Hay quienes no les interesa la LUC en sí. Simplemente no están de acuerdo con la forma en que se impulsaron esa enorme cantidad de artículos. Y ahí, es atendible la crítica, de que no es la mejor forma de legislar, ni lo mejor para la calidad de lo que se resuelve, hacerlo de forma tan entreverada y en un plazo tan corto. Sin tener en cuenta la opinión de mucha gente y sin generar la participación necesaria para mejorar el resultado.
Pero, por otro lado, también es entendible, que un nuevo partido en el gobierno, necesita implementar lo más rápido posible, las herramientas y las medidas que entiende necesarias para resolver esos problemas tan graves y urgentes que tiene la responsabilidad de atender. De hecho, que iba a presentar una ley de urgente consideración fue un compromiso electoral bastante mencionado en campaña.
Además, salvando las distancias, lo mismo que se le crítica al gobierno con la imposición, el apuro y la falta de participación para discutir esta ley, también se le podría cuestionar a la oposición y a quienes impulsaron el referéndum. ¿O el Frente Amplio y las organizaciones sociales abrieron un debate abierto, amplio y extenso entre sus integrantes para tomar esta decisión de llevar parte de la ley a referéndum? ¿informó y consultó a sus votantes o militantes, que artículos se querían derogar? ¿o llegó a la decisión arrastrado por el Pit-Cnt y algunos sectores, con discusión entre pocos dirigentes?
Se puede decir que los tiempos no daban para llevar adelante todo ese proceso de juntar las firmas, y es cierto, pero entonces esto también corre para el gobierno que asumió, y que pretende tener rápido las herramientas legales que cree mejor para gobernar y obtener resultados lo antes posible.
En mi caso, desde un principio pienso y sostengo que la LUC de por si, no va a resolver los grandes problemas que tiene nuestro país. Sinceramente no la creo tan mágica como piensan muchos. Tampoco creo que sea tan mala y dañina como exageran otros.
Después de que el referéndum pasó a ser un hecho, obviamente comencé a analizar mi decisión, pero sin apuro y sin rigidez. Decidiendo con mi propio criterio para elegir, por todas las complejidades que mencioné al principio. Porque es prácticamente imposible conocer en profundidad los 135 artículos, y porque mas imposible aún, es estar de acuerdo con todos o con ninguno.
En algún momento analicé votar en contra del gobierno, para castigarlo por algunas de las medidas restrictivas que limitan libertades y discriminan por la vacunación. Esa postura la tuve hasta hace muy poco, y para el voto castigo tenía dos opciones, la papeleta del sí o anular el voto. Pero no tengo ningún problema de cambiar a lo largo del tiempo, ni de exponer contradicciones.
Hoy mi decisión, es la de NO apoyar la propuesta para derogar los 135 artículos de la Ley de urgente consideración. No es un voto ni a favor ni en contra de nada, sigo teniendo las mismas críticas para con el gobierno en muchas cosas.
Como manifesté anteriormente, llegué a la decisión, analizando y poniendo en la balanza un montón de cuestiones, pero hay dos que entiendo son muy importantes. Primero, la posibilidad de que un resultado adverso afecte la gestión y genere inestabilidad en los tres años que quedan de este gobierno. Segundo, por la posibilidad de que un resultado a favor de quienes impulsan el referéndum, le genere más poder e incidencia al Partido Comunista y al Pit-Cnt en la conducción del Frente Amplio. Esto condicionaría y le restaría peso a sectores o dirigentes que tienen más apertura al diálogo y mas cercanía con la realidad de todo el país.
Ambas cosas son muy importantes y a la vez están relacionadas. Que el Frente Amplio sea una oposición responsable, de diálogo, de búsqueda de acuerdos y que vuelva a interpretar la realidad con apertura más hacia le gente. Como también, evitar mas división, enfrentamiento y un clima de conflicto permanente, que afecte la gobernabilidad del país.
Hay muchos problemas sin resolver y surgen otros, se puede criticar y discrepar mucho, se puede estar convencido de que el gobierno no es bueno, pero hoy el país necesita un mínimo de estabilidad y de entendimiento, para encontrar los caminos que ayuden a solucionar los grandes problemas que tiene.
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