Mis impresiones sobre el debate entre los senadores Oscar Andrade y Guido Manini Ríos tienen la intención de ser objetivas, no obstante mi clara adhesión al programa y la figura del líder de Cabildo Abierto.
Por lo tanto, no hablaré de ganadores ni de perdedores, ni acerca de las razones de fondo defendidas por cada uno de los partícipes del dialéctico encuentro.
Me voy a referir al episodio televisivo en sí mismo, a los estilos, las pautas y la forma en el desarrollo de las exposiciones.
La ausencia del programa en los canales abiertos, que desestimaron transmitir el debate, no ha sido una opción afortunada pues demuestra el poco interés en informar –su función esencial, su razón de ser– en un tema que despertó una pública y general expectativa, con la presencia de dos de las más destacadas figuras de nuestro escenario político.
El aplauso pues, y su innegable beneficio, a la Cámara de Televisión para abonados (CUTA), a los medios, canales y radios del interior, a TV Ciudad y VTV por cuyo intermedio el debate tuvo amplia difusión, que asumieron la responsabilidad de la transmisión y actuaron con absoluta imparcialidad e independencia.
El formato, pactado con los partícipes y sus equipos de apoyo, merece nuestro elogio, al igual que los moderadores, siempre en un discreto y eficaz segundo plano, instrumentando un programa muy interesante, relativamente breve y con la alternancia en las intervenciones de los partícipes, que tuvieron así la oportunidad de contestar, ampliar o aclarar sus controversiales intervenciones.
La temática elegida se vertebró sobre los puntos de la LUC que han despertado las mayores críticas: la seguridad, la educación, las relaciones laborales y la vivienda, en cuya aprobación estuvieron contestes ambos expositores.
Digo expositores, porque no se trató, en realidad, de una polémica ni de una discusión. Fueron discursos por separado, alternados y sin interrupciones, aunque con posibilidades para la réplica y la dúplica, pero sin los desafíos o disputas que caracterizan a los debates.
Dos estilos: apasionado y vehemente vs racional y persuasivo
Los estilos de ambos partícipes son y fueron totalmente diferentes. El senador Andrade, con innegable vehemencia que demostraba su alto tono de voz, optó por el tipo de orador de tribuna, apasionado e impetuoso, apelando a la emoción, al sentimiento y recurriendo a algún ejemplo más teatral que efectivo.
El senador Manini Ríos, más tranquilo, impuso con firmeza un discurso racional y persuasivo, más profesoral y didáctico sin ser engolado, buscando convencer con argumentos expuestos con mucha claridad.
Me hizo recordar la frase de Juan de Valdés, humanista y escritor español precursor del Siglo de Oro, quien afirmaba: “Yo hablo como escribo”, es decir que no utilizaba el estilo del tribuno, que es por lo general enfático, desordenado, desparejo en sus inflexiones, con más pasión que razones, con pausas a la espera del aplauso y en búsqueda de efectos inmediatos.
Pues bien. Las intervenciones del senador Manini fueron al modo de Juan de Valdés, con cláusulas que salen armadas en perfecta sintaxis, composición y estilo, que se pueden escribir textualmente sin errores de ningún tipo.
En suma, un Andrade buen orador con más pasión que razones, y un Manini como austero expositor de razones y argumentos destinados al entendimiento y la persuasión.
Próximo debate
Desde otro punto de vista, el debate ha sido útil, pues ya se tiene programado otro para el 7 de marzo, también en el interior del país, entre los senadores Gustavo Penadés y Mario Bergara que, si bien no tienen la condición de primeras espadas de sus colectividades, son dos importantes figuras políticas.
En la interna del gobierno no hubo mayor repercusión y aunque el senador Manini siempre habló de Cabildo Abierto, quiérase o no, se le vio representando a la Coalición Republicana y es lógico que así sea.
No vemos en ninguno de los otros los partidos coaligados, figuras de enorme destaque o de especial y marcado respaldo ciudadano con perfiles de liderazgo, por lo menos hasta este momento.
Y no es poca cosa que, según informa el semanario Búsqueda, una investigación académica concluya que el partido político más fiel al cumplimiento de su programa al presentar proyectos de ley para su aprobación sea Cabildo Abierto. Así es y así seguirá siendo.
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