La guerra del Paraguay y las montoneras argentinas. José María Rosa. A. PEÑA LILLO editor. Buenos Aires, 1964, 360 págs.
José María Rosa, mejor conocido como Pepe Rosa, fue abogado, juez, profesor universitario, historiador y diplomático. Fundador de la Revista Línea fue uno de los historiadores más representativos del llamado revisionismo histórico en el Río de la Plata. Como pocos, dedicó su fecunda vida (1906-1991) a recuperar la historia para nuestros pueblos, los de la Patria Grande. Y con este objetivo escribió casi medio centenar de notas para el semanario Mayoría de Buenos Aires centradas en narrar el verdadero acontecer de la Guerra del Paraguay, las cuales fueron publicadas años más tarde en la presente edición.
Una dedicatoria nos aguarda al abrir la obra: “A la memoria de Luis Alberto de Herrera”, a quien honró con su amistad y un generoso apoyo en documentación y datos para la presente investigación. Y también hay un epígrafe que no puede quedar en el olvido: “Su Excelencia el general D. José de San Martín me honró con la siguiente manda: ‘La espada que me acompañó en toda la Guerra de la Independencia será entregada al general Rosas por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido los derechos de la Patria…’ Y yo, Juan Manuel de Rosas, a su ejemplo, dispongo que mi albacea entregue a S.E. el señor Mariscal presidente de la República paraguaya y generalísimo de sus ejércitos la espada diplomática y militar que me acompañó durante me fue posible sostener esos derechos, por la firmeza y sabiduría con que ha sostenido y sigue sosteniendo los derechos de su Patria…”.
Lo que Herrera definió como el hondo “drama del 65” tuvo como epílogo la Guerra del Paraguay. Pero este cruento proceso tuvo diversas instancias: hay un primer acto en Caseros en 1852, el segundo en Cepeda con sus ribetes de comedia por el pacto de San José de flores el 11 de noviembre del 59, el tercero en Pavón en 1861 y las “expediciones punitivas” al interior, el cuarto en la invasión brasileña y mitrista del Estado oriental con la epopeya de la heroica Paysandú, y el quinto y desenlace en la larga agonía del Paraguay entre 1865 y 1870 y la guerra de montoneras en la Argentina de 1866 al 68.
“El ocaso de la nacionalidad podría llamarse, con reminiscencias wagneriana, a esa tragedia de veinte años que descuajó la América española y le quitó la posibilidad de integrarse en una nación, por lo menos durante un largo siglo que aún no hemos transcurrido. Fue la última tentativa de una gran causa empezada por Artigas en las horas iniciales de la Revolución, continuada por San Martín y Bolívar al cristalizarse la Independencia, restaurada por la habilidad y férrea energía de Rosas en los años del sistema americano, y que tendría en Francisco Solano López su adalid postrero. Causa de la Federación de los Pueblos Libres contra la oligarquía directorial, de una masa nacionalista que busca su unidad y su razón de ser frente a minorías extranjerizantes que ganaban con mantener a América débil y dividida, de la propia determinación oponiéndose la injerencia foránea, de la patria contra la antipatria, en fin, que la historiografía colonial que padecemos deforma para que los pueblos hispanos no despierten del impuesto letargo. Causa tan vieja como América. Narrarla es escribir la historia de nuestra tierra, es separar a los grandes americanos de las pequeñas figuras de las antologías escolares”.
Labrar un destino venturoso para nuestros pueblos implica, también, un arduo proceso de reconquistar nuestra historia verdadera. Pocas plumas más aptas para esta tarea que la de don Pepe Rosas, que logra conjugar en forma maestra erudición, pasión y certeza patriótica.
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