“El agro no es una maquinita de generar plata” sino que se trata de seres humanos con “grandezas, pequeñeces y necesidades”, dijo Julián Cabrera de Un Solo Uruguay, quién además comentó temas como el atraso cambiario, el vínculo con el Gobierno y el flagelo de los perros depredadores.
Julián Cabrera es el productor que en enero de 2019 leyó la proclama de Un Solo Uruguay. Aunque su trayectoria de militante social no es nueva fue a partir de allí que se transformó en uno de los nombres referentes del movimiento. Entrevistado por La voz de La Mañana (radio Oriental) se refirió a varios temas con la visión sencilla y profunda de quien conoce el interior y el campo.
“Hace muchos años” que el país debió empezar a trabajar sobre los costos internos que sufre la producción nacional y que reduce la rentabilidad de los productores, dijo, y añadió que “en función de los valores finales” de los commodities se aplican incrementos de los insumos que “no se explican” desde el punto de vista económico.
“Hoy hay insumos que han aumentado exponencialmente el costo lo que baja la rentabilidad” aunque también “es verdad que estamos flotando arriba de algunos precios que nos da cierta estabilidad”.
“El agro no es una maquinita de generar plata, sino que son seres humanos que reímos y lloramos como todo el mundo, con nuestras grandezas, pequeñeces y necesidades. Por tanto no es sólo rentabilidad, sino rentabilidad para qué”, planteó.
Es rentabilidad “para permitirnos cierta forma de vida. Yo tengo 60 años y mis hijos ya remontaron, pero si me lo hubiera preguntado hace 20 años te diría mi desespero para sacar a mis hijos a la ruta para que vayan al liceo, entonces es rentabilidad dentro de un contexto familiar y humano”.
Atraso cambiario: “suicidio del aparato productivo”
Acerca del atraso cambiario, un factor de permanente cuestionamiento en USU, Cabrera dijo que “es un recurso con el cual nos hacemos trampa y nos termina suicidando el aparato productivo”, una definición que aclaró la da con su mirada de “paisano que nunca pisó la Facultad de Economía”.
“Si fijamos el valor de nuestro peso de manera artificial” el resultado es que logramos que los productos importados “nos queden de forma más accesible, y me parece bien porque nos permite mayor confort, pero si yo para acceder a un aire acondicionado barato me fundo en el campo me parece que tenemos una mirada muy corta”.
“La primera vez que se instaló un atraso importante en el país fue con (el exministro de Economía durante la dictadura militar, economista Alejandro) Végh Villegas y les pareció que fue una medida muy bonita, sobre todo porque hace sentir un bienestar económico que no es tal”, observó.
Uruguay “no es agrounicodependiente pero sí agromuydependiente”, por tanto “no estoy casándome con teorías económicas que se reducen a la producción, pero sí creo que eso no se puede desmerecer porque es el aparatito que mueve (la economía del país) y hay que ponerle rostro, hay que ponerle familias, hay que ponerle el factor humano”.
“La incapacidad de escuchar al diferente”
Cabrera destacó también que al productor se lo señala de oligarca y explotador, y quien lo hace se siente “eximido de escuchar” lo que ese productor tiene que decir mostrando su “incapacidad de escuchar al diferente”.
Hace unos años, cuando llegaba la zafra de esquila, “los almacenes se movían” debido a la “producción de materia prima” con una “rápida distribución que a su vez era mucho más regional”, recordó.
Ahora hay “una centralización alarmante que trae un problema doble”, por un lado muchas personas que “no tiene lugar” ni “espacio donde desarrollarse”; y a la vez se “genera un alejamiento cultural con la manija de gente con intereses muy mezquinos donde es más fácil poner a los productores como oligarcas explotadores” y a partir de esa calificación se sienten “eximidos de escucharlos, que es de lo peor que nos está pasando en estos tiempos: la incapacidad de escuchar al diferente”.
No seremos más que lo que queramos llegar a ser.
En otro orden, Cabrera se refirió a lo que representa y puede llegar a representar Un Solo Uruguay.
El movimiento “no representa al agro, no representa a la industria, no representa al comercio. Representamos a un montón de gente con un sentir diferente, y esto incluye gente de Montevideo que no tiene desprecio por el diferente y que se toma la molestia de pensar qué utilidad social tienen los distintos sectores porque si no estuviera el almacén de barrio, la escuela rural o la industria se nos complicaría”.
Por otra parte “nos podríamos transformar en un corporativismo, no se en qué sector quedaríamos pero esa no es nuestra intención. Podríamos juntarnos a un partido político pero es muy probable que perdamos la identidad y la propia libertad, podríamos generar un partido político con lo que no perderíamos la identidad pero sí estaríamos parados en otro rol ya no como organización social y política. Y podríamos seguir” con planteamientos similares. No obstante, esos asuntos pasan “por los temas que nos marcan los tiempos y sobre cómo resolvemos la coyuntura”, reflexionó.
“No somos más que lo que somos y no seremos más que lo que queramos llegar a ser. Hoy USU está en este lugar (como movimiento social), estamos cómodos, si vemos que este lugar es inocuo y no logramos exhibir lo que creemos es lo mejor, tal vez se tomen otros rumbos, no soy yo quien para decirlo”.
El Gobierno no nos escucha
Al ser consultado si USU se siente apoyado por el Gobierno del Dr. Luis Lacalle, Cabrera dijo que no y agregó que “tampoco tendría por qué apoyar”, aunque precisó: “Lo que sentimos es la ausencia de ser escuchados. Mucho más que apoyo tenemos que ser escuchados”.
Contó que el presidente Lacalle los recibió cuando fue electo y antes de asumir, “pero no ha habido más” a pesar de que “nos hemos ganado ser escuchados por el respeto, por nuestra ética, por nuestra forma de ser y por la seriedad de nuestros planteos con propuestas compartibles o no, pero serios”.
Respecto al período de Gobierno anterior (2015-2020) encabezado por el Dr. Dr. Tabaré Vázquez, señaló que “cometió la irrespetuosidad de poner a USU en la oposición en lugar de escucharnos y tratarnos con el respeto que merecemos porque nos ganamos el pan con nuestro trabajo y no queremos nada personal, pero con eso tuvimos a favor que nos dio más visibilidad. Pero ese no es nuestro objetivo, no queremos fama, queremos incidir en los rumbos del país para dejarle un futuro mejor a los nietos”.
Los perros y las ovejas
El viernes 28 de enero un grupo de productores se reunió frente a la Torre Ejecutiva como forma de reclamar atención a los problemas que sufre el sector ovino debido al ataque de perros a las majadas.
Cabrera dijo que se trata de “un problema que no sólo de un sector, sino de todo el país” y criticó que “muchas veces se prefiera hablar de los ‘perritos’, en diminutivo, en lugar de perro, porque suena mucho más simpático a los citadinos o la gente que tiene su mascota”.
La manifestación generó en Montevideo “críticas por usar el sufrimiento de la oveja, que puede ser compartible o no, pero la argumentación de fondo era que la oveja se produce con fines de lucro” como si el lucro fuera “pecaminoso”. Esa una “manera de desmerecer las verdades ajenas en lugar de estudiarlas y analizarlas, y esa tarea corresponde a los gobernantes”.
De aquellos que “tienen responsabilidades” en la solución de estos problemas “yo espero una respuesta mucho más seria, mucho más atendible”, enfatizó, y cuestionando sin mencionar las políticas que lleva adelante el Instituto Nacional de Bienestar Animal (INBA), comentó que “las vidas humanas tienen un período que dura su pasaje por la tierra, no podemos jugar que con ese porcentaje de la castración (de perros) de acá a 40 años se empiece a solucionar este tema”.
“El Gobierno debe estar para hacer cosas simpáticas y cosas no simpáticas, si vive en un período electoral constante con tal de agradar, no se hacen las cosas necesarias y que no son simpáticas”, subrayó.
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