El interés por la biología y la economía lo llevó a formarse como ingeniero agrónomo. Luego de recibido, uno de sus primeros trabajos le valió el ingreso a los medios de comunicación, donde ha desarrollado una extensa carrera. Hoy se desempeña como conductor en Radio Carve, analista de economía en Canal 10 y columnista en el diario El País. En una larga charla con La Mañana, el comunicador analizó la realidad actual de los medios y evaluó la situación económica uruguaya y sus principales desafíos.
¿Qué apareció primero en su vida, el interés por el agro o por la comunicación?
Ambas cosas, porque la comunicación siempre me interesó, las cuestiones de las noticias y de las publicaciones, particularmente lo que tiene que ver con la radio y con la prensa escrita, pero al mismo tiempo tenía curiosidad por la biología y la economía, y si te interesan esas dos disciplinas, te vas directo a la agronomía.
Mi adolescencia coincidió con la reapertura democrática, eran tiempos de mucho optimismo, pero también de muchos desafíos para la sociedad uruguaya y la producción, y creo que eso influyó. Entonces, decidí ir a la Facultad de Agronomía de la Universidad de la República.
¿Cómo recuerda la etapa de estudiante universitario y sus primeros trabajos?
Tengo lindísimos recuerdos, era un ambiente muy abierto, de discusión sobre los temas de la producción y muy buena formación científica. Terminé la facultad en los años 90. En esos tiempos el agro atravesaba algunas complicaciones porque la economía uruguaya estaba en un período de ajuste y no fueron años fáciles para el sector. De todas maneras, empecé a hacer mis primeros trabajos, hice una pasantía en una maltería y luego estuve un año en la Cátedra de Estadística de la facultad. Después comencé a trabajar en la consultora Seragro, haciendo consultoría y trabajo periodístico.
¿Fue gracias al agro que dio sus primeros pasos en los medios?
Exactamente. Teníamos una revista especializada que luego pasó a ser el suplemento agropecuario del diario El País –que para Seragro fue un logro muy interesante– y comenzamos a hacer radio en Nuevo Tiempo, la radio que lanzaron Néber Araújo y Jorge Traverso. Tiempo más tarde pasamos a radio Sarandí y estuvimos muchos años trabajando allí en información de agronegocios y también en un programa que hizo historia, que fue “Cierre de Jornada”, que luego pasó a Carve.
Con tantos años de experiencia en el agro, ¿cuáles diría que han sido los principales cambios en el sector en Uruguay?
Si bien ya se esbozaban algunos grandes cambios en los años 90 con una serie de reformas muy importantes, hubo una crisis financiera y productiva muy grave en 2001-2002 porque irrumpió la aftosa y luego vino la crisis, que dejó por el camino a muchos productores. A partir de allí empezó a emerger la gran demanda de Asia, de China, que les cambió totalmente el escenario externo a los agronegocios. Mucha gente tuvo que vender, reorientar la producción, y comenzaron a ingresar capitales externos que le dieron continuidad a toda la producción agropecuaria.
El agro fue uno de los sectores que se mantuvo en pie en los dos últimos años a pesar de la pandemia. ¿Qué valoración hace de la situación actual del sector?
Es una valoración sin duda positiva. Como tú bien decís, intrínsecamente el agro se pudo sostener, por lo menos mejor que otros sectores, por la sencilla razón de que su trabajo se despliega en el territorio, no está asociado a grandes aglomeraciones de gente como pasa en alguna industria o en el comercio. Las propias agroindustrias donde hay más acumulación de personal hicieron protocolos y sortearon la instancia muy bien; a pesar de las complicaciones, pudieron mantener la producción. Después vino este ciclo de altos precios que estamos viendo, que le dio un empuje muy grande al agro, no solo a la agricultura de granos, sino también a la ganadería, la lechería y la forestación.
¿Cómo evalúa los medios de comunicación actualmente en Uruguay?
Los medios han avanzado muchísimo, pero están condicionados o exigidos por determinadas cuestiones que los desafían. Por un lado, lo que tiene que ver con el modelo de negocios, que ha tenido que cambiar por la llegada de internet y del acceso general a la información. En un principio, algunos periódicos importantes comenzaron a querer cobrar la información, lo que no fue del todo posible porque no todas las empresas estaban en la misma línea y el que empezaba a cobrar, en general, perdía.
¿Cuál es su postura al respecto?
Yo pienso que la información de calidad hay que pagarla –me refiero más bien a la prensa escrita–. Como decía, allí empezó una etapa de maduración de los nuevos modelos de negocio donde, basados en internet y en redes sociales, los buenos servicios de información hay que pagarlos. Esa es la mejor noticia para el periodismo y para los periodistas.
En los medios masivos como la televisión, la dinámica que impuso la tecnología implicó ciertos cambios. En la televisión abierta se ven menos programas periodísticos que van más para el lado del cable, que es una tendencia que se viene en el mundo, en Argentina y en cierta medida en Uruguay.
Y en lo relativo a la radio, que es un medio entrañable para mí, ha sido asombrosa la capacidad de adaptación, no sin dificultades, pero manteniendo una relación de alcance y calidad muy interesante. La radio ya no tiene aquellos programas periodísticos clásicos muy extensos que en algún momento fueron el centro de la atención ciudadana y política, pero mantiene la referencia de la información diaria para la gente.
Los medios también están sufriendo todo lo que concierne a la polarización política en el mundo y eventualmente también en Uruguay, aunque tal vez no sea el caso más extremo. Allí es donde hay que cuidar la calidad y que no se vea arrastrada por esa necesidad de un impacto pautado por la acción y reacción de actores políticos en desmedro de la buena calidad informativa y la profundidad del análisis.
En un momento se llegó a decir que la televisión, y luego el internet, terminarían haciendo desaparecer la radio, cosa que no pasó. ¿Cree que el formato tal cual lo conocemos tiene vigencia?
Sí, y seguramente sea cada vez mayor, por varias razones. En primer lugar, sigue siendo de una ubicuidad notable, por lo cual te puede acompañar en todo lo que hacés: la oficina, el auto, un viaje. A su vez, tiene una tremenda complementación con otros medios y ahora la tecnología permite replicar los contenidos radiales de una manera muy amplia. Además, la inmediatez que es posible generar a través de la radio prácticamente no la tiene ningún otro medio, ni la prensa escrita ni la televisión –que tienen sus potenciales por otro lado, obviamente–. O sea, la radio tiene esa capacidad de ser la caja de resonancia inmediata de lo que está pasando en el momento en que te están escuchando en un bar, en un campo, en un balneario, en un trabajo o en una manifestación.
Usted habla de que hay una complementación con los otros medios, pero ¿qué pasa con las nuevas plataformas de entretenimiento que se expanden cada vez a mayor velocidad?
También hay una complementación. Nosotros en Carve estamos desarrollando las redes, tenemos las columnas y los datos periodísticos en internet, en Spotify, en SoundCloud. Esas herramientas están disponibles, pero en ningún caso sustituyen el valor de escuchar la radio en vivo, porque vos podés volver a escuchar una nota o algún tramo especial de un programa o una columna, pero la radio en vivo es insustituible, entonces, más que una competencia, hay una complementación.
¿No le preocupa el crecimiento que están teniendo las plataformas de streaming como Netflix?
En realidad, lo que te aporta la tecnología es la plataforma de llegada, y hay gente que puede escuchar radio por internet en todo el mundo. Radio Carve siempre se escuchó masivamente en Uruguay, pero también en Argentina y en algunas partes de Brasil, por una antena con un alcance tremendo. Hoy nos escuchan desde Canadá, España, Australia, porque escuchan por internet, y eso es maravilloso. Por eso digo que es mucho más una complementación que una competencia. El medio tiene que tener la capacidad de amalgamar todo eso y hacer una propuesta coherente y completa, de forma que la persona pueda elegir el soporte tecnológico más adecuado.
Hoy se desempeña en radio, en televisión y en diario como columnista. ¿Cuál es el formato que más disfruta y por qué?
La verdad es que, por suerte, logré encontrar la mejor manera de trabajar en cada medio. El “Informativo Carve” que estamos conduciendo con Miguel Nogueira y Carolina Ramos, creo que es de lo mejor que he hecho hasta ahora en radio, con una combinación de profesionalismo informativo, con buena compañía para la gente y mucha repercusión de lo que hacemos, con un alcance interesante. Es muy gratificante. Además, es clave para la gente arrancar la jornada con la mejor información, y que a la vez sea amena y abundante.
En la televisión yo hice mis primeras armas en el canal de cable Nuevo Siglo y luego, a partir de 2013, comencé en Subrayado. Para mí ha sido una experiencia única el trabajo con todo el equipo del programa, con la conducción de Blanca Rodríguez; mi participación en la columna de economía la disfruto muchísimo y me preocupo día a día por hacer el mejor aporte.
Como periodista y comunicador, ¿qué opina sobre la polémica generada en torno al reciente allanamiento de un medio de comunicación?
Fue bastante insólito el pedido de allanamiento en la medida que, según entiendo, la Justicia perfectamente puede pedir pruebas y todas las personas están obligadas a colaborar con ella –de lo contrario, es obstrucción–. Por lo tanto, me pareció un disparate lo que se resolvió y creo que a nivel del Poder Judicial hay una clara visión de que eso fue un grave error.
¿Cómo se ha sentido en el rol de entrevistador con los diversos actores del sistema político?
Muy bien, disfruto mucho de las entrevistas y de tratar los temas en profundidad. En la radio, particularmente, tenemos que resolver entrevistas profundas en muy corto tiempo, y por ende hay que ser muy preciso y efectivo en ir al grano con determinados temas. Es importante allí tener claro cuál es el asunto o la preocupación central del político en cuestión, para ir directamente a eso y profundizar, y si hay que repreguntar dos o tres veces, se hace.
¿Qué análisis hace sobre la situación actual de la economía?
La economía uruguaya venía con determinadas limitaciones y problemas, creciendo muy poco. Llegó la pandemia y tuvo un impacto serio que hizo caer la actividad, y ahora estamos en una recuperación que todavía está condicionada por el virus, porque si bien el cierre del año 2021 fue fuerte, con un aumento de la actividad, la ola de ómicron, que tiene características distintas, ha complicado.
Igualmente, la economía uruguaya tiene fortalezas para salir adelante este año y tener un crecimiento interesante, pero aún falta resolver cuestiones de la agenda previa. La inserción internacional debería ser bastante mejor, y ahí hay un dilema interno entre hacerlo desde el Mercosur, que está flaqueando, o hacer una estrategia propia.
También hay un desafío en el plano laboral para insertar mejor a los jóvenes, hay problemas en la oferta educativa, en la regulación laboral, y hay que definir cómo va a ser el nuevo esquema de seguridad social. Después, otros capítulos de la agenda económica refieren a la inversión a nivel de la energía, la competitividad, las telecomunicaciones.
¿Cuáles son esas fortalezas a las que hacía referencia?
La economía tiene una base en los agronegocios muy interesante; se ha hecho una inversión bastante potente en tecnologías de la información, particularmente en infraestructura. Se necesita bastante más producción, pero sobre todo un mercado laboral y empresarial que atraiga inversiones de cierta envergadura. Las ha habido, pero Uruguay tiene un gran desafío que es combinar sus aspiraciones de ser una sociedad de bienestar, con plataformas de apoyo social importante. Eso es lo que el país siempre ha querido, pero es insostenible si la economía no es más competitiva de lo que es hoy.
Ese dilema hay que administrarlo para tener éxito y hay una necesidad de reformas que implican ciertos consensos políticos. La reforma de la seguridad social hay que hacerla si se quiere que haya un sostén social para los jubilados, para las familias. El balance entre competitividad y calidad de vida tiene que ser coherente, de lo contrario, no se van a poder alcanzar los logros a los que buena parte de la sociedad aspira.
¿Cómo analiza la política económica del gobierno en términos generales?
Ha estado enfocada en mejorar el empleo pospandemia y en los equilibrios macroeconómicos de la economía, que ha tenido logros. La última presentación de (la ministra de Economía, Azucena) Arbeleche es bastante clara, tal vez quedan algunas dudas en el impacto social que ha tenido la pandemia y la estrategia del gobierno de ir más por el lado del empleo.
Después, hay todo un planteo a nivel de la LUC (Ley de Urgente Consideración) de un enfoque más liberal, que no debería extrañar, porque el enfoque de la coalición de gobierno es de un liberalismo moderado. Como se ha visto en la propia discusión de la LUC, en un principio se planteaba la desmonopolización de Ancap, por ejemplo, pero no prosperó.
También hay políticas relacionadas a las telecomunicaciones o a la intención de salir a buscar más mercados, que hablan de objetivos de darle más competitividad y espacio a la economía para crecer. Habrá que ver en los próximos meses o años si se concretan o no.
Entre la información y el debate
Lussich integra el staff de “Polémica en el Bar” (Canal 10), donde, según explicó, lo que se busca es que el televidente tenga la mayor información trabajada de la mejor forma posible, “no para sustituir su razonamiento, sino para darle siempre algo con lo que quedarse y estar mejor informado”.
Sobre su experiencia en el programa, donde muchas veces se generan debates subidos de tono, el comunicador la valoró positivamente. “Es un estilo muy distinto, descontracturado. Tú no hablás con un compañero de la oficina o con un profesional que te asesora o con un empleado de la misma manera que hablás con tus amigos en el bar. Y en ‘Polémica’ la idea es esa, hablar con tus amigos en el bar sobre todos los temas, lo que no quiere decir que no seamos rigurosos con la información. Se trata de que el televidente sienta que está participando de la propia discusión, y creo que lo logramos”, agregó.
A la vez, afirmó que es “impresionante” el éxito que tiene el programa, lo que percibe a través de la respuesta y el “cariño” que recibe por parte de la gente en la calle.
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