos y más duros para la agropecuaria nacional.
Piriápolis y una flash flood (inundación repentina) histórica
El contexto general de déficit hídrico se ha alternado con episodios de tormentas acompañadas de chaparrones de lluvias fuertes, torrenciales y hasta por momentos copiosas. El pasado martes 4 de enero de 2022, luego de varios días de olas de calor, la llegada a la región de una masa de aire más fresca empujando desde el Sur, activó los mecanismos de formación de tormentas provocando lluvias intensas muy localizadas y de corta duración en localidades como Canelones, Piriápolis y otros balnearios en sus inmediaciones como Playa Grande y Playa Hermosa.
Cómo sucede esto?
Aire muy cálido con alto contenido de humedad absoluta (cantidad de vapor de agua contenido en el aire) cubría Uruguay. A medida que el aire fresco (más denso) avanza desde el Suroeste, empuja al aire cálido (menos denso) hacia arriba, que sube en forma rápida y si el vapor de agua es suficiente se forman nubes. En meteorología este mecanismo se llama convección.
Cuando el aire es obligado a ascender por los mecanismos de convección, el vapor de agua que contiene se encuentra en un entorno de temperaturas cada vez más frías hasta que se condensa y se forman las gotas de agua. La nubes son millones de gotas de agua en suspensión en la atmosfera. Cuando la convección es muy fuerte las nubes que se forman se desarrollan y expanden verticalmente muy rápido. El tipo de nube asociado a esta situación se llama Cumulonimbus y es la típica nube de tormenta que puede presentarse en forma aislada y/o agrupada.
Las nubes de tormenta son las únicas que provocan truenos, rayos y relámpagos, por lo tanto, aunque usted no las conozca o no sepa reconocerlas en el cielo, las puede identificar por sus efectos.
Las nubes de tormenta son las más peligrosas, repito las más peligrosas. Asociados a este tipo de nubes ocurren numerosos eventos meteorológicos severos: turbonadas, tornados, downburts (rachas de vientos descendentes expansivas en todas direcciones), lluvias torrenciales, granizadas y los peligrosos rayos. Si esta al aire libre y escucha truenos o ve relámpagos o rayos ahora sabe que está cerca de una tormenta. Su lugar de recreación más querido, o de trabajo al aire libre, pasa a ser una zona peligrosa cuando se acercan tormentas.
Por este motivo el pasado 4 de enero cuando tormentas fuertes se dirigían al sureste de Uruguay el servicio meteorológico oficial, luego del mediodía (12:40 hs) elevó el nivel de alerta de amarillo a naranja por tormentas fuertes, para el Sur y Este del país.
Desde horas antes las áreas de tormentas se podían identificar a través de imágenes satelitales. El sistema de detección y seguimiento de rayos y relámpagos de Vaisala (Finlandia) Thunderstorm Manager suministrado por Open Sky Uruguay, permitía en tiempo real (o sea en el momento) visualizar como aumentaba el riesgo de eventos severos en diferentes localidades de Uruguay incluido el departamento de Maldonado con Piriápolis y Punta del Este.
En estas circunstancias chaparrones de lluvia intensos se desataron provocando en Piriápoles y otras localidades inundaciones repentinas (flas-flooding). Una inundación repentina (flash-flood) ocurre cuando un evento meteorológico de lluvia intensa extremadamente fuerte se combina con particulares condiciones hidrológicas de un lugar y, o, con alguna falla en las estructuras hidráulicas, provocando que las acumulaciones y movimientos del agua superficial salgan de sus cauces normales y no puedan ser controlados formándose embalses de agua en lugares no habituales y no deseados. La inundación se considera repentina cuando ocurre dentro de las 3 horas de comienzo de las precipitaciones y hasta dentro de las 6 primeras horas. En Piriápolis ocurrieron en aproximadamente escasos 30 minutos.
Rodeada de cerros con pendientes empinadas, y pavimentación generalizada la ciudad dispone de sistemas de evacuación de agua practicamente desde su fundación. Su creador Francisco Piria dejo resuelto el problema. Pero en el transcurso de los años un pequeño enclave turístico al pie de las sierras frente al mar se expandió, creció urbanísticamente. Se sucedieron modificaciones y obras incluidas las de saneamiento en la rambla que pudieron haber afectado salida de pluviales. El crecimiento y desarrollo urbano implica el mantenimiento, actualización y adaptación al cambio climático de la infraestructura necesaria para el control de los “chorros de agua” que bajan de los cerros. Como la propia definición de inundación repentina lo incluye, un factor determinante puede ser una deficiencia en la estructura de desagües, cuestión que está siendo estudiada por los técnicos y autoridades pertinentes.
Las áreas urbanas son más propensas a sufrir inundaciones en períodos cortos de tiempo y, a veces, las lluvias (de la misma tormenta) sobre un área urbana causarán inundaciones más rápido y más severas en una ciudad que en las regiones interurbanas o en el campo. Las superficies pavimentadas de las zonas urbanas no permiten que el agua se infiltre en el suelo y por lo tanto aumenta la escorrentía superficial hacia los puntos bajos a alta velocidad. Las inundaciones repentinas ocurren tan rápidamente que las personas quedan desprevenidas. Su situación puede volverse peligrosa si se encuentran con agua alta y veloz mientras circulan en vehiculos o caminando. Si hay personas en sus hogares o negocios, el agua puede subir rápidamente y atraparlos o causar daños a la propiedad sin que tengan la oportunidad de protegerla.
Según declaraciones a la prensa (en Radio Montecarlo CX20) la Jefa del Destacamento de Bomberos de Piriápolis Viviana Borlinquia dijo que “el personal del destacamento trabajó arduamente en más de 16 intervenciones” “personas mayores debieron ser evacuadas de sus casas por la inundación” “dos personas de 60 años quedaraon atrapadas en sus vehículos en la calle Sanabria” hubo numerosos llamados por “por ramas de gran porte y caida de pinos obstruyendo domicilios”. Las imágenes fotos y videos en redes sociales fueron elocuentes en cuanto a la magnitud y las inmediatas consecuencias de la inundación.
El hecho de que han sido muchos los damnificados y millonarias las pérdidas a pesar de que hubo una alerta meteorológica muestra ciertas debilidades en el proceso que lleva de la información a la percepción de los riesgos y a las acciones preventivas. Quizás la alerta pudo ser más temprana, o los canales de información fueron insuficientes, o no hubo suficiente control sobre la incidencia de obras, o las comunidades no estaban realmente conscientes e informadas del riesgo, o una combinación de todos los factores.
El organismo de las Naciones Unidas para la Reducción del Riesgo de Desastres, UNDRR establece que un sistema de alerta temprana necesariamente comprende cinco elementos fundamentales:
- Conocimiento del riesgo;
- Seguimiento de cerca o monitoreo;
- Análisis y pronóstico de las amenazas;
- Comunicación o difusión de las alertas y los avisos; y
- Capacidades locales para responder frente a la alerta recibida.
Según el UNDRR, una debilidad o falla en cualquiera de estos elementos da por resultado que falle todo el sistema y se desencadene un desastre.
Todo evento meteorológico extremo y sus consecuencias lleva a reflexionar y actuar sobre la capacidad de gestión y reducción de los riesgos como parte del proceso de desarrollo de las comunidades desde las instituciones públicas, privadas, gobiernos nacionales y locales. La naturaleza sigue mostrando nuestras vulnerabilidades.
* Técnico Meteorólogo Gabriel Labrador
TE PUEDE INTERESAR