El pasado 6 de abril hubo en el Senado una insólita sesión que no guardó relación entre la exposición de 20 minutos de Guido Manini Ríos, líder de Cabildo Abierto y las prolongadas y agresivas respuestas de cada uno de los miembros de la bancada del Frente Amplio.
Leyendo la exposición del senador Manini anunciada con varios días de antelación no hemos visto más que una intención conciliadora, sin ningún ánimo de utilizar hechos del pasado “que para nosotros no es tan reciente” afirma y continúa “Antes que nada es necesario tener la honestidad intelectual de aceptar los hechos como ocurrieron sin pretender darles un sesgo para favorecer posiciones políticas del presente…” todo dicho sin ánimo de abrir viejas grietas.
Hasta trae a colación a un “Che” Guevara pacífico y sensato que aconseja a los uruguayos en agosto de 1961 “que acá no estaban dadas las condiciones para una revolución armada, debido a la fortaleza democrática de nuestro país”.
Luego hace mención a la reunión en la Habana de la Conferencia de OLAS (Organización Latinoamericana de Solidaridad) donde destaca la posición del Secretario General del Partido Comunista, Rodney Arizmendi totalmente contrario a la postura de crear “focos armados” para tomar el poder de los países latinoamericanos por asalto.
Tal vez la parte más dura de esa breve alocución fue cuando enumera el saldo de una década de violencia política devastadora, posterior a la reunión de OLAS en La Habana, agregando, “ sorprende que los actuales texto de estudio en su capítulo sobre historia reciente omitan hablar de ello, un centenar de personas, -entre ellas decenas de civiles, treinta y tres policías y diecisiete militares- fueron asesinadas. Secuestros, heridos, robos a bancos y privados, cárceles del pueblo donde estuvieron en condiciones infrahumanas…”
Pero es impensable que estas tan medidas palabras hayan provocado esa reacción tan altisonante. No cabe la menor duda que esto fue orquestado muchos días antes y forma parte de la estrategia de algún centro de poder, para seguir revolviendo la herida.
Casi que la única postura con un dejo de objetividad, fue la del Senador Mario Bergara: “Nadie acá puede arrogarse el derecho ni la posibilidad de dar un relato objetivo, esto está plagado de subjetivismo, de sentimientos, de emociones de pasión, nosotros vamos a dar una perspectiva que tiene un sesgo de lo que cada uno quiere poner de relieve sin pretender ser la única verdad…si hay algo que creo que todos coincidimos es que lo que paso en aquella época, no puede volver a pasar.”
En este más de medio siglo transcurrido, se ha ido fabricando una “historia reciente”, vaya uno a saber por mandato de que poderosos centros de poder mundial, que guarda una relación difusa con los hechos ocurridos.
Yo no necesito de ningún relato para dar testimonio de la realidad de aquellos convulsionados tiempos que viví como estudiante.
No tengo ningún prejuicio contra el Frente Amplio, al que a esta altura considero un partido tradicional.
Me pregunto entonces ¿por qué ese frenesí en orquestar una visión sesgada y arbitraria de una época en la cual muchos de los hoy senadores o, eran párvulos con un criterio político muy incipiente, o no habían aún nacido?
Hoy no se necesita recurrir a archivos, ni a agencias de inteligencia, ni siquiera ir a la Biblioteca Nacional para informarse objetivamente del clima de violencia que sacudía la mente de las personas en particular los más jóvenes – los más crédulos y los más idealistas- en aquellos años de los sesenta y comienzo de los setenta. Casi todo -por no decir todo- se obtiene a través de Internet y está al alcance de la mano del que quiera conocer aquella triste realidad. Pululan publicaciones como por ejemplo “CUESTION” que desde su primer número hasta el último insisten porfiadamente en la teoría del “foco” como la única esperanza de liberación.
También en esta publicación se ve con claridad la confrontación entre los distintos grupos de izquierda: “Cometimos el error de confiar en quienes se proclaman revolucionarios pero que en la práctica dieron la espalda a la revolución…en el caso de nuestro ‘foco’ todo este aparato no pudo ser estructurado por las limitaciones de tiempo después que el PC negó su aporte…”
Del principio al fin la alocución del senador Manini, que culmina evocando los 150 años de la Paz de abril de 1872, constituyó por encima de todo, un llamado a la concordia y a la superación de las fracturas de aquellos tumultuosos momentos que le tocó atravesar a nuestro pueblo.
Frente a esta prolongada y tediosa sesión en que la bancada de la oposición en pleno, pretendió transitar por los últimos 70 o 60 años de la historia de nuestro país, sin una sola señal – salvo alguna excepción- que admitiera la más mínima responsabilidad, en el clima de violencia superlativa que padeció el Uruguay de ese entonces, cabría formularse algunas preguntas que seguramente frustran a los que creen constituir el ombligo del mundo. Veamos algunos de los países iconos de la izquierda de aquel entonces, y que además eran poseedores de las matrices ideológicas que iluminaban el universo de las fuerzas de la vanguardia progresista.
¿Cuál hubiera sido hoy la situación de Rusia y sobre todo la de China, si en el momento que cambiaron el rumbo de sus revoluciones iniciales se hubieran abocado a realizar un revisionismo de sus ‘pasados recientes’?
Podríamos buscar el momento de corte, tanto en Rusia como en China con dirigentes que marcaron un antes y un después en su devenir histórico. En la primera Boris Yeltsin que se baja del Partido Comunista y gana las elecciones de 1991 (58% de los votos), neutraliza un intento de golpe de estado y sobrevive a varios otros intentos de desalojarlo del poder y hace aprobar una nueva Constitución en un polémico referéndum. Se abrieron todos los archivos de la KGB y tomaron estado público los llamados “crímenes del comunismo”. A la vez que fue restaurada la estructura religiosa de la Iglesia Ortodoxa rusa, los únicos mártires declarados fueron Nicolás ll y su familia, cuyos restos recuperados fueron enterrados en San Petersburgo en la fortaleza de San Pedro y San Pablo. En un mensaje los prelados declaran que el zar fue canonizado debido a su “resignación y docilidad frente al martirio” y afirman que esta decisión se tomó para “traer paz a las almas con el pasado del país, un paso hacia un arrepentimiento general y la rehabilitación de todas las víctimas inocentes de los bolcheviques”
En China también hubo un proceso de cambio de rumbo después de la muerte de Mao.
Deng Xiaoping a partir de 1978-1989 (por la vía de los hechos siguió hasta su muerte a los 92 años) transformándose en el líder indiscutido de la nación asiática. Se lo considera el principal impulsor de los cambios que han convertido a China en una superpotencia.
Logró superar el fracaso económico del “gran salto adelante” sumado a los millones de víctimas de la llamada: “Revolución Cultural”. La estructura y los símbolos que sí se mantuvieron son mucho más aparentes que reales.
En Rusia y, mucho menos en China, el tiempo transcurrido entre las brutales barbaries de los inicios de las utopías revolucionarias y las reacciones restauradoras que renunciaron a revolver el pasado, ha sido menor que el que separa los que siguen clamando venganza en nuestro país.
¿Quiénes son los verdaderos dinosaurios? ¿los que se han aggiornado, los que han sabido cambiar de rumbo, los que quieren doblar la página o los que viven encadenados a una idea fija, al igual que en aquel tango- canción “Aferrado a un rencor”?
Jacinto W. Pangallo
TE PUEDE INTERESAR