La falta de lluvias incide fuertemente en el resultado de los cultivos y hace al éxito o el fracaso de una chacra que se esfuerza por alcanzar el mayor rendimiento posible, el riego es la tecnología que hace la diferencia.
Recorrer el país en estos días puede ser engañoso. El fin de verano y comienzo de otoño no reflejan lo difícil que fueron la primavera y parte del verano en materia hídrica, pero algunos cultivos lo llevan marcado y eso se nota en los rendimientos finales.
El Ing. Agr. Sebastián Falco, consultor de FAO y asesor privado agrícola ganadero, dijo a La Mañana que ahora “los suelos están cargados y con buenas humedades para el período de llenado de los cultivos”, pero hay algunos que han sufrido más, por ejemplo las siembras más tempranas de maíz en el suroeste del país con afectación en la floración y el comienzo de llenado.
Respecto al maíz, dijo que en la zona litoral, “más hacia el centro y norte”, se comenta que “los rendimientos son muy magros”, con chacras rondando los 4.000 o 3.000 kilos, incluso menos. Al suroeste la situación es diferente y “el rendimiento no va a ser ten malo porque la seca no fue tan grande, pero los golpes de calor con 40 grados en verano cocinaros a los cultivos de primera, o sea que el maíz no va a ser destacado este año” y en promedio podría estar en los 7.000 u 8.000 kilos.
Cabe esperar “una diferencia enorme entre el maíz de primera y de segunda. Presentan realidades totalmente contrastantes, con los magros rendimientos de los de primera, y los buenos rendimientos de los de segunda”, agregó.
Buenas expectativas para la soja
Sobre la soja Falco dijo que las chacras que ha observado “de primera como de segunda, se presentan buenas, con la diferencia de que la soja de segunda tendría un mejor rendimiento gracias a las condiciones de humedad”, y “mejores registros durante la formación de vaina y comienzo de llenado”.
Por tanto, “las expectativas de la soja en rendimiento son muy buenas” en las zonas suroeste y sureste del país. Al este hay menos cultivos de invierno, “pero el área mayor es de primera y la soja allí esta buena porque los golpes de calor no fueron tan abruptos como el litoral”.
El sorgo afectado por una nueva plaga
En cuanto al sorgo dijo que “tuvo un buen comienzo”, pero “la mala noticia para este cultivo es la aparición de una nueva plaga que es el pulgón amarillo que ha traído problemas tremendos. Hay sorgos que ya llevan tres aplicaciones de insecticidas intentando controlarla”.
El pulgón no es desconocido, “viene desde el año pasado” pero este año causó que el área sea menor a la zafra anterior, el productor prefirió y optó más por el maíz de primera tardío o de segunda porque es más tolerante al pulgón amarillo y la ecuación da mejor con maíz, sobre todo en empresas que son mixtas con ganadería”.
Suba de los insumos
El precio de los insumos, principalmente fitosanitarios y fertilizantes, glifosato y urea, incide de forma variable en la ecuación de cada establecimiento. “Las empresas que pudieron asegurarse los insumos y reservaron a precios anteriores no absorben el alza, mientras que las otras tienen un costo mayor. “Ahí hay una diferencia importante porque la tonelada de urea a US$ 850 cambia las cosas”.
La suba de los granos “son otro factor determinante sobre todo cuando los resultados son magros como en el caso de los maíces de primera que con unos 6.000 kilos pueden cerrar los números”, pero “no es lo mismo para los casos de las chacras que promediaron en 3.000 o 4.000 kilos, éstas perdieron o en el mejor de los casos empataron según las condiciones de los negocios que hicieron”.
Para la soja la ecuación es diferente: “Comenzamos la zafra sembrando con el valor a US$ 200 abajo al precio de hoy. Aquellos que sembraron soja lo hicieron con un punto de equilibrio que ahora es otro y eso va a dar un margen mayor al productor”.
En resumen, “los cultivos del sureste y suroeste no presentan una realidad muy alarmante” como en otras donde la seca afecta de verdad el rendimiento. “Por ejemplo, en el centro de Durazno y Flores hubo áreas en las que los cultivos terminaron con expectativas muy bajas, y ni qué hablar en el norte con Artigas, Salto, parte de Tacuarembó o en chacras de Rivera que tuvieron problemas importantes”.
En necesario invertir en sistemas de riego
En diálogo con La Mañana, Álvaro Pintos, asesor técnico en diseños y proyectos de sistematización de riego se refirió a la necesidad de incorporar en los cultivos de secano el riego, tomando como “modelo a la zona este con las chacras arroceras”.
Cada verano se toma más conciencia sobre la necesidad de invertir en sistemas de riego. Álvaro Pintos, responsable de Consultora AP dijo que el déficit hídrico “no se debe mirar a partir de este año” porque no es un fenómeno nuevo. En 2020, en el litoral oeste, el registro de lluvias fue de 640mm cuando el promedio estadístico anual es de 1.100 a 1.200”.
Ese año se dio “el registro más bajo de los últimos 40 años, y ya veníamos en 2019 con un déficit hídrico importante. En 2021 tuvimos una campaña de invierno que fue buena, con precipitaciones que fueron absorbidas por los cultivos y un promedio de 840mm o sea 200mm arriba de 2020”. Este año “empezó con un nivel de lluvia bueno y las primeras precipitaciones se dieron a mediado de enero y fueron importantes”, comentó.
Los problemas hídricos han generado conciencia en los productores que se preocupa por tomar medidas para satisfacer sus necesidades: “El productor no deja de ser productor, pero también es empresario y mira su establecimiento como una empresa global, con conciencia de la importancia del agua en periodos críticos, y en base a eso se toman decisiones para llevar adelante proyectos de riego y cumplir con la demanda”.
En las chacras hay “diferencias notorias” en función del riego que es “un componente más del paquete tecnológico que le estamos aplicando al cultivo”, pero sucede que “muchas veces la única limitante en las chacras de secano es el agua, y eso hace la diferencia final al momento de cosechar”.
“Hay que aprender de las zonas arroceras”
Cuando mayor son las extensiones más complejo es el riego, pero una opción es la de represas multiprediales, “la capacidad de regar bastante área y el modelo es la zona este con las chacras arroceras”.
“El resto del país tiene que aprender mucho de la zona arrocera en cuanto al uso y la optimización del agua y tener embalses con ciertas capacidades que nos permiten asegurar el agua en determinadas cantidades”.
Ya hay experiencias en ese sentido, “en la cuenca del río San Salvador estuvimos trabajando con una consultora internacional y otra local auditando, y surgieron un par de embalses que generarían áreas bajo riego muy importantes”.
Actualmente el río “no acepta más tomas y por tanto hay que empezar a mirar embalses y en esa alternativa se ha estado trabajando y proyectando la posibilidad de hacer represas multiprediales para llevar adelante emprendimientos de riego” importantes, manifestó Álvaro Pintos a La Mañana.
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