Desastre. Historia y política de las catástrofes. Niall Ferguson. DEBATE. 638 págs., $1190. Sep. 2021.
Estaríamos superando la pandemia. ¿Tiene sentido sumergirse en más de 600 páginas, de las cuales la tercera parte son notas, de copiosa información sobre las más diversas catástrofes? Supuestamente, dentro de la extensa lista de profecías que generó el COVID-19, nos estaríamos adentrando en unos nuevos “alegres años 20” y entonces, ¿cuál sería la racionalidad de un ejercicio rayano en el masoquismo?
Bueno, quizás parte de la explicación de por qué este ensayo es realmente pertinente pasa por algo tan simple como que las catástrofes son básicamente impredecibles. Lo cual no nos puede empujar al fatalismo de esperar tranquilamente debajo del ombú la siguiente desgracia. Ferguson lo que plantea magistralmente es que un aspecto es el incidente generador de la catástrofe, otro muy distinto es la gestión de dicho insuceso. Pero luego hay otro aspecto fascinante: algunas catástrofes son seguidas por catástrofes de otra índole, esto es, pestes o hambrunas han generado procesos sociales dramáticos.
Desde el cruzamiento de diversas disciplinas aborda un ángulo complementario del problema: si bien es cierto que los desastres son difíciles de prever, deberíamos estar mejor preparados contra las catástrofes que, por ejemplo, los romanos cuando el Vesubio entró en erupción o los europeos cuando la Peste Negra asoló el continente. Supuestamente el gran logro de la Modernidad se sintetiza en el triunfo de la Ciencia. Pero, tal como como ha quedado demostrado con la crisis del coronavirus, la respuesta de la mayoría de los países desarrollados ante un nuevo patógeno ha sido más bien torpe. Quizás la clave del problema no radique en la respuesta de la ciencia, que en tiempo record logró vacunas operativas.
El nudo central de Desastre es plantear hipótesis, desde las más diversas disciplinas, desde la economía hasta la ciencia de las redes para comprender fenómenos que atraviesan la marcha del planeta desde la noche de los tiempos. Desastre es mucho más que una historia, es también una teoría general de los desastres, planteando cómo nuestros complejos y atrofiados sistemas de gobernanza son prácticamente incapaces de afrontar este tipo de crisis. La evaluación de Ferguson pasa por predicar por estados menos burocráticos y más resilientes si quieren evitar un declive irreversible.
Claramente recomendable su polémica lectura, propongo matizarlo con “La doctrina del shock” de la celebérrima Naomí Klein.
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