Proviene de Durazno y dejó la vida en el campo para estudiar abogacía, que era su indudable vocación. Durante tres décadas se dedicó al derecho laboral y la seguridad social tanto a nivel público como privado. Como titular del Banco de Previsión Social (BPS), aspira a que al finalizar el período la institución sea más cercana a los usuarios y más transparente, según dijo en diálogo con La Mañana. Por otro lado, se refirió a los desafíos que tiene a futuro y destacó el papel que ha cumplido el organismo para atenuar los impactos de la pandemia.
Nació en Durazno y sus padres trabajaban en el campo, pero usted decidió venir a Montevideo a estudiar Derecho. ¿Qué lo llevó a elegir la abogacía?
Yo soy hijo de un productor rural y mi madre era una estudiante de Derecho que dejó la facultad para irse a vivir al campo con mi padre. En el 81 me vine a hacer bachillerato a Montevideo y después empecé la facultad. La vocación por la abogacía siempre la tuve, nunca me lo cuestioné, me parecía una carrera muy atractiva. Tal vez, después de haber estudiado, podría haber hecho otra cosa también, arquitectura me gustaba. Ahora las opciones son mucho más amplias que las que teníamos en aquel momento, que eran las tradicionales –médico, contador, abogado, arquitecto–.
¿Qué era lo que más le atraía de la profesión?
Hay que hacer una distinción entre que te guste el derecho y ser abogado, la abogacía es muy amplia. Entender la lógica de las relaciones humanas desde una perspectiva jurídica es apasionante, la justicia también, el buscar soluciones justas a problemas concretos. Después, hay muchas maneras de ejercer como abogado, pero creo que el defender un punto de vista y tratar de lograr que lo que uno considera justo para su cliente pueda concretarse, es un gran aliciente.
Se especializó en derecho laboral y seguridad social. ¿Cómo fue ese camino?
El camino tiene dos partes. En términos académicos, tengo un máster de la Universidad de Montevideo en Derecho de la Empresa, donde la seguridad social, el derecho laboral, el derecho financiero, el derecho comercial, son áreas fundamentales. Además, fui aspirante a profesor adscripto en la Cátedra de Derecho Financiero varios años, donde el tema de las contribuciones especiales de la seguridad social es absolutamente relevante. Por otro lado, a los 25 años fui inspector general de Trabajo y Seguridad Social, con lo cual me vinculé al mundo del trabajo, del derecho laboral y de la seguridad social.
¿Cómo recuerda su pasaje por el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS) como inspector de Trabajo?
Fue una experiencia muy interesante. Éramos todos muy jóvenes, teníamos un entusiasmo típico de la edad, y lo recuerdo con mucho cariño. El MTSS y el BPS son ese tipo de organismos donde una persona toma medidas y eso tiene consecuencias concretas; hay una cercanía inmediata entre la acción del gobierno y el bienestar o no de las personas que se relacionan con esa institución. En aquella época teníamos un equipo muy lindo y fue un momento muy fermental en el que se hicieron muchas cosas, entre ellas, el primer decreto de seguridad e higiene de la construcción, que fue una negociación tripartita.
En el momento de la creación del Mercosur, usted fue coordinador nacional de la Comisión de Relaciones Laborales del bloque. ¿Cuál era su tarea en ese ámbito?
Fui coordinador del subgrupo 5, que era el de relaciones laborales y administración de trabajo. Como fue en los inicios del Mercosur, había una actividad muy importante en todas las áreas y se crearon los primeros acuerdos y protocolos. En ese subgrupo participaban las inspecciones de Trabajo de todos los países miembros y había una actividad tendiente a unificar los controles de legislación laboral, sobre todo, en aras de evitar el dumping social, partiendo de la base de que iba a haber libre circulación de bienes y trabajadores, es decir, para que no hubiera una competencia desleal entre los socios por tener diferentes situaciones de derecho laboral.
¿Cuáles diría que han sido los grandes cambios en materia de trabajo en estos 30 años que tiene de trayectoria?
No hay una respuesta única a esa pregunta. Ha habido una transformación evidente en los trabajadores más jóvenes que es el continuo cambio de lugares de trabajo. En las generaciones más jóvenes, aquel viejo concepto de un trabajo para toda la vida dejó de existir. Las personas buscan hacer su carrera yendo a distintos lugares y buscando diferentes alicientes, a veces es el sueldo, otras veces es el ambiente de trabajo o el entusiasmo por un proyecto concreto.
El segundo cambio notorio es el que se produjo a partir de las comunicaciones. Yo recuerdo en el 91-92 estar en Ginebra por la OIT (Organización Internacional del Trabajo) y ver sucursales de bancos donde había solamente máquinas, cajeros, y eso en Uruguay no existía y uno decía: “¿Llegará esto en algún momento a Uruguay? ¿Qué pasará en ese caso con los puestos de trabajo?”. Y en los hechos, llegó la tecnología, suplantó puestos de trabajo por máquinas, pero los trabajadores siguen haciendo sus tareas en otras áreas. La automatización se ha vuelto cotidiana en ese sentido y ni siquiera la percibimos como algo que es relativamente nuevo, ya que nos acostumbramos a ir a los bancos y no hacer cola en la caja, por ejemplo.
Después, creo que ha habido un fenómeno nuevo que es una mayor polivalencia del trabajador. En un sistema muy rígido de categorías laborales, los trabajadores se preparan para hacer más cosas a lo largo de la vida.
Sin duda debe haber muchos cambios más porque han sido años muy dinámicos. También vivimos un fenómeno de inmigración y de migración permanente, donde cada vez tenemos más casos de personas que hacen su carrera laboral en más de un país, algo que seguramente en la época de nuestros padres o abuelos no se daba.
¿Cómo vivió la experiencia como docente y por qué decidió dejar de dar clases?
La docencia es una manera de mantenerte activo en el conocimiento, te obliga a estudiar, a aprender, pero fue un período corto porque vi que no podía cumplir con mis otras responsabilidades como yo quería. Fui ayudante de grandes profesores con los cuales aprendí muchísimo, pero no me animaría a decir que fui un docente. Estuve seis años en la Cátedra de Derecho Financiero.
Fui universitario, fundador de la Corriente Gremial Universitaria, miembro del Centro de Estudiantes de Derecho y consejero de la Facultad de Derecho por el orden de egresados. Siempre tuve una vida activa en el cogobierno de la universidad. Entonces, había tenido actividad como estudiante, como egresado, y con la docencia cerré el círculo de mi actividad universitaria.
En el período 2005-2010 fue diputado suplente (Partido Nacional) y tuvo una participación activa en la redacción de diversas normas laborales. ¿Qué le dejó ese pasaje por el Parlamento?
Una de las normas más relevantes en las que participé fue la Ley de Tercerizaciones, donde fui el miembro informante por la minoría. Ese proyecto se trabajó mucho en comisión y se realizaron aportes de todos para tratar de tener una norma que incluso con diferencias fuera la mejor posible. También tuve participación en la modificación del régimen de prescripción de los créditos laborales, en la Ley de Empleo, entre otras. La actividad de legislador, para los que nos gusta el derecho y tenemos formación en la materia, es apasionante, implica participar en la creación de la norma y ver las ideas en las que uno cree plasmadas en ella.
En octubre del año pasado asumió como presidente del BPS, luego de muchos años en la actividad privada. ¿Qué implicó este cambio para usted?
En primer lugar, fue un orgullo que el presidente haya pensado en mi nombre para poder colaborar en la gestión y formar parte del gobierno. En segundo término, implicó que culminara con mi actividad profesional por ahora y volviera a lo que había hecho hacía mucho tiempo. Es un gran desafío que me tiene muy contento y con mucho entusiasmo. Es un organismo muy grande, complejo, con muchas áreas para atender, con distintas realidades, con 4.000 funcionarios, con presencia en todo el país. Es apasionante tratar de gestionar de mejor manera al banco.
¿Cuáles son los grandes retos que tiene por delante?
El más importante es que al terminar el período, el BPS tenga una gestión más amigable y cercana a los usuarios, más transparente, menos burocrática, que permita que tanto los beneficiarios como los contribuyentes puedan vincularse con el banco de manera ágil.
A su vez, si finalmente se inicia un proceso de reforma de la seguridad social, los grandes desafíos que va a tener el banco van a ser adaptar sus procesos a la misma, ser parte activa de su instrumentación, así como convertirse en un asesor para todos los uruguayos, ayudándolos a comprender y utilizar el nuevo régimen.
¿Cuál es la importancia de esta transformación, luego de tantos años de aquella reforma encabezada por el expresidente del BPS, Rodolfo Saldain?
La importancia de la reforma es que el sistema se prepare con tiempo para enfrentar y superar los peligros que tiene a mediano y a largo plazo. La mayor relevancia es la sostenibilidad del régimen. Uruguay tiene un gran sistema de seguridad social, con una cobertura que alcanza al 97% de la población, bien posicionado a nivel internacional, pero con desafíos de sostenibilidad, porque el régimen de reparto resulta insuficiente y existe un déficit que se ha incrementado y que obliga al Estado a estar constantemente apoyándolo. El sistema funciona y lo va a seguir haciendo. La virtud de la reforma es identificar el problema con tiempo y adelantarse a que no se agrave.
Esto es una oportunidad, porque, además, uno tiende a pensar la seguridad social como un problema de los que están llegando al final de su vida activa; es muy común que, si uno es joven, este no sea un tema de preocupación. Sin embargo, la seguridad social también abarca las prestaciones de actividad, como el seguro de enfermedad, el seguro de desempleo, o sea, no solamente incluye las prestaciones de pasividad. Es un sistema que atraviesa y da protección a toda la sociedad, así que es un asunto al que todos en algún momento tenemos que prestarle atención.
¿En qué medida incide en esto la realidad demográfica del país?
La realidad demográfica, como le gusta decir a Saldain, es una buena noticia, por un lado, porque cada vez los uruguayos vivimos más tiempo y con mejor calidad de vida. Por el otro lado, eso genera un problema, que es que cada vez hay más tiempo para mantener el pago de jubilaciones, puesto que se amplía el plazo entre la época de la jubilación y el fallecimiento de la persona. La situación demográfica es un dato de la realidad que conspira contra la sustentabilidad del sistema, pero no es algo exclusivo de Uruguay, sino que hay países del primer mundo con realidades muy similares. Ese es uno de los motivos por los cuales hay que pensar en la reforma.
¿Hay consenso en lo que respecta al aumento de la edad de jubilación?
El promedio real de jubilación de los uruguayos es de 62 años y medio. Lo que se propone por la comisión de expertos es un régimen de transición muy mesurado, donde la edad de jubilación se estaría aumentando cinco años, pero, en los hechos, serían dos años y medio si tomáramos en cuenta la realidad de cuándo los uruguayos se están jubilando.
No sé si hay consenso. Sin duda, la comisión que elaboró el diagnóstico y presentó las recomendaciones para la reforma ha tenido una actividad muy participativa, con entrevistas, producción de informes, charlas, gran intercambio de ideas. Si algo de virtuoso ha tenido todo ese trabajo es que ha sido sumamente amplio. Llegado el caso se verá en el Parlamento cuáles son las posiciones, pero yo creo que hay consenso en que en esta etapa del desarrollo de las sociedades la edad de jubilación ha quedado corta.
El BPS ha cumplido un rol importante durante este tiempo de pandemia, sobre todo, para mitigar los efectos en el mercado de trabajo, con la incorporación de miles de uruguayos en el seguro de paro y la creación del seguro parcial, algo que usted destacó en su asunción. ¿Qué evaluación hace de lo realizado por la institución en ese sentido?
Como tú decís, lo mencioné expresamente en el momento en que asumí. Yo considero que el rol del BPS fue muy bueno: tuvo que hacer frente a una situación nunca antes vista, pasó a trabajar en forma remota en algunos casos –en otros no tuvo otra opción que mantener la presencialidad–, debió adaptar procesos a una nueva realidad y dio cobertura de seguro de desempleo a 100.000 trabajadores de un mes para otro; eso es un gran destaque. Y todos los números han ido mejorando en los últimos meses. La gestión del banco fue muy buena y en ese sentido hay que destacar la actuación del directorio y la presidencia de Hugo Odizzio.
¿Se puede observar la recuperación del empresariado en los números del BPS?
Hay una tendencia constante a la baja del desempleo que es consistente con lo que uno percibe, que es que se ha generado una reactivación económica desde el punto más bajo de la pandemia. Las prestaciones que estamos brindando ahora alcanzan a 1.328.000 personas, mientras que el número de empresas se mantiene constante, con crecimiento. Para ser preciso, en este momento tenemos 289.000 empresas cotizantes en todo el país, lo que implica un aumento del 2,5% en relación al mes anterior. Si lo comparamos con mayo del 2020, que fue el mes más bajo, estamos un 4% o 5% por encima. Nuestros números reflejan una realidad que es que el país se está recuperando.
Hacia un mayor control del seguro por enfermedad
Tras la llegada de la pandemia, creció considerablemente el número de trabajadores en seguro por enfermedad. No obstante, Cabrera planteó que la falta de controles sobre las certificaciones médicas es un inconveniente que persiste desde hace años y excede a la emergencia sanitaria.
“En la medida que manejamos dineros públicos y de todos los uruguayos, cada peso que no se destina a su objetivo y que no se gasta de manera eficiente, creo que es un problema para el Uruguay. Sin embargo, estamos en vías de solucionar ese tema”, comentó.
En la última Rendición de Cuentas se estableció que para fines del 2022 todos los prestadores deberán contar con la historia clínica electrónica, de modo tal que el BPS pueda ejercer el contralor de las certificaciones de manera online. “Vamos a ir a un mayor control a partir de la utilización de la tecnología. Tengo esperanzas de que vamos a ir solucionando el problema de las certificaciones médicas no adecuadas o que a veces son emitidas sin el rigor necesario”, explicó el jerarca.
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