La exposición, ideada por la curadora M. Eugenia Méndez, abrió en el Museo Gurvich el 22 de marzo y se puede visitar hasta el 20 de mayo de 2022
“La obra de Berta Luisi nos invita a un viaje entre poesía y estética, entre sus diversos mundos que evidencian la destreza y solidez de su oficio. En su espíritu quijotesco, permanece en constante lucha, agotada y aún más decidida por la profunda fe en su arte, entre sus catedrales, sus jardines de piedra y sus fondos de mar”, escribe María Eugenia Méndez, directora de la Fundación José Gurvich sobre la muestra Berta Luisi: No Son Molinos: Entre Poética Y Estética.
Berta Luisi nació en Montevideo el 22 de junio de 1924, rodeada de destacadas personalidades uruguayas, entre ellas sus tías: la poeta y pedagoga Luisa Luisi, la doctora Paulina Luisi y la abogada y pedagoga Clotilde Luisi. Estimulada por el ambiente familiar intelectual y culto, de inquietante superación, desde niña se dirige con una sensibilidad especial hacia el mundo del arte plástico y la poesía. En 1945, con 21 años, ingresa al Taller de Torres García donde es discípula directa del maestro Joaquín Torres García. Allí desarrolla sus inquietudes en el mundo de la expresión plástica… Es un taller en el que un tercio eran mujeres que luego se destacaron por una sólida obra, sin que por ello tuvieran la repercusión que merecía su producción artística. Podríamos citar entre ellas a Elsa Andrade, Linda Cohen, Marta Morandi, Eva Olivetti y Berta Luisi.
Los estudios de Berta se vieron interrumpidos entre 1950 y 1951 cuando viajó a Italia y tras su retorno continuó en el taller hasta su clausura en 1962. Por comunidad de ideas, admiración y amistad, prolonga su formación hasta 1964 bajo la orientación de Augusto Torres –con un intercambio y debate en torno al arte–, en la casa de Punta Gorda en la calle Itacurubi.
Ejerció durante dos años como profesora de dibujo y pintura en el Liceo José Pedro Varela. En 1958 fue premiada en un concurso de pintura del semanario Marcha por su obra “Abstracto con fondo blanco”.
Participó en más de quince exposiciones colectivas junto al Taller de Torres García en Montevideo y en otras realizadas en Buenos Aires, Río de Janeiro, Santiago de Chile, México, Washington D.C. y Nueva York, pero nunca realizó exhibiciones individuales.
“Era una intelectual, hablaba de música, cine, literatura y metafísica. Su capacidad de síntesis y la densidad conceptual definían su personalidad y su estética”, afirma Marcos Torres, nieto de Torres García.
Berta era una gran aficionada al cine y a la poesía. En 1955, se casa con Eduardo Jacinto Alvariza uno de los fundadores del Cine Club Uruguay. Fueron años en los que afianzó su predilección por el cine. Fruto de esta unión nació un único hijo, Eduardo Augusto, nombre que revela la admiración que tenía por Augusto Torres.
Era muy comunicativa y en los años 80 convocaba en su casa a las amistades a debatir sobre temas de cine, música y pintura, entre otros.
Una actividad a destacar y que es un reconocimiento de la profundidad de su criterio, fue su nombramiento como vocal de la comisión directiva de la Asociación para la certificación de obras de exalumnos de Joaquin Torres Garcia (ACATG), desde 1993 hasta 1997 aproximadamente.
Fallece en Montevideo en 2008 a los 84 años de edad. Con ella desaparece una intelectual de la pintura.
La obra de Berta Luisi tiene en su profundo interior la huella indeleble de Torres García, sin olvidar el oficio del dibujo del que quedan preciosos ejemplares en sus cuadernos de viaje por Europa. No en vano fue alumna de ese taller y después continuó en estrecho contacto con su hijo Augusto y con Elsa Andrada. La huella en la composición en cuadros, los símbolos, los colores primarios, la paleta terrosa, a veces un poco más luminosa y colorida en los gouaches. También crea un universo propio: catedrales, jardines de piedra, el fondo del mar, ritmos mecánicos…
Década del 70
La década de los 70 es particularmente rica en producción y evolución. Su obra evoluciona a temáticas muy personales como las catedrales entre 1972/73, y proyectos para tapices, diseños para cubiertas de cuero repujado para fosforeras…
No es ajena a la pintura metafísica y de 1978 se destacan tres obras intensamente influidas por esta estética, entre ellas: “Bosque de agujas en blanco, rojo y negro”. Son obras magníficamente ideadas en el mundo irreal… pero desde una mente poética que las personaliza, y en las que se destaca una paleta sobria y plana de color pero sugerente. También comienza una serie “Ritmos mecánicos” y “Fondos de mar”, que ella ejecuta de una forma libre, sin olvidar sus orígenes en un mundo de emociones entre la estética y la poesía.
También nos ha dejado unas poesías muy vanguardistas, de una profunda filosofía…. La poesía fue para ella la base que soporta unas ideas, un pensamiento que se traduce en la plástica…
Exposición
La exposición está magníficamente ideada por la curadora M. Eugenia Mendez y al visitarla, fácilmente se produce una comunión con el espíritu de la artista y sus planteamientos.
Se ha editado un catálogo en el que además de la reproducción de las obras expuestas, se han seleccionado algunos de sus poemas y que incluye textos que denotan la profunda investigación realizada por M. Eugenia Méndez. Ha estudiado 400 obras y han sido numerosos los contactos verbales con las personas que la conocieron y el inestimable valor del testimonio de su hijo Eduardo Augusto.
*Catedrática de Sociología, doctora en Historia del Arte. Crítica de arte. Miembro de AICA Y ACCA.
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