Estas son algunas de las metas planteadas por CUPRA para los próximos años. Un estudio pormenorizado y planes bien definidos son la hoja de ruta para desarrollar la producción local, mejorar la tecnificación de la cadena y lograr ingresar a los mercados más exigentes con cortes de alta calidad.
En una fuerte apuesta hacia el futuro, la Cámara Uruguaya de Procesadores Avícolas (CUPRA) está embarcada en un mega proyecto tras un objetivo concreto: aprovechar el desarrollo que ha tenido el sector en los últimos años y la capacidad ociosa que aún existe para superar barreras, aumentar los niveles de producción y multiplicar la colocación de los productos en el exterior. La Mañana habló de todos estos temas con el director ejecutivo de CUPRA, Federico Stanham, que reúne a las empresas que conforman el 95% de la producción de carne aviar en el país. Entre los objetivos estratégicos, también buscan mejorar –a través de jornadas y medios masivos– la percepción que los uruguayos tienen con respecto al producto.
Un sector altamente tecnificado
La segunda ola de calor que se instaló en el país hace algunos días con registros de temperaturas que en algunos departamentos alcanzaron los 44ºC trajo consigo algunas derivaciones como la muerte masiva de aves y la justificada preocupación de los consumidores ante la falta de este producto tan arraigado en la cocina local. Luego de las evaluaciones de rigor, los datos de la realidad demuestran que la industria del pollo parrillero tuvo repercusiones menores, si se toma en cuenta las pérdidas cuantiosas en otros sectores del rubro.
En esa semana, en que el pico de temperaturas más alto se registró el viernes 14, la muerte de pollos creció 3,9%, entre tres y cuatro veces más de lo normal, con niveles de producción mayores ante la creciente demanda de los consumidores locales. El sector de las reproductoras fue el más afectado, donde pereció el 7% de la producción local, una cifra no tan elevada si se toma en cuenta que a lo largo del año de producción la muerte de gallinas reproductoras es del 14%.
Estos resultados responden a una industria con alta tecnificación acompañada por una planificación que atraviesa todos los eslabones de la cadena. Uno de ellos, tal vez el más conocido por el público, es el de los fasoneros, que cuentan con algunos elementos básicos de control térmico (calefacción para el invierno, ventilación forzada para el verano), cieloraso y aspersión (lluvia finita que cae y se evapora antes de tocar el suelo para bajar la temperatura), y que en estas últimas jornadas de calor resultaron indispensables para el desarrollo productivo de los pollos.
Crece el consumo de pollo en el país
El consumo de carne de pollo en el país ha ido creciendo (25% en los últimos años), de la mano de precios más baratos, si se toma como referencia los cortes de carne vacuna o porcina. Las últimas referencias indican que en 2019 un uruguayo consumía 18,5 kilos por año, en 2020 esa cifra aumentó a 20,8 kilos per cápita y el año pasado cada uruguayo consumió promedio 23,2 kilos de pollo.
Las tendencias de los mercados locales de pollos se inclinan a ofrecer productos más definidos dando respuesta a un público que prefiere productos específicos a la hora comprar para la elaboración de sus alimentos. Las preferencias del consumidor se vuelcan hacia la pechuga y la suprema y empiezan a sobrar patas, muslos y alas; este último corte muy consumido entre cierto segmento de la sociedad por sus precios accesibles.
Estos cortes periféricos, que quedan por fuera de las preferencias de los consumidores (este escenario sucede en todas partes del mundo), son algunas de las puertas que se abren para abastecer a los mercados internacionales. Para cubrir esos nichos, la institucionalidad cobra fuerza a través del Área de Inteligencia de Mercado dependiente de la gerencia de marketing de INAC y los técnicos de CUPRA que coordinadamente establecen las prioridades “y de esa manera le brindamos al gobierno, a Ganadería y Cancillería los elementos para poder decir por acá hay que hacer el esfuerzo”, indicó Stanham.
Encontrar mercados de alto valor
Desde la década del 80 del siglo pasado Uruguay tiene presencia en el mercado internacional, cuando la empresa Moro decidió tomar la iniciativa y colocar pollos enteros en los países árabes. Desde entonces el cuello de botella ha sido siempre abastecer mercados de alto valor como los que tiene la industria cárnica. Se trabaja en un plan para que al final de la administración no solo se tengan esos mercados abiertos sino también los pasos a seguir para cumplir con sus exigencias.
El menú de destinos de alta calidad no es extenso, pero sí claro para los operadores tanto de CUPRA como del gobierno. Hong Kong y China (Asia), Arabia Saudita, Kuwait y Emiratos Árabes (Medio Oriente y norte de África), Europa sobre todo si se concreta el acuerdo con el Mercosur, Estados Unidos y Chile de quienes se importa – pero no hay reciprocidad–, Cuba y Brasil, son los países que están en el radar para mejorar las colocaciones de pollos y subproductos.
Estos países abren un abanico de posibilidades para la industria aviar del país. Lejos de lo que uno podría suponer, solo el 20% de los 14 millones de toneladas que se comercializan en el mundo son pollos enteros. China y Estados Unidos son los mercados que pagan mejor las alas. En China los muslos y las patas son muy bien remunerados, Estados Unidos y Europa son un buen mercado para las supremas, en Chile funciona muy bien los pollos enteros y los cortes de alto valor agregado, Sudáfrica es un buen destino para las menudencias y en Brasil el corazón de pollo para los espetos corridos.
Los números son claros
Para eso el país debe prepararse para recibir auditorias de esos mercados a efectos de garantizar la sanidad e inocuidad de los productos, demostrar que están libres de contaminantes, la disponibilidad de una cadena de frío adecuada y con una infraestructura y equipamientos que respondan a los estándares y las normas internacionales.
Las metas para los próximos años son claras: pasar de 80 mil a 140 mil toneladas de producción de carne aviar al año de las cuales se exporten 35.600 toneladas, lo que le significará ingresos por US$ 60 millones, superando largamente a US$ 1.750.000 que ingresan actualmente al país por las dos mil toneladas de carne aviar, cortes, menudencias, pollos enteros y harina de plumas que se exporta actualmente. Se trata de un primer paso de varios que tiene planteada la Cámara y que se ampliarán en la medida que los mercados sean sostenibles y atractivos.
Con este incremento Uruguay estaría colocando el 25% de su producción en el exterior, cifra no menor si se la compara con Brasil que coloca el 30% en el mercado internacional, Chile que exporta el 18% o Argentina que destina el 10% para el comercio internacional.
Para alcanzar estos objetivos el sector deberá hacer “algunos deberes” que se tornan indispensables, pero además cuentan con fortalezas que le garantizan buenos resultados. Una de ellas es la capacidad ociosa de la cual dispone el rubro y que viabiliza el plan. Pero además las empresas deberán desarrollar inversiones en infraestructura y gestión para ser aceptadas por los mercados objetivos, elemento que “no asusta”, señaló Stanham, por tratarse de un rubro que permanentemente se está aggiornando para abastecer a un mercado interno con consumidores cada vez más exigentes.
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