Tianxia: una filosofía para la gobernanza global. Zhao Tingyang. PENSAMIENTO HERDER, 165 págs., $1390, 2021.
Se le atribuye a Napoleón la sugestiva frase: “Cuando China despierte, el mundo temblará”. Jugando con esa frase, el ministro francés en la época de Charles De Gaulle, Alain Peyrefitte, tituló así un penetrante ensayo en 1974. Ahí, en clave occidental, trata de encontrar alguna lógica al espanto de la Revolución Cultural, en la que toda persona con aspecto de formación intelectual fue masacrado o relegado a algún campo de trabajo en algún rincón recóndito de China. Pero el aserto napoleónico tiene un triple correlato sugestivo: algo pasará con China, ignoramos qué pasará, pero el cariz del asunto es claramente preocupante. Y hay una extensa bibliografía estructurada en torno a la idea de la amenaza oriental. “El peligro chino” de Richard Walker (1966) o “El peligro amarillo” de M.P. Shiel (1898) en siglos distintos y con acentos ideológicos concordantes con su época, abonaban el terreno de una profunda desconfianza hacia lo oriental. El monumental ensayo de Henry Kissinger, “China”, lograba perfilar el concepto de que el rival de valía para EE.UU. era una China erguida.
Todo esto es parte del espíritu del tiempo con el cual un lector de estos lares se acerca a este peculiar ensayo. Asimismo, el hecho de que ya en el título se hable de “gobernanza global”, a más de uno nos genera una inmediata jaqueca…
Pero lo bueno de los libros es cuando nos abren puertas a otra forma de entender el mundo. Y “Tianxia” lo cumple con creces.
En un breve, pero enjundioso estudio, el pensador y filósofo especializado en metafísica, filosofía política y ética, Zhao Tingyang (Shantou, China, 1961), nos acerca a una concepción política claramente alternativa.
Para explicitar el concepto, apela nada más ni menos que a un texto de…Jorge Luis Borges. “El jardín de los senderos que se bifurcan” es la base para mostrar las opciones en teoría política: “El orden mundial tiene dos tradiciones; el imperialismo, originado en Roma, y el sistema Tianxia, con origen en China. Se trata de conceptos paralelos pero distintos. Aunque ambos poseen una visión de ‘lo mundial’, difieren completamente en sus respectivas figuraciones sobre cómo construir el orden mundial. Tanto el imperialismo como el sistema Tianxia conciben un orden mundial universal, pero mientras que el sistema imperial pretende conquistar y regir medianamente la dominación, el sistema Tianxia procura construir un sistema compartido. Puede decirse que el ideal del sistema Tianxia consiste en crear un sistema mundial capaz de convertirse para que todos en un ‘punto focal’ benevolente –haciendo uso del concepto de Thomas C. Schelling– compatible con todas las culturas, pueblos y religiones”.
Según la definición de Confucio, “Gobierno es rectitud”. Esto significa que la política solo existe cuando se supera la dominación irracional por las armas y se establece un campo racional universal efectivo. Y hace tres milenios que Tianxia (“lo que hay bajo el cielo”) es un concepto operativo entroncado con las tradiciones filosóficas fundamentales orientales. Conceptualiza el mundo como la superposición de tres planos –el físico, el psicológico y el político–. Da lugar a una visión total que sitúa la armonía y la coexistencia por encima de otras consideraciones. Zhao Tingyang señala las limitaciones del pensamiento moderno occidental sobre la política internacional. Además, apunta a superar la idea de Estado-nación como marco del orden mundial por su carácter esencialmente antagónico y generador de conflictos entre pueblos y culturas.
Un texto más que recomendable, recomendación que se agiganta por el mero hecho de que China hace mucho que despertó.
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