Un hombre de veintidós años con antecedentes penales fue imputado hace unos días por delitos de atentado y daño, tras haber empujado desde el muelle La Pastora a una marinera de la Prefectura de Punta del Este. Un grupo de jóvenes se encontraba causando disturbios en el lugar y la funcionaria se acercó a advertirles que su conducta era inadecuada, lo que motivó la agresión. La Justicia dispuso 90 días de prisión domiciliaria. Las redes sociales explotaron en una unánime condena por un doble hecho: el silencio de las organizaciones feministas y la aparente liviandad de la sanción.
Entre la amenaza del ómicron y asuntos varios decidí pasar el mes de enero dedicado, entre otras cosas, a revisar las versiones originales del feminismo vernáculo en las páginas de Acción Femenina, publicación del Consejo Nacional de Mujeres fundado por Paulina Luisa hace más de cien años. Me intrigaba saber cómo hubieran reaccionado esas señoras ante un despropósito como el cometido por este antisocial.
Lo primero señalable es la buena acogida que la labor de estas damas tenía en la prensa de la época, o por los menos, en La Mañana: «El importante órgano metropolitano La Mañana ha continuado ofreciendo gentilmente sus columnas, publicando frecuentemente la Sección “Para Nosotras” en la que he querido siempre destacar, aplaudir o comentar toda actividad femenina sin distinción de credo político, filosófico o religioso, entendiendo así responder al plan de cultura y propaganda del Consejo Nacional de Mujeres», dice Da. Ángela A. Pérez, Secretaria de Prensa del CNM en 1922.
En ese momento se planteaba el reclamo de participación femenina en el gobierno. La presidenta del CNM era la Dra. Isabel Pinto de Vidal, mujer inteligente e instruida, que proponía una acción gradual. Como paso inicial «Intensificar el movimiento feminista en todo el país». El movimiento no contaba ni mucho menos con el apoyo masivo de las mujeres, de modo que debía insistirse en su motivación para luego intentar «que la mujer sea electora y elegible en el gobierno municipal». El próximo paso sería «la conquista del sufragio en su más amplia extensión». Pero, dice, «no hay que olvidar que cuanto más feminismo, cuanto más maternales sean nuestras tendencias, más cerca estaremos del supremo ideal feminista; feminismo sí, pero con todos los atributos y con toda la delicadeza de nuestras almas de madres».
En la empinada empresa había que usar la creatividad. Conseguir recursos y hacer propaganda. Doña Teresa Santos de Bosch, hija del expresidente Gral. Santos y esposa del Dr. Isabelino Bosch, que presidía la Liga contra la Tuberculosis, consiguió que «se estableciera un partido de football, anualmente, entre el Club Peñarol y Club Nacional ofreciendo un premio que se denominará “Copa Comité de Damas de la Liga Uruguaya contra la Tuberculosis” –organización que adhería al CNM–; este premio se adjudicará cada tres años, al club vencedor».
Feminismo masculino
Las mujeres no estaban solas. El Dr. Baltasar Brum, presidente de la República, era un decidido feminista. Y otro importante apoyo era el del Dr. Santín Carlos Rossi. En una de sus conferencias Rossi analiza los diversos feminismos. «Hay varias maneras de ser feminista. La primera es la de la cátedra, en que el feminismo es una doctrina aceptable, la adquisición de un derecho nuevo a ensayar: es en general la actitud de las mujeres que tienen su porción de dicha en la vida, al calor de un hogar y bajo la protección de un varón. Otra manera de ser feminista es la de aquellas que reclaman el nuevo derecho como un arma de combate y de conquista, las que buscan en la igualdad jurídica de los sexos el modo de hacer cesar el sufrimiento de sus vidas torturadas por el hombre o la costumbre: es el feminismo de las víctimas y de las incompletas, el de las huérfanas del amor, el de las novias abandonadas, el de las esposas humilladas, el de las madres impotentes para defender a sus hijos, el de las obreras explotadas […] todas esas que llegan al feminismo desde la Revolución». Paulina Luisi no encaja en ninguna de esas categorías, «Paulina Luisi llega al feminismo desde la Ciencia y esto es lo que la hace más firme que las primeras, más avanzada que las segundas».
Y luego, el entonces diputado colorado dedica unos párrafos a los revolucionarios: «Los revolucionarios, por interés de clase, suelen transar en el camino; o al llegar, aconsejados por el despecho, repetir en provecho propio las injusticias que combatieron desde la barricada; los revolucionarios por diletantismo suelen desandar el camino, especialmente si ya no resulta excepcional poseer esas ideas […] pero los que son revolucionarios a pesar suyo y nada más que por el imperativo de su sinceridad, esos son tenaces hasta la Victoria y fieles hasta el Sacrificio». Por supuesto el ejemplo es Da. Paulina.
Por su parte La Mañana recoge una conferencia del ministro de Instrucción Pública, el Dr. Carlos María Prando, en el salón de actos públicos del Museo Pedagógico, patrocinada por el CNM. El tema eran las poetisas uruguayas y sin mucha originalidad había elegido a María Eugenia, a Delmira y a Juana. Pero lo interesante es lo que dice sobre la crítica literaria, con conceptos en total vigencia y con validez general.
La crítica literaria, dice, puede hacerse bajo tres formas diferentes: por prevención, por sugestión o por impresión.
La primera es una crítica fría y calculada, que sólo considera bueno aquello que está dentro de una escuela y sostienen que sólo allí existe belleza. (Ideológica).
La segunda es la de los que se guían por la opinión ajena: una cosa es buena según la firma del autor, o la opinión de los críticos de moda. (Corrección política).
La tercera es la de la impresión. Estos analizan y sienten a la vez, buscan afanosamente la belleza y donde la encuentran la proclaman. El eclecticismo, en materia de arte es lo único verdadero.
Una ofensa
El Consejo N. de Mujeres expresa su malestar ante el Consejo Universitario por un hecho bastante insólito. En la última colación de grados un egresado declaró que «la mayoría de las mujeres sólo pueden llegar al fin de su carrera empleando adulonerías indignas éstas de todo ser consciente y moral». No sabemos exactamente cuáles hayan sido las palabras de este individuo. Pero eso fue lo que las señoras interpretaron o tradujeron. Lo interesante es la forma como encaran el planteamiento. No se trata exclusivamente de una ofensa dirigida a las damas, sino que las desafortunadas palabras «hirieron a todo el profesorado universitario, pues no se concibe que éste pueda estar formado por personas capaces de otorgar títulos de suficiencia, no basándose en los conocimientos demostrados por las estudiantes, sino en los procederes reprobables empleados por las mismas».
El Consejo contestó solidarizándose con el reclamo y comprometiéndose a impedir que hechos como esos se repitieran. La nota venía firmada por el Dr. Elías Regules.
Sorprende que estando vigente la Ley de Duelos nadie planteara una cuestión de honor al autor de la ofensa. Y aunque no se refería a una mujer en particular sino a todas, la jurisprudencia caballeresca habría amparado el lance. Durante el gobierno del general Santos, el periodista Juan Smith retó a duelo a Salvatore «Totó» Nicosia por un artículo publicado en el periódico L’Indipendente, que éste dirigía. En la nota, titulada «Arrepentíos», Totó criticaba a unas señoritas de sociedad que en una kermés usaban sus encantos, dice, para vender bonos de colaboración para la construcción del altar de una iglesia. El periodista siciliano entendía que el fin era inaceptable y por eso las damas deberían arrepentirse. La mujer uruguaya había sido ofendida. Se batieron en Buenos Aires.
Cómo cambian las cosas los años…
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