Un relevamiento elaborado por los productores y Néstor Causa, presidente de la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola, indica que se perdieron 600 colmenas cuyo costo debería ser afrontado por las empresas forestales. Santiago Sneider, productor de la zona y uno de los voceros de la “mesa de diálogo”, dijo a La Mañana que se subestimó lo que podría ocurrir con el fuego en una zona con tanta forestación.
Los efectos negativos que dejaron el incendio más grande de la historia del país atraviesan en su máxima expresión a todas las formas de vida y a todos los sistemas productivos que convivían próximos a la actividad forestal. Cientos de especies animales perecieron bajo las llamas y de ello dan cuenta los registros fotográficos y en video que circulan por las redes sociales. Pero también varias expresiones productivas como la ganadera o la apícola e inclusive emprendimientos familiares relacionados con la recolección de hongos, quedaron reducidos a la mínima expresión o diezmadas en el peor de los casos, encerradas en ese fuego que abarcó 37 mil hectáreas en Paysandú y Río Negro.
Uno de los sectores más golpeados fue la apicultura con pérdidas que alcanzaron 600 colmenas, según un relevamiento que combinaron los productores y las autoridades de la Comisión Nacional de Desarrollo Apícola. La zona del desastre es parte del epicentro que reúne al mayor número de apicultores tradicionales del país. La peor parte la llevaron los productores del eje de la ruta 24, donde se aprovecha la combinación de forestación y montes nativos para darle mayor sustentabilidad y obtener mayores rendimientos.
El fuego consumió parte de su producción
Santiago Sneider es técnico forestal y apícola; explota un predio de 330 hectáreas en el kilómetro 51 de la ruta 90, muy cerca de Piedras Coloradas en el departamento de Paysandú, de las cuales 80 están destinadas a forestación. Las fuerzas de las llamas que se desperdigaron por esa zona del país, también recayeron en su predio quemándoles 60 de las hectáreas plantadas con eucaliptus. En su predio combina forestación con ganadería de carne, apicultura y una de sus pasiones, su propio jardín botánico constituido por más de 1.500 especies diferentes, catalogado como la colección más grande de la cual puede disponer el país.
Su predio, como el de tantos otros pequeños productores, fue víctima de las llamas que por momentos recorrían descontroladas de un lado hacia el otro sin una barrera que las detuviera, mientras que en horas de la noche toda la situación se complejizó, ante prácticamente la imposibilidad de que las acciones humanas resultaran eficientes. De las 80 hectáreas que Sneider destinó a la forestación, 60 fueron tomadas por el fuego. Ahora la lucha es con las aseguradoras que “están bastante reacias a pagar lo que figura” en el contrato, dijo Sneider, desconforme con la situación, conversando con La Mañana. Recién en marzo o abril tendrá una perspectiva más clara, ya que según estas empresas todo dependerá de los niveles de rebrotes de los árboles quemados.
Distinta fue la suerte del ganado que logró salvarse gracias a que abrieron todas las porteras y lograron guarecerse donde no alcanzó llegar el fuego. Con un clima seco y pastos de baja calidad nutritiva, la preocupación ahora se centra en la alimentación de los animales que se salvaron.
Una comunicación “que fue pésima”
Con el pasar de los días y a la luz de la distancia, Sneider reflexionó sobre las causas que permitieron una catástrofe que quedará marcada en la retina de los uruguayos. El desarrollo de “tanta forestación continua” acompañado por una falta de planificación y una “subestimación muy grande de lo que podría ocurrir con un fuego en un ámbito de tantas hectáreas forestadas”, se transformaron en agravante de lo que a la postre sucedió.
A medida que se ampliaba las zonas incendiadas, se iba generando una “locura colectiva” asociada a una comunicación “que fue pésima”, señaló el entrevistado quién además enfatizó: “Yo nunca recibí de ninguna forestal algún aviso que indicara que la cosa estaba descontrolada”.
Apicultores esperan resarcimiento
Un relevamiento que llevó varios días entre los productores apícolas dio como resultado 600 colmenas perdidas, cuyo resarcimiento se aspira sea afrontado por las forestales, en primer lugar, porque en el caso de la ruta 24 “el fuego sale de una cantera” de su propiedad y además porque estas empresas cobran cierto precio para tenerlas en sus predios, informó Sneider. En este sentido agregó que “la mejor inversión que pueden hacer es devolver a los productores por lo menos lo perdido”.
Este será uno de los reclamos que llevarán los apicultores cuando esta semana se lleve adelante la primera instancia en la “mesa de diálogo” convocada por los productores perjudicados y donde fueron invitados, la Universidad de la República que será la moderadora, las empresas forestales y la institucionalidad que en su gran mayoría ya confirmaron asistencia. La sorpresa está del lado del Ministerio de Ganadería que aún no ha comunicado su participación, una situación bastante llamativa para los organizadores.
Será una instancia para plantear la disconformidad generalizada, dejar asentado que esta situación debió preverse y sanearse de otra manera y establecer las medidas de seguridad para que hechos de esta magnitud no vuelvan a ocurrir en el futuro. Sneider entiende que la comunidad debe formar parte de una discusión lógica porque “no puede actuar el gobierno directamente con las empresas (forestales) sin tener una consulta con el territorio”.
Compensación de US$ 200 por colmena
La Mañana consultó a Néstor Causa, presidente de la Comisión Honoraria de Desarrollo Apícola (CHDA), para quién la movilidad natural de colmenas durante la primavera hizo que no fuera más grave la situación de los productores al tenerlas produciendo en otros lugares. Señaló que hubo productores que perdieron la totalidad de sus colmenas y otros apiarios con importantes afectaciones.
Las empresas forestales están buscando lugares para reubicar las colmenas que se salvaron y disponer de la logística para el traslado. Una de las zonas afectadas es administrada por la Sociedad Fomento de Nuevo Berlín donde la apicultura es desarrollada por pequeños productores.
Teniendo en cuenta el costo de una colmena y los precios que el mercado está pagando por la miel, Causa cree que la compensación por unidad debería estar en el eje de los US$ 200, “un valor significativo y que sea un aporte para los apicultores que perdieron sus colmenas”. Aún se está a la espera del informe final de bomberos que determine el origen del incendio “porque eso marcaría un camino donde la forestal debería aportar algo más para el resarcimiento económico”.
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