La guerra en Ucrania genera un problema de seguridad energética y alimentaria para Europa. En diálogo con La Mañana, el especialista Gonzalo Oleggini analizó los motivos por los cuales puede volver a tomar impulso un acuerdo definitivo entre el Mercosur y la Unión Europea.
Un reciente artículo del medio alemán DW señala que hay un cambio de escenario en Europa por tres factores: las interrupciones en las cadenas logísticas de suministros, elevados costos logísticos derivados de la pandemia y el cambio drástico en la situación geopolítica por la guerra en Ucrania. ¿Cómo lo analiza usted?
Los primeros dos elementos ya estaban. El tercer elemento no y es el importante en este caso, que es el cambio geopolítico. Ucrania y Rusia son fuente energética para Europa por el gas natural y el petróleo mayormente ruso. Todo el mundo habla de este nivel de análisis, el energético. Pero también los europeos precisan los commodities de esos dos países. Ucrania y Rusia son el granero de la Unión Europea, su pradera. Entonces Europa tiene dos crisis, una energética, que es urgente, pero tiene una que se está transformando en urgente que es la alimentaria. Por ejemplo, está faltando el aceite de girasol producido por Ucrania.
Según el artículo, el gobierno alemán y la Federación de Industrias Alemanas quieren reimpulsar las negociaciones con el Mercosur.
La Unión Europea tiene que ver cómo soluciona los dos temas a la vez. Y el Mercosur genera una oportunidad de poder darle cierta parte de la solución a eso. Para medir en números, la UE compra hoy en plena guerra USD 1.000 millones por día de energía a Rusia (petróleo y gas) y esto lo tiene que cambiar buscando otro proveedor de energía, algo que no conseguirá de un día para el otro. Pero a su vez hay commodities como el trigo y el maíz que debe salir a comprar.
La negociación con la Unión Europea no se cerró por tres o cuatro productos, el etanol, la carne vacuna, los lácteos y las indicaciones geográficas. Y del lado europeo la famosa cláusula ambiental. Estos elementos que distorsionaron y que tenían un lobby interno que apoyaba, ahora carece de sentido porque los gobiernos necesitan una solución urgente. Cambió el escenario, la UE necesita conseguir otros proveedores. Estamos en el mejor momento para sentarnos a renegociar con la UE lo que nos quedó para el final, ya que la negociación estaba hecha en un 95%.
Hay que hacer algunos matices. Brasil es uno de los principales productores de maíz y después tenemos Argentina que es el granero del trigo. Acá abro un paréntesis, porque ya sabemos los problemas que tiene Argentina para producir más de lo que produce porque no hay inversión, porque hay retenciones y no hay certidumbre, pero tiene la capacidad de producir dos o tres veces la cantidad de trigo que hace hoy.
¿Respecto a la energía?
En el plano energético, Brasil produce etanol y era uno de los problemas que la UE no quería liberalizar porque Brasil es más competitivo. Pero ahora hay una necesidad de negociar lo que sea, porque del otro lado está la guerra y después que se termine los europeos no tendrán el mismo relacionamiento con Rusia. No es algo coyuntural. Además, Brasil hace diez o doce años se transformó en un extractor de petróleo, tiene capacidad de exportar. Y, por otra parte, Argentina tiene la segunda reserva más grande de gas del planeta después de Rusia. El tema es que esta reserva, Vaca Muerta, va atrasada cuatro o cinco años en su proceso de extracción porque no hay capital, porque no hay certidumbre. Pero Argentina tiene la posibilidad de en pocos años transformarse en el país más rico de América Latina. Para esto tendría que cambiar gran parte de su estrategia política-económica.
Mencionó antes el tema ambiental. ¿Cómo ve el obstáculo de la oposición del lobby ecologista?
Esta es una visión personal, se puede compartir o no, pero cuando la UE presenta la cláusula ambiental el Mercosur la leyó como una excusa para no seguir la negociación. Porque la deforestación de la Amazonia existe hace cuarenta años y empezamos la negociación hace veinte, pero la UE comenzó a hablar de la cláusula ambiental hace dos o tres años. Creo que se terminó utilizando como un argumento para frenar la negociación.
La necesidad tiene cara de hereje, entonces la UE va a tener que hacer la ‘vista gorda’ a muchas cosas que realmente quizás antes no estaba haciendo. Y pongo un ejemplo que para mí grafica todo. En 2014 cuando el tsunami y lo de Fukuyima, se filtran líquidos radiactivos al mar al romperse paredes de la planta y en Europa se escandalizaron. Francia tiene 58 plantas nucleares, Alemania 7. Ambos países dicen vamos a empezar a cambiar la generación de energía nuclear por otra. ¿Qué pasó? Presión de los grupos ecologistas y sin embargo siguen las mismas plantas de cada lado. Y ahora todavía se agrava más con el tema del petróleo y el gas natural. Europa no tiene salida energética ecológica posible. Si bien en el sistema político europeo, según los países, hay entre un 10% y un 20% del espectro político que vota a partidos ecologistas, difícilmente pueda tener una estrategia que contemple el medio ambiente como los ecologistas exigen. No mucho tiempo atrás en Europa se habló de colocar a la energía producida dentro del espectro nuclear y la del carbón, como energía verde. Algo totalmente incongruente.
¿Y la situación política en los países del Mercosur cómo incide?
Acá hay que hacer una salvedad. Recordemos que quince días antes de la guerra, el presidente argentino fue a Moscú a solicitar apoyo financiero. El presidente Bolsonaro también fue a Rusia una semana antes de la guerra, con otra estrategia diferente que fue básicamente a buscar fertilizantes, a raíz de la escasez y la suba de precios, porque Rusia es uno de los principales productores a nivel mundial junto a China, y hay un impacto en las posibilidades de crecimiento de la producción del campo brasilero. Dos estrategias diferentes, pero los dos fueron a acercarse a Rusia. Entonces ahora la lectura es: ¿me voy a sentar a negociar con la UE a avanzar en ese acuerdo para quitarle el mercado a Rusia? Hay que analizar e ir con pies de plomo para ver cómo se mueven Argentina y Brasil que son los que lideran la negociación con la UE. La pregunta entonces es, ¿qué voluntad política hay hoy en ambos gobiernos para retomar una negociación con la UE en la cual hay posibilidad de enfrentar la posición rusa?
Cambiando de tema, ¿qué perspectivas respecto al precio del barril de petróleo, sobre todo para un país como Uruguay?
Nosotros solo vamos a recibir lo que sucede afuera, como buenos tomadores de precios que somos en el caso del petróleo. Voy a plantear una lógica histórica que es muy sencilla. De los principales productores de petróleo, el que más refina, el que más consume y que más importa es Estados Unidos. Hace todo en este sentido. En los últimos cincuenta años hubo varias crisis petroleras, guerras que terminaron afectando el precio del petróleo porque se daban en lugares donde se producía. En una de las guerras, que creo que es la que EEUU toma de referencia, en 1979 entre Irán e Irak, Irán era el tercer proveedor mundial de petróleo, hace una moratoria y dice ‘no vendo’, sabiendo que impactaba en los precios y el principal perjudicado iba a ser EEUU. Una película similar a la de ahora porque en este caso se le prohíbe a Rusia que venda. ¿Qué hizo EEUU en el 79? A través del Reino Unido empieza a invertir fuertemente en Arabia Saudita que tenía muchas reservas sin explotar y recompusieron el mercado por otro lado. Y esta es la solución que también está buscando hacer EEUU.
¿Con Venezuela?
Todavía con Venezuela no lo va a hacer porque no tiene la capacidad de producir más (un problema similar al de Argentina: sin capital y sin certidumbre). La solución creo que todavía EEUU no la tiene de forma clara. Igualmente, si hablamos de petróleo, Rusia es solo el 8% del mercado norteamericano, pero el 40% de Europa. Solo el hecho de que EEUU dijera que iba a sacar parte de las reservas estratégicas, a empujar a otros países a que produzcan más, a comprarle a países con los que está enemistado políticamente, ya con eso el barril bajó USD 30. Creo que EEUU va a usar la misma estrategia que usó en 1979. Rusia en el promedio mundial no es más del 10%, entonces existe la posibilidad de cubrir si a todos les pedimos un poco más. Alemania ya cerró en estos días un acuerdo de provisión con Catar.
Al mismo tiempo, EEUU tiene otros proyectos pendientes como el gasoducto con Canadá, que por un tema ambiental el presidente Obama lo frenó, luego Trump lo quiso reactivar y no terminó. Ahora EEUU se da cuenta que, si hubiera hecho eso, hoy tenía la posibilidad de decirle a Rusia que no necesitaba gran parte ese 8% que le compra.
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