En la medida que la escalada del conflicto fue en aumento, la postura del Ministerio de Relaciones Exteriores uruguayo fue endureciendo su condena a las acciones de Rusia. No obstante, se reitera la exhortación a la solución pacífica de las controversias y concretamente a cumplir una resolución de Naciones Unidas del año 2015.
El Plan Estratégico Quinquenal (2020-2025) del Ministerio de Relaciones Exteriores, que sirve de marco de referencia para los planes de trabajo de las representaciones en el exterior, en su primer punto establece el objetivo de “fortalecer el prestigio y la confiabilidad internacional del Uruguay”.
Allí se agrega que se apunta a “garantizar que la política exterior se comprometa activamente con los principios del Derecho Internacional, la solución pacífica de controversias, la democracia, la defensa y promoción de los derechos humanos, el respeto del Estado de Derecho, el mantenimiento de la paz y seguridad internacionales, la protección del medio ambiente y la defensa y promoción del multilateralismo”.
En esta línea, la Cancillería uruguaya ha realizado varios pronunciamientos en distintas etapas del progresivo agravamiento de la situación en Ucrania y en función de los diferentes foros multilaterales en los que participa.
El 21 de febrero el presidente de Rusia, Vladimir Putin, firmó los decretos de reconocimiento de las Repúblicas de Donetsk y Lugansk en calidad de estados independientes. Un mensaje reproducido por la embajada de Rusia en Uruguay atribuyó la decisión a “consideraciones humanitarias y al deseo de proteger a la población civil (…) incluidos cientos de miles de rusos, contra la amenaza real a su vida y seguridad proveniente del actual régimen de Kiev”. Asimismo, sostienen que los Acuerdos de Minsk de 2015 fueron aprobados unánimemente por una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, pero que “Kiev no estaba dispuesta a cumplirlo” sino que estaba “saboteando expresamente su cumplimiento”.
Frente a este escenario, el día 23 la Cancillería uruguaya emitió un comunicado titulado “Incremento de las tensiones entre Ucrania y Rusia”. Allí el gobierno uruguayo entiende que “la resolución 2202 del CS de Naciones Unidas provee el camino para la aplicación de los acuerdos de Minsk, conducentes a una solución pacífica y duradera del conflicto”. Y agrega a continuación, marcando distancia con Moscú: “La solución que se alcance debe respetar la soberanía, la independencia y la integridad territorial de Ucrania”.
La progresión de los hechos y la postura de Cancillería
Pocas horas después, en la madrugada del jueves 24, el panorama se agravó considerablemente tras la incursión militar de Rusia contra varios puntos del territorio ucraniano. El presidente Lacalle Pou expresó públicamente su posición sobre el mediodía a través de Twitter: “Fuerzas militares rusas lanzaron una ofensiva contra Ucrania. Uruguay es un país que siempre apuesta por la paz. Rechazamos las acciones contrarias al derecho internacional y a los principios de la ONU. Urge que vuelvan las negociaciones para resolver civilizadamente el conflicto”, bregó el mandatario.
Desde la Cancillería rápidamente se dispuso trabajar con el consulado en Rumania, que es concurrente en Ucrania, para atender la situación de los uruguayos residentes en aquel país. Sobre la tarde, el Ministerio difundió un nuevo comunicado titulado “Uso de la fuerza contra Ucrania”, cuando claramente el del día anterior había quedado obsoleto por las nuevas acciones. En la nueva declaración, se señaló que se habían iniciado “operaciones militares por parte de la Federación Rusa contra el territorio ucraniano” y por eso la Cancillería uruguaya manifestó que “tales acciones son claramente violatorias de los propósitos y principios de la Carta de las Naciones Unidas y reitera que Rusia debe respetar la integridad territorial y la independencia de Ucrania”. Al final del comunicado, se subrayó el apego de Uruguay a “la aplicación estricta de las normas de derecho internacional” y al “pleno cumplimiento de los acuerdos de Minsk”.
Al día siguiente, el viernes 25, en Washington sesionó el Consejo Permanente de la OEA, donde se emitió una declaración conjunta titulada “La situación en Ucrania” que fue apoyada por la mayoría de las misiones permanentes en aquel organismo, con la abstención de Argentina, Bolivia, Brasil, El Salvador, Nicaragua y Uruguay. El texto marcaba expresamente que “condena enérgicamente la invasión ilegal, injustificada y no provocada de Ucrania por parte de la Federación Rusa”, una agresión que constituye “un crimen internacional supremo”.
En su lugar, la Cancillería uruguaya emitió alternativamente un tercer comunicado titulado “Uruguay condena la invasión rusa a Ucrania” y reiteró su “clara condena” a lo que consideraba una “violación del derecho internacional y de los principios de la Carta de Naciones Unidas”. Además, indica que esta declaración propia es “coincidente con la posición adoptada por la Cancillería uruguaya y el Sr. Presidente de la República de condena a la intervención militar rusa”. No obstante, la noticia de la abstención de Uruguay en la OEA repercutió mucho más fuerte de lo que seguramente imaginaron los diplomáticos uruguayos. A nivel político, provocó duras declaraciones de algunos socios de la coalición de gobierno y llevó al presidente Lacalle Pou a ordenar dos días después que Uruguay se uniera a la declaración de la OEA.
Según informó el diario El País, el encargado de Negocios de Ucrania en Buenos Aires, Sergiy Nebrat, “valoró el cambio de postura de Uruguay” y solicitó que la parte uruguaya “fiel a su política de la cooperación internacional y protección de los derechos humanos consideran las posibilidades de la ayuda humanitaria o financiera a nuestro estado”. “Estaremos muy agradecidos por cualquier tipo de su ayuda y apoyo no solo verbal sino también de carácter material”, agregó Nebrat.
Todavía quedaba un capítulo más, por lo menos hasta ahora. El Observador informó que el Consejo de Seguridad de ONU trabajaba en un proyecto de resolución condenando la invasión de Rusia, pero la delegación uruguaya no copatrocinó el proyecto firmado por 82 países. El veto de Rusia llevó el asunto a la Asamblea General de Naciones Unidas. Allí el embajador uruguayo Carlos Amorín, representante permanente en Nueva York, comenzó señalando su propósito de “ratificar su enérgica condena a la invasión rusa del territorio de Ucrania”.
Asimismo, consideró que “el reconocimiento de las entidades separatistas de Donetsk y Lugansk (…) son una violación flagrante e injustificable del derecho internacional”. “El rechazo del uso o de la amenaza de la fuerza y la solución pacífica de las controversias constituyen principios rectores de la política exterior del Uruguay”, agregó. “Uruguay nunca aceptará ni justificará la guerra como instrumento de política internacional”, destacó Amorín. Asimismo, una vez más se manifestó que “la Resolución 2200 de 2015 (…) abrió un camino hacia la paz que aún no se ha transitado” y que “los acuerdos de Minsk son la base de una solución pacífica y duradera del conflicto”.
Repercusiones a nivel político
A nivel parlamentario y partidario también hubo sendas declaraciones y posicionamientos sobre la situación en Ucrania. El Comité Ejecutivo de la Unión Interparlamentaria, reunido en Dubái (que contó con la presencia virtual de la presidenta de la Asamblea General, Beatriz Argimón) emitió el sábado 26 una declaración en la que expresó su apoyo al pueblo de Ucrania y su solidaridad con el parlamento ucraniano. Además, realizó “un llamado a los miembros de ambas cámaras del Parlamento ruso para que asuman su responsabilidad ante la historia, sumen esfuerzos para lograr el cese de las hostilidades y busquen una solución diplomática al conflicto a través de un diálogo significativo. Es deber de los parlamentarios abogar siempre por la paz en lugar de promover la guerra”, advirtió la UIP en su declaración.
En tanto, los principales partidos políticos uruguayos se expidieron entre los días jueves y viernes. El Partido Nacional y Cabildo Abierto, con matices, emitieron una declaración alineada esencialmente con la de Cancillería en cuanto a la condena a la incursión militar y el llamado a todas las partes a realizar esfuerzos para una solución diplomática. Mientras tanto el Partido Colorado en su declaración fue más duro e indicó que “rechaza toda pretensión de justificar el hecho señalado o relativizar su gravedad, alegando la complejidad” e incluso que “toma nota, con pena pero sin sorpresa, que las dictaduras cubana y venezolana expresaron su apoyo al presidente ruso Vladimir Putin”. En tanto, el Frente Amplio expresó su “preocupación ante la creciente agudización del conflicto entre Rusia y Ucrania y las gravísimas consecuencias” y llamó “al uso del diálogo y la diplomacia “para la pronta resolución del conflicto”.
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