En conversación con La Mañana, el economista Agustín Iturralde afirmó que “no vamos a tener en el corto plazo una baja de inflación significativa” y agregó que “la estrategia económica tiene que atender esa realidad”. Por otra parte destacó “el esfuerzo de consolidación fiscal” llevado adelante por el equipo económico lo que en su opinión “aleja del riesgo de perder el grado inversor”.
En Uruguay –así como en gran parte del mundo– se está dando una suba sostenida de precios, sumado a que la inflación sigue por fuera del rango meta. ¿Qué análisis hace sobre el tema y qué perspectivas maneja?
En primer lugar, me parece importante diferenciar los problemas de carestía estructurales que tiene Uruguay, de un problema inflacionario crónico al que ahora se le agrega una presión internacional muy fuerte de suba de precios de una cantidad enorme de productos. El margen de acción de corto plazo es chico, puede llegar a haber un acuerdo voluntario de precios o alguna medida que amortigüe el incremento de precios, pero no parece que nada de eso vaya a generar una solución permanente.
En definitiva, a los problemas que ya teníamos se les suma un aumento de precios globales que pone una presión muy grande a la canasta de consumo de algunos productos como la carne, el trigo, el combustible. El gobierno en ciertos temas viene logrando los objetivos planteados, pero en materia de control de inflación no se logró el rango meta y parece difícil hacerlo con la presión internacional que estamos enfrentando hoy.
Mencionaba la posibilidad de generar un acuerdo de precios. ¿Cree que es una medida posible para la realidad actual?
El presidente Lacalle Pou habló de su preocupación por el tema y dijo que están manejando alternativas. No me queda claro si el gobierno va a ir por el lado de un acuerdo de ese tipo. El primer año el gobierno lo hizo, pero había un problema más local, una inflación que se estaba disparando, y lo que se buscaba era aplanar la curva y evitar en el corto plazo un aumento, pasando para adelante los incrementos que de todos modos iba a haber.
Los acuerdos de precios pueden dar una mano en el dato observado del Índice de Precios del Consumo (IPC) de un mes dado, pero no combaten el fenómeno inflacionario conceptualmente. A mí no me queda claro si el gobierno va a ir por ese camino, creo que la capacidad de una medida como esa es muy limitada.
El editorial de La Mañana del 9 de marzo recoge la experiencia del 68, donde Pacheco no solo se ocupó de la guerrilla, sino de hacer un plan de estabilización económica que incluyó controles de precios y salarios. Hoy controlamos salarios, pero no precios. ¿Qué opinión le merece?
Yo no leí el editorial. La experiencia de Pacheco terminó muy mal. El control de precios… yo no soy ortodoxo en el sentido de que no niego que, en alguna circunstancia particular, algún acuerdo de corto plazo puede ayudar, pero las experiencias de pretender reducir la carestía vía control de precios, terminaron, casi sin excepciones, mal.
Por otra parte, ¿cómo vamos a hacer para que el salario no vuelva a perder con la inflación, que es un compromiso del gobierno? Creo que este año va a haber novedades en ese aspecto, en la forma en la que se ajustan los salarios, para evitar que ante una inflación que va a ser mayor de la que esperábamos, ello no implique una nueva pérdida de salario. Bajar la inflación con la coyuntura global se hizo bastante difícil, pero vamos a volver a la normalidad uruguaya, es decir, una inflación por debajo del 10%, pero alta, y un salario que nominalmente se ponga a tono con ello.
¿Cómo evalúa la política monetaria y cambiaria del Banco Central (BCU)?
El BCU entró jugando fuerte y tuvo la virtud de poner el asunto sobre la mesa, poner metas ambiciosas y decir: “Uruguay no tiene por qué acostumbrarse a esta mediocridad inflacionaria”. El tema ya venía complicado, y la invasión rusa a Ucrania disparó los precios. No vamos a tener en el corto plazo una baja de inflación significativa, por tanto, el BCU seguirá haciendo su trabajo, pero la estrategia económica tiene que atender esa realidad.
Yo no creo que el BCU tenga mucho para hacer, porque es un banco central con una capacidad de juego débil, con una política monetaria que es débil generando impactos. En ese sentido, el dólar se mueve mucho más por variables internacionales y hay todo un tema con la apreciación de la moneda local, la baja del dólar; eso también está respondiendo mucho más a una dinámica internacional que a lo que pueda hacer el BCU localmente.
¿Cómo ve la medida que ha tomado sostenidamente el BCU de subir la tasa de interés, lo cual tampoco está ayudando a cumplir el objetivo de bajar la inflación?
En una economía tan dolarizada como la nuestra, todavía no están ancladas las expectativas y la suba de tasas no tiene los canales para actuar rápidamente en esa baja de expectativas. Hoy, con el diario del lunes y con la disparada de precios internacionales, puede parecer fácil decir “por acá no es la estrategia”. Hubo un esfuerzo importante por ir hacia una inflación más baja. Uruguay en algún momento va a tener que lograrlo, porque no tenemos noción del daño que implica tener una inflación como la que tenemos para el crecimiento económico, la estabilidad de los precios, el mercado financiero, la dolarización de la economía.
No se logró bajar la inflación y en las condiciones actuales parece difícil. Es mucho más discutible a partir de ahora cuál tiene que ser la postura del BCU. Ahora, es verdad que Uruguay el año pasado no logró poner la inflación dentro del rango meta, pero es de los pocos países del mundo que la bajó. Brasil tuvo un salto inflacionario salvaje, Argentina está en una escalada tremenda, ni hablar de lo que pasó en Europa y en Estados Unidos.
El BCU y el gobierno van a tener que internalizar lo que está pasando en el mundo y la política salarial tiene que tomarlo en cuenta. Por otro lado, es muy fácil criticar la suba de tasas, pero cuidado que en otros lados la inflación realmente se está yendo de las manos y en Uruguay no nos podemos dar ese lujo.
¿Cuáles son las fortalezas de Uruguay en este contexto internacional?
Como decía, el mundo está con una inflación altísima. En este contexto, Uruguay tiene dos grandes ventajas. Primero, parece que vamos a tener precios buenos de forma bastante sostenida. Sube el petróleo, pero también sube la soja, la carne, la leche en polvo; Uruguay está disfrutando y eso pone una presión al mercado interno en materia de precios, pero nos da dinamismo económico.
Estamos con un problema de inflación, sí, pero tenemos una recuperación económica que está marchando bien. Tenemos esos problemas de salario que mencionaba, pero el empleo viene bien. Entonces, la buena noticia es que el mundo, pase lo que pase, no parece que vaya a dejar de tener buenos precios para nosotros.
La otra buena noticia es que Uruguay en estos dos años, de alguna forma, compró un seguro, hizo un esfuerzo de consolidación fiscal en la primera parte del gobierno que nos aleja del riesgo de perder el grado inversor, de quedarnos afuera de los mercados, de tener una gran fuente de inestabilidad. Obviamente, este mundo de tasas bajas y buenos precios nos sirve más. Ahora, si cambian las cosas y suben las tasas (de la Fed), Uruguay está muchísimo mejor parado que hace un año y medio, sobre todo en términos relativos. En un deterioro muy generalizado que hubo de muchos países en materia fiscal, Uruguay quedó bien posicionado.
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